Capítulo 8:

abril 28, 2017

Ji Wen mostró una mirada confundida por donde se había marchado la chica y escupió un: “irrelevante” con frialdad.
Puede que la respuesta fuera grosera pero para Chen Yi y Ji Wu fue como si tuvieran que levantar una montaña sobre sus hombros. A Chen Yi se le iluminó la cara.
-Sí, sí, irrelevante. Hermano, con tu permiso nos vamos…-Insisió a Ji Wu que le siguiera y rápidamente se marcharon.
Ji Wen observó cómo se alejaban y justo apareció la imagen de la jovencita en la puerta de su estudio imperial. Su apariencia era pura y nueva, astuta y pícara y al mismo tiempo inocente y hermosa. La sonrisa que se formó en sus labios mientras pensaba en ello no era del todo inocente.
De nuevo, volvió a mirar hacia donde se dirigía ella e inconscientemente murmuró:
-Bueno… Un poco…
El eunuco detrás de él no le escuchó con claridad.
-Su alteza, ¿ocurre algo?
Ji Wen volvió en sí.
-Nada. Vamos a la sala de entrenar.

*         *        *        *        *

Un hombre y una mujer que caminaban por las ajetreadas calles. Vestido de buenas ropas, un temperamento noble y andares que no conseguían ocultar su apariencia, el hombre dirigía la mirada a la mujer que aunque hermosa vestía ropas simples y parecía ser torpe pues al caminar le pisaba la túnica a él.
-Oh… Perdona. Es que vas muy rápido.-El corazón de Ming Luo era un completo caos.
¿Quién era? ¿Por qué le estaba siguiendo? Era ridículo. El hombre parecía atractivo y gentil pero había algo en él que le ponía la piel de gallina. No se sentía a salvo.
Por fin el hombre detuvo sus pasos.
-Tontita, sé lo qué estás pensando. No te preocupes, encontraré la forma menos dolorosa.
Ming Luo se sorprendió. Su tono era majestuoso pero su corazón se asustaba. ¿Qué quería decir con lo de “forma menos dolorosa”? ¿Exactamente para qué? Ahora sentía que debía huir. Le miró nerviosamente con los ojos llenos de confusión y alerta.
Ye Tian la miró y con un tono que rebosaba dulzura como si hablase con la mujer a la que más ama en este mundo dijo:
-Era broma. ¡No pensaba que te ibas a asustar tanto!
Ming Luo se quedó callada. Todas las mujeres que pasaban la miraban con odio y críticas.
Oh… No sé… Por favor, que alguien me ayude…
Al ver que Ming Luo no le respondía, él la miró como si pudiese leerle el pensamiento. Sus ojos se llenaron de tristeza.
-Vale… Ah… Es culpa mía por mi broma de mal gusto. Voy a ir más despacito. ¿Contenta?
¡Pues no!
-Hey, ¿de qué familia es?
-Seguramente de una familia digna. Que pena que la chica que va con él sea tan… así, sí…
-Ah, qué guapo…
-¿Qué brujería habrá usado la chica?
-A la gente les ciega la apariencia, eh…
Ming Luo escuchó sus susurros.
-Haz… Haz lo que te de la gana.
Ye Tian lo escuchó y sonrió magnificentemente, cegando a los que les rodeaba. Ming Luo también anduvo frustrada. Nadie había notado la sonrisa diabólica y esa mirada asesina que tenía.
Ming Luo le miró hostil.
-¿Qué pasa?-Preguntó él con dulzura.
-¡Eh…! ¡Nada!

*         *        *        *        *

Mientras tanto, en palacio…
-¡Bastardo! ¡Espera a que te pille! ¡Te mataré!-Rugió Ji Wu.
Chen Yi corría delante de él.
-Jaja… Su alteza Wu se impacienta. Las desventajas de ser bajito.
Ji Wu resopló.
-¿Quién es el bajito? ¡Seguramente tú!
-¡Vale, vale! Espero que esa chica siga viva porque sino nos matarán a los dos.-Le gritó Chen Yi.
-¡Tú eres la que la eligió! De todos los prisioneros has tenido que elegirla a ella.-Dijo Ji Wu enfadado mientras perseguía a Chen Yi.
-Hermano no se ha acordado de ella esta mañana. ¿Cómo es que de repente se acuerda?-Dijo Chen Yi mientras Ji Wu repasaba los ojos por encima de los criados.

-Traidores… ¡Alto!

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