Capítulo 5: Al parecer se ha decidido que el gafotas es un gafotas brutal

abril 25, 2017


-Ya tenemos un animado moroso glotón en casa, que nos hagas esto nos da un poquito de problemas.-Con un tono incapaz de esconder su enfado el hombre se levanta las gafas de plata y la cadenita que colgaba de solo un lado tintilla y se balancea.-La que nos ha estado robando eres tú, ¿no?
-¿Ah…?
¡Ah, ya lo pillo!
Lo entiendo unos instantes después. Blancanieves se ve arrastrada al brutal castigo bondage del primer ministro porque le confunde con la ladrona de verduras. Ah, ya veo, ya lo entiendo… Oye, espera un momento. ¡Eso es un problema!
-¡No es verdad! ¡No he robado ninguna verdura!
-¿Entonces, por qué estás en la trampa? Si no hubieses intentado invadir nuestro campo no estarías ahí.
-Eso es…
Blancanieves abrevia sus palabras.
Unos minutos antes, he pasado por una carretera de montaña que no conozco corriendo mientras chillaba: “¡un harén de sólo chicos! ¡Ni de coña!”. Estaba desesperado. Recuerdo que nunca había corrido tanto, ni siquiera en mi vida pasada, ni en la carrera. Me he metido entre las ramitas gruesas, no era yo mismo, estaba en trance. Entonces, el cuerpo de Blancanieves – mejor dicho el mío – se ha quedado enganchado en el campo.
Le explico mi historia al gafotas, que se burla de mí, omitiendo la parte del harén reverso.
-¿Crees que esto te va a funcionar conmigo que poseo el cerebro de Rigerbrook, Illuminato Riberio Lideo Mild von Viscardi?
¡Gracias por la presentación! ¡Vaya nombre tan largo tienes, como el del príncipe aquel! Aunque siento mucho decir que con un nombre tan largo de estilo occidental no me voy a acordar… Eso pienso pero al parecer, el cerebro de esta protagonista es mucho más inteligente que el de mi vida pasada.
¡Increíble! ¡Eres increíble, Blancanieves! ¡¡No eres sólo sensibilidad!! Si hubiese nacido con el cerebro de Blancanieves me habría ido mejor con los estudios y habría llegado alto…
De hecho, en mi vida pasada suspendí los exámenes de admisión – lo recuerdo con ojos distantes. Bueno, no hay tiempo para esto. Tengo que aclarar este malentendido con este hombre si no quiero tirarme de cabeza a un castigo.
-¡No es mentira, es la verdad!
-Hace un momento me he encontrado con una cosa buena, la voy a usar para hacerte confesar.
-¿Eh…?
Él río lamiéndose los labios.
-¿Qu-? ¡¿Qué vas a hacer…?!
Blancanieves le grita al hombre que parece estar amenazándola apretando los puños y alzando la vista. Sin embargo, su cuerpo tiembla como el de un animalito. Al ver el estado de esta Blancanieves, el corazón sádico del hombre se estimula. Una extraña llama aparece tras el frío cristal.
-¿Sabes lo que es esto?
-¿Qué es…?
La luz del sol que se cuela entre las hojas se refleja en una pequeña jarra que el hombre se saca del bolsillo. Dentro, hay un enorme bicho circular más grande que la uña del dedo gordo de un adulto. En la espalda del escarabajo rojo hay muchos puntos que recuerdan a una mariquita. Pero a diferencia de las mariquitas que conozco, tiene las patas amarillas. También son patas algo más gruesas que se van haciendo más finas para el final, como las puntas de un pincel.
La cara de Blancanieves se endurece involuntariamente al ver las patitas inquietas del bicho.
Blancanieves alza la cabeza temerosa y el hombre le muestra una sonrisa burlona.
-¿Sabes? Este bicho llamado Insecto Lascivo se usa en general para sesiones de tortura o como juguete sexual.
¡¿Un bicho lascivo acaba de aparecer?! ¡Lo conozco! ¡Lo conozco! ¡Lo conozco! ¡Conozco el bicho lascivo! En mi vida anterior cada vez que mi hermana mayor se encontraba con una mariquita se reía y lo miraba con ojos perturbadores.
