Capítulo 99 y 100: Volviendo a expresar sus dudas

mayo 05, 2017


-Explotar.
-No lo acabo de pillar pero sé que me has dicho alguna grosería, ¿vale?
Eso le respondió Dale a Wind que habló mientras le miraba desde los pies de la cama y entornaba los ojos. Aunque pedirle decencia a un animal puede ser algo absurdo, ¿realmente está mal pedírselo a una bestia tan anormal?
-Ah, sí, Latina… Después de esto, ves a que Rose te haga una revisión. Aunque no sea nada grave, estoy infectado, así que… No puedo decir con toda la seguridad que no lo vayas a pillar.
Aunque había pocas posibilidades de ello, existían y eso le preocupaba por lo mucho que atesoraba a Latina. Sin embargo, Latina sonrió al ver a un Dale tan preocupado y dijo:
-No pasa nada. A mí… No me afecta la discapacidad mágica.
-¿Eh?
Latina respondió a un Dale atónito como si fuera algo obvio.
-Puedo tener enfermedades suaves, pero nada que sea muy hiriente como la discapacidad mágica. No voy a pillar nada grave. Nada que ponga en peligro mi vida.
-¿Y eso?
Era algo que él no había escuchado jamás. No obstante, Latina puso una cara de desconcierto por la pregunta de Dale.
-Eso es lo que Rag me dijo. Es como eso de que a los que tienen la protección de los dioses no les afecta el poder del Señor Demonio; a los protegidos por las leyes del destino tampoco les afecta el poder del Señor Demonio… Eso es lo que me dijo.
-No… Nunca había escuchado algo así.
-¿De verdad?
Por “aquellos con la protección de los dioses” se refería a aquellos con un rango alto de protección divina. Sin embargo, Dale no tenía ni idea de lo que la joven quería decir con “aquellos protegidos por las leyes del destino”. Pensando en ello, Dale sentía que la joven ya había mencionado algo así de estar protegida por el destino.
-Latina… El destino que te protege… ¿Qué es?
-No… lo sé.
Necesitaba un poco más de tiempo antes de poder responder.
Él se tragó sus deseos de preguntarle. Si hacía lo que le dictaban sus sentimientos y le lanzaba preguntas entonces podría provocar que ella se cerrase en banda. La chiquilla era terca de una forma extraña. Si cometía un error, seguramente no volvería a hablar sobre el asunto nunca más.
-Latina… Es algo que… ¿podría hacerte daño?
-No lo sé…
Latina se repitió y miró a Dale. Con sus propios ojos vio que él tenía cierta preocupación y entonces, su rostro se cubrió de preocupación.
-Eh, ¿sabes…? No lo acabo de entender, pero… Es algo que para mí ha sido normal desde que nací, y mis padres me lo explicaron como algo normal, así que… No sé la diferencia entre esto y las otras personas.
-Ya veo…
Dale no podía seguir investigando llegados a este punto. Como Dale poseía la protección divina la entendía un poco porque él mismo también tenía su protección como “esa cosa”, y era un poder que simplemente entendía. También sabía lo difícil que era explicárselo a los demás, sobre todo a aquellos sin un poder similar. Y así, Dale decidió volver al tema anