Capítulo 4: Al parecer los personajes educados con gafas son indispensables para los otome

abril 24, 2017


-Nn…
Cuando me despierto ante mí hay un techo que no reconozco. Mientras lo miro recuerdo los acontecimientos de antes que me quedase dormida.
Me siento como si hubiera tenido un sueño de mierda…
Por alguna razón tengo muchas ganas de comer los gyoza caseros de mamá, o el gyuudon o kaarage que siempre traía después de trabajar.
Incómodo por el dolor de caderas, me doy la vuelta y me encuentro con… Cuando veo al hombre dormido me doy cuenta que no es una pesadilla, sino algo real.
Es verdad. Me he reencarnado… Encima, soy mujer.
Se me pasa por la mente escapar de la realidad y volver a dormirme, pero tarde o temprano tendré que enfrentarme a ella. No me queda de otra y me muevo para levantare, pero en ese momento…
-Buenos días, mi princesa azucarada.
-Buenos días…
Tal vez ha estado fingiendo estar durmiendo todo este rato. Él me abraza y se entromete.
-¿Te acuerdas de mí?
-Sí…
Aunque me gustaría olvidarte del todo.
Me toco la cabeza dolorida. A pesar de que las cortinas están cerradas, el fulgor del cabello dorado del príncipe brilla y, por algún motivo, me mira con una sonrisa feliz.
-¿Eh? ¿Dónde estamos? Te presentaste como príncipe heredero de Rigerbrook, ¿pero eso es cierto?
Es imposible, ahora que miro a mi alrededor, que esta casucha pueda ser un lugar adecuado para un príncipe heredero. Bueno, está mejor hecha que la casa de un plebeyo, pero aun así… Por un instante se me ocurre que podemos estar en una posada, pero está claro que en esa habitación se vive.
El príncipe que está totalmente enamorado de mí – o mejor dicho, de Blancanieves – mira hacía aquí con ojos cómo hechizados mientras explica dónde estamos y por qué el príncipe heredero está en una situación tal que así.
Sí, al parecer nuestro vecino, Rigerbrook está en medio de una disputa familiar.
Blancanieves también es una princesa. Aunque su obstinada madre la ha estado tratando como a una criada durante años, ha escuchado rumores de que los problemas de herencia del país vecino. En otras palabras, su hermano pequeño, el príncipe Emilio, le ha exiliado a él, el primer príncipe – Amir Karlos Arold Artibalud von Rigerbrook -  de su país y ahora está aquí, dentro de una cabaña en un bosque un poco más allá de la frontera nacional viviendo una vida acomodadiza.
-E-Esto… ¿No es una situación bastante mala?
-Sí, exacto, es molesto.
Me pregunto si el príncipe que acaba de asentir comprende sus circunstancias.
-Pero, ¿sabes? Emilio es un niño muy bueno. Bueno, tarde o temprano me echará de menos y volverá a buscarme.
No, ni de coña lo va a hacer.
Todo el mundo sabe que el segundo príncipe, Emilio, es alguien ambicioso. El primer príncipe que no es más que un grano en el culo – el príncipe Amir – ha sido deportado y así el segundo príncipe más joven ha conseguido colocarse como heredero al trono, ¿por qué Amir cree que Emilio va a ir a buscarle?
Este chico… Aunque es guapo le falta un tornillo…
Blancanieves escucha la historia del príncipe con los ojos medio abiertos y por fin sabe la identidad del hombre.
Los siete personajes capturables de “Blancanieves y los siete amantes” están creados siguiendo las tramas de los cuentos de los hermanos Grimm. Sabiendo, Gruñón, Mucoso, Tímido, Tontín, Dormilón y Feliz, estos siete enanos… O no, estos son los siete amantes, eso es lo que mi hermana de mi vida anterior me dijo.
Este príncipe que se hace el tonto tiene un noventa por ciento de probabilidad de ser Tontín. El primer príncipe del país vecino es un tonto y es un hecho tan conocido que le llaman: “el príncipe estúpido”.
-Bueno, está claro que tú eres la princesa del país vecino. Blancanieves Ecarat Lenette Calman Revere.
-¿Así que sabes quién soy?
-Más o menos. En general tengo los nombres de la nobleza del continente oeste en la cabeza.
¿Es tonto o no? ¿En qué quedamos?
A lo mejor este príncipe sólo se hace el tonto y en realidad es un hacha… No, es imposible. Después de todo, si así fuera no le habrían echado de su país y estaría viviendo en una montaña.
-Blancanieves, no ha habido día que no escuchase rumores de ti. Piel blanca como la nieve, labios tan rojos como manzanas, un hermoso cabello moreno con brillo de ébano… Desde que te vi por primera vez y te atacó la mucosidad, yo ya sabía quién eras, ¿sabes?
Ya veo, por eso este tío estaba tan sonriente cuando se encontró con Blancanieves…
-Me disculpo si tienes más explicaciones, pero la verdad es que yo…
Blancanieves también le explica sus circunstancias actuales al príncipe. Contestándole cosas como: “ya veo, tiene que haber sido duro”, el tío este y Blancanieves se frotan las frentes suavemente entre sonrisas. ¿De verdad entiende sus circunstancias? ¿O es que no la está escuchando?
Blancanieves, algo irritada, empuja el pecho del príncipe que quiere abrazarla y le habla de una forma algo seca.