-Un bicho lascivo… Jojojo… Un bicho lascivo…
Y pensar que ese bicho también es de este juego… ¡Qué verdad tan miserable! ¡Qué descubrimiento tan miserable!
Joder, estoy harto de mi hermana. O sea, si ella fuera la que se hubiese reencarnado en Blancanieves sería la persona más feliz del mundo, ¿por qué me he tenido que reencarnar yo como protagonista…?
Mi hermana mayor, Aki, era una gran fan de este juego. Después de pasarse todos los finales y completar del todo el juego, solía volver a pasárselo muchas veces, hasta el punto de que cada vez que tenía tiempo libro lo ponía. Y yo, su hermano biológico, me enteré de cosas que no tendría que saber.
-Si se ata al clítoris la mujer en cuestión responderá a la pasión del hombre.
-No puede ser…
Hey, este bicho lascivo es la caña. O sea, yo lo quiero. Me gustaría usarlo con una chica cuando me la tire… Pero yo ahora mismo no tengo la cosa… Qué tristeza… Me voy a morir…
-Te lo voy a enganchar.
Dicho eso, el hombre se acerca. Blancanieves deja escapar un chillido involuntario. En los labios del hombre se forma una sonrisa y él coge la cuerda para que los genitales de Blancanieves se balanceen de izquierda a derecha sobre la pequeña colina.
-¡¿Ah..?!
-Vaya cara… Me gustaría que no me instigases tanto.
-N-No… No… Para…
Un estímulo eléctrico y doloroso la recorre conforme él continua acariciándole el pubis y la cuerda le araña el clítoris.
-¡No quiero esto! ¡Para… por favor…!
Blancanieves retuerce el cuerpo queriendo escapar, pero al removerse con tanta ferocidad y al estar suspendida en el aire, sólo consigue que la cuerda se le clave más en lo hondo.
-Ah… Ah… ¡Nn…!
Cuánto más lucha, más se le clava la cuerda y más se hunde en la parte íntima de Blancanieves.
-¿Qué pasa? ¿Ya lo notas?
-¿Qué dices…?
-Esto ya está mojado… Qué chica tan vulgar.
Una vez más, confirmo mi cuerpo de Blancanieves. Sus piernas se abren en forma de M, y la cuerda que la sostiene en el aire pincha sus genitales. ¿Qué voy a decir? Increíblemente, está totalmente empapado.
El néctar que fluye de su lugar privado ya ha mojado la cuerda hasta teñirla de un color mucho más rico que el de otros sitios.
En serio, ¿qué coño es esto?  ¡¿Qué le pasa a esta protagonista con una constitución tan libertina…?!
Si en mi vida pasada hubiese salido con una chica hubiera tenido el mejor final feliz. ¡Qué feliz hubiera sido si me hubiese encontrado con esta chica de repente como le pasó al príncipe! Le hubiese estado muy agradecido a Dios. Pero ahora estoy en la parte de las mujeres.
¿Qué son todas estas paparruchas? ¿Y esta irracionalidad? ¡En serio, que te jodan, Dios!
-¡T-Te equivocas…!
El hombre sacude la cabeza al escuchar mi excusa y se suelta la melena que tenía atada.
-¿Dices que me equivoco?
El hombre se ríe de Blancanieves, estira la cuerda que le roza las partes íntimas a ella y la suelta.
-¡Ay…!
La mente de ella se queda en blanco.
-Vaya, vaya. ¿Qué ocurre? No puede ser que esto te de gustito, ¿no?
-Due-… Duele… P-Para…
-Tú… Zorra.-Susurra el hombre a los oídos de Blancanieves tirando todavía más de la cuerda, y entonces, deja escapar otra vez con mucho más vigor la cuerda.
-¡Ah…!
¿Esto qué es?
-¡Ah! ¡Ah! ¡Ah…!
El interior de la vagina de Blancanieves… tiene espasmos y convulsiones. Aunque se supone que tendría que dolerle, le está gustando. Aunque se supone que tendría que dolerle, se corre.
Da… gustito…
-Que te corras sólo con esto… Parece que te han entrenado para ser un juguete sexual para hombres… Eso es bueno. Entonces, me voy a divertir sin contenerme.
-¡T-Te equivocas! ¡No! ¡Era virgen hasta ayer!
