Nancy Mulligan

marzo 10, 2017


Yo tenía cuarenta y cuatro
cuando conocí a la mujer a la que llamaría mía.
Ahora con veintidos nietos creciendo,
en esa casa que tu hermano te comrpó
en el día de verano en el que me propusé
hice ese anillo nupcial de oro de dentista
y le pregunté a su padre, pero su padre me dijo:
"No, no puedes casarte con mi hija".

Ella y yo huimos.
No me importa la religión,
voy a casarme con la religión que amo.
Por la frontera de Wexford.
Ella era Nancy Mulligan
y yo era William Sheeran.
Ella adoptó mi nombre y entonces, fuimos uno.
Por la frontera de Wexford.

Bueno, la conocí en Guy en la segunda Guerra Mundial
y ella trabajaba en la zona de los soldados.
Jamás había visto semejante belleza.
En cuánto la vi,
Nancy se conviritó en mi rosa amarilla
y nos casamos con ropa prestada.
Tuvimos ocho hijos, ya mayores
cinoc hijos y tres hijas.

Ella y yo huimos.
No me importa la religión,
voy a casarme con la religión que amo.
Por la frontera de Wexford.
Ella era Nancy Mulligan
y yo era William Sheeran.
Ella adoptó mi nombre y entonces, fuimos uno.
Por la frontera de Wexford.

Con su racha blanca como  la nieve en su cabello negro azabache,
la he amado durante más de sesenta años.
Ahora nos sentamos al lado del fuego en nuestros sillones.
Sabes, Nancy, te adoro.
Desde que era un chaval de granja de cerca de Belfast
nunca me he preocupado por el rey o la corona
porque encontré mi amor en tierras sureñas.
Te aseguro que no hay ninguna diferencia.

Ella y yo huimos.
No me importa la religión,
voy a casarme con la religión que amo.
Por la frontera de Wexford.
Ella era Nancy Mulligan
y yo era William Sheeran.
Ella adoptó mi nombre y entonces, fuimos uno.
Por la frontera de Wexford.

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