-Por eso, aunque te agradezco que me hayas salvado del moco, ahora mismo no tengo nada que ofrecer. No te puedo ayudar, y tampoco tengo el poder de hacerlo. Estoy en una posición en la que no estoy segura ni de cómo me voy a ganar la vida.
Es una pena porque no sólo la voz de Blancanieves es encantadora, su rostro también lo es. Da igual lo enfadada que esté, el príncipe sólo le comenta lo mona que es con una gran sonrisa.
-Si es por eso, no te preocupes, puedes vivir conmigo desde ahora.
-¿Eh?
-Te dije que me responsabilizaría, ¿no?
-¿Eh…?
-Emilio vendrá a buscarme pronto, cuando lo haga volveremos a Riger y nos casaremos, ¿vale?
-¿P-Perdona…?
Le miro con frialdad mientras él me deja un beso en la frente.
Este tío… ¿Está mal de la cabeza?
Me empieza a doler la cabeza.
-Por cierto, hay algo de lo que te tengo que hablar.
Al corazón de Blancanieves se le escapa un latido cuando el rostro de él se torna serio de repente. No, no, seguramente es porque es guapo que Blancanieves le traiciona. Por esta conversación ya debéis tener claro qué tipo de chico es: un tonto de campeonato. Si te casas con alguien así te arrepentirás seguro.
Soy consciente que hay partes de mí que todavía no están del todo de acuerdo con que soy mujer. Aunque me resista y no quiera hacerlo jamás de los jamases, algún día Blancanieves puede que se case con un hombre. Para entonces, al menos quiero casarme con un tío más útil que yo.
Estamos en la edad media un tiempo de conspiraciones y engaños, es un mundo alternativo peligroso, una vez pones un pie fuera hay un montón de monstruos feroces. Si Blancanieves no se casa con un hombre capaz con un gran poder, entonces seguramente se la cargarán enseguida.
Me resisto a vivir como Blancanieves, pero después de todo, no quiero morir. Eso es lo que me importa ahora mismo.
-¿Qu-? ¿Qué?
El príncipe Amir contesta mi pregunta atónita con una expresión extremadamente formal.
-Blancanieves… Estaremos solos hasta mañana por la mañana.
Esto me da mala espina…
-Así que vamos a hacerlo hasta mañana.
-¿E-Eh?
Mucho antes de que Blancanieves pueda comprender la situación, Amir la lanza a la cama. Besa sus labios y empuja algo entre sus caderas.
-¡Ya no me queda veneno, así que no tengo motivos para hacerlo contigo…!
-No, puede que la cantidad de semen no fuera suficiente, así que por si acaso te echaré más en lo hondo.
-¡¿Eh…?! ¡¡N-No puede ser!!
Está despreocupado, tal y como pensaba, ¡está siendo un descarado!
-Además, a ti también te gusta hacerlo conmigo, ¿no?
Su dulce voz grave gotea pasión y cosquillea los sentidos de Blancanieves. Por alguna razón cuando el príncipe me mira con esos ojos entrecerrados como los de un carnívoro acechando a su presa soy incapaz de moverme.
-¡P-Para! ¡No quiero! ¡Me voy a volver loca!
-Bueno, le voy a preguntar directamente a tu cuerpo si le gusta o no.
Cuando pellizca las decoraciones de su pecho el cuerpo de la demasiado sensible Blancanieves vuelve a reaccionar.
-Mira, no le disgusta.
La sonrisa del príncipe se hace más profunda ante los gemidos de Blancanieves.
En serio, ¡¿qué cojones pasa con este cuerpo?!
-¡No…!
-Blancanieves, eres una mentirosa, este sitio de aquí está tan mojado…
Cuando el dedo del príncipe repasa la abertura de Blancanieves, sus caderas saltan. Riéndose de la reacción de ella y escupiendo un: “qué mona”, el muy bastardo levanta los muslos de Blancanieves. Con su lugar secreto ante los ojos de él, el rostro de la muchacha se tiñe de rojo por la vergüenza.
-¡¿Qu-?! ¡Espera un momen-…!
-No voy a parar. Es culpa tuya por ser tan mona.
El príncipe besa su flor algo juguetón.
Durante unos momentos, él juega con las partes bajas de Blancanieves pellizcándola y chupando las paredes, pero cuando se percata de la situación en la que ella está, cubriéndose desesperadamente la boca para reprimir la voz, le retira las manos y empieza a lamer.
-¡Ah! ¡Ah! ¡Ah…!
Una sensación más aguda, como una descarga eléctrica, le recorre el cuerpo a la joven. Ya es inútil esconderse.
-¿No te he dicho que no te contengas? ¡Déjame escuchar tus adorables gemidos!
-¡Ah! ¡N…! ¡No…!
El cuerpo de la muchacha ya es incapaz de resistirse mientras le hace eso y a causa del abrumador placer sus caderas se mueven en el aire. Incapaz de contener la voz. El cuerpo de Blancanieves quiere la cosa de este hombre.
-Te gusta aquí, ¿verdad? Te voy a molestar un ratito.
-Ah, ah, ah. ¡No…! ¡Ya vale…!
-¿Ya vale? Haré que te sientas todavía mejor, ¿vale?
-¡P-Para! ¡N-No…!
Puede que sea porque esta vez no hay veneno que la mente de Blancanieves está mucho más despejada y como esta vez no hay moco afrodisíaco no puede dar excusas. Por eso, la sensación escaladora es algo temible.
-Esta vez estamos dentro así que nos tomaremos nuestro tiempecito y te voy a molestar a fondo.
Los ojos azules del príncipe parecen estar en llamas. La razón del escalofrío que recorre la espalda de Blancanieves… No quiero admitir cuál es.