-¿Ah?
-¡Es verdad! ¡No soy ese tipo de mujer…!
¡Esta es mi vida más allá de la muerte, trátame mejor!
El hombre frunce el ceño por mis gritos.
-Eso no debería…-Diciendo eso, tira otra vez de la cuerda y mira el área secreta de Blancanieves. Apartando los pétalos de donde salen los fluidos de amor, el hombre dice.-Vaya, esto es…
-¡Es verdad! ¡En serio, es verdad!
-Me esperaba que fueras un trozo de carne hembra bien usado… Pero, es verdad que todavía queda un rastro de himen… Todavía hay señales de sangrado y queda un poco de membrana.
¡¿Cómo sabes eso?! ¡No-virgen!
Aparte de ese princesa, este primer ministro es, sin lugar a dudas, experimentado. Además parece haberlo hecho mucho. Es imposible que sea virgen. Ni de coña. Yo, que me morí siendo virgen, lo garantizo.  Aunque me he convertido en mujer, es imposible que con solo echarle un vistazo a una vagina sepa si es virgen o no. Y tampoco puedo saber si se la han beneficiado varias veces o es una zorra. Pensando en ello, mi hermana me dijo una cosa…
La mayoría de juegos otome albergan hombres atractivos que por alguna razón son vírgenes y otros que son de todo menos vírgenes. Los protagonistas que no lo son, tienden a ser entendidos en cuanto a mujeres que cuando conocen a la protagonista conocen lo que es el verdadero amor y les nace el deseo de monopolizarla. Entonces, se  suelen poner celosos, cambiar su visión sobre las mujeres, desconcertarse por su propio cambio y por fin, seguir la ruta que lleva a hacer que el corazón de las jugadoras tiemble.
-Ni de coña. Los gigolos son gigolos.
Cuando le dije eso a mi hermana me pegó.
-¡Eso no es verdad! ¡Illuminato es muy honesto! ¡Es súper masculino!
Qué recuerdo tan nostálgico.
Ah, o sea que este es el Iluminato al que mencionó…
Pelo negro, nariz alta y ponteada. Apariencia alegre pero ojos fríos e intelectuales. Las gafas plateadas le quedan muy bien.
Objetivamente, desde el punto de vista de una jugadora otome la belleza de ese príncipe no tiene quejas y es del tipo que le gustaba a mi hermana.
El atractivo primer ministro todavía medio duda, medio cree a Blancanieves.
-¿De verdad?
-¡Sí! Ayer me atacó un moco lila claro venenoso. Por suerte, me salvó alguien que pasaba por ahí y para neutralizar el veneno tuvo que soltar su esperma dentro… ¡Hasta entonces seguía siendo virgen! Por eso, te lo ruego, ¡no me hagas nada raro! ¡De verdad que no he robado verduras!
Los ojos del hombre brillan al escucharla.
-¿Lila claro…? ¿No rosa claro…?
-No, era lila claro, pero… ¿Pasa algo?
Llevándose la mano a la barbilla, él se comporta como si estuviese considerando algo.
-Bueno, da igual cuál sea.
-¿Eh?
-Desde que me fui de la capital no he tenido mujeres, así que esto me va bien. Haré que pagues las pérdidas con tu cuerpo.
Blancanieves se estremece a la vez que sus partes bajas que también están empapadas de un calor obsceno al ver al hombre sacar al bicho de la jarra.
Los sonidos de los pájaros revoloteando hacen que el árbol se sacuda. No sólo el árbol, el bosque entero parece sacudirse.
¿Por “cuerpo” se refiere a eso…?
-¿E-Eh…?
Blancanieves inclina la cabeza como si no entendiese nada y en su rostro alberga algo similar a una sonrisa pura, pero, en cuanto ve los ojos del hombre, sabe que no tiene intención de dejarla escapar.
Los ojos que Illuminato, el primer ministro, tiene ahora mismo son  los mismos que tenía el príncipe en aquel entonces: en otras palabras tiene unos ojos goteando deseo.
¿No puedo huir…?
La cuerda sujeta el delicado cuerpo de Blancanieves como diciendo:
-Sométete ya.
Y yo, que no sé cuándo rendirme, gimo y gruño.

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