*         *        *        *        *

A la mañana siguiente me escapo a hurtadillas de la cabaña. No quiero involucrarme en esa mierda de problema de herencia del país vecino. En el peor de los casos, si alguien va a por el príncipe Tontín, me matará a mí también y me rehúso a ello.  Además… No sé cómo decirlo, pero he sentido que mi relación con el príncipe se podía volver algo rara y me he asustado.
Con el cuerpo de esta heroína tan zorril y el tacto de ese príncipe tan atractivo, me quedo incapaz de resistirme. Y lo que más miedo me ha dado han sido las palabras que me ha dicho el príncipe cuando ha llegado la mañana: que otros miembros del harén reverso iban a volver a esa cabaña.
Si no escapo antes de eso, voy a morir.
No he superado el shock de que me haya violado un hombre y que me haya hecho gemir, si vienen más miembros del harén no sé qué va a pasar…
Y esto es lo que está pasando cinco minutos después de huir de la cabaña de la montaña.
Tras escuchar un sonido como de madera y una cuerda, cuerpo de Blancanieves es arrastrado al aire.
-¡¿Ah…?! ¡¿Qué es esto?!
Vale, cálmate, cálmate. Vamos a inspeccionar la situación. Esto es una trampa. Una trampa para osos o ciervos.
Blancanieves ya ha visto este tipo de trampas muchas veces.
Pero, a ver, ¿cómo me bajo de aquí…?
El cuerpo de Blancanieves está atado en la trampa y colgando de un árbol por una cuerda. Bajo sus pies hay un pequeño campo.  Seguramente han puesto esta trampa para cazar a los animales salvajes que intenten acabar y malgastar las verduras.
-Ay, menuda imagen la mía ahora mismo… Bueno, la de Blancanieves.
Tal y como cabe esperar de un eroge, supongo. Como Blancanieves ha luchado contra la cuerda se ha enredado de una forma extraña y de alguna forma ha terminado pareciendo una forma bondage.
La camisa de hombre que le ha cogido prestada a Amir se le ha caído hasta el ombligo y ni cabe decir que sus genitales y muslos están expuestos. Bueno, no quedaba de otra. En la cabaña, después de todo, no había ropa interior femenina.
Aunque he vivido como chica, en mi vida anterior fui un chico, así que no tengo problemas con ponerme ropa interior de chico. No tengo problemas con la de chico, pero definitivamente no me quiero poner la de ese príncipe que he dejado tirado en la cabaña.
-Nn… Uh… ¿Y ahora qué hago?
El especialmente sensible cuerpo de Blancanieves empieza a sentirse raro por el frote de las cuerdas contra sus genitales desnudos.
-Espera, ¿una cuerda…?
Tengo un mal presentimiento…
-Caray, esta mañana parece ser que he cazado un buen trofeo.
Con los brazos cruzados y el pelo negro aparece un hombre con gafas y una forma de hablar educada que parece simpatizar conmigo.
Puede ser… Que esto sea…

Directo al juego de cuerdas del primer ministro.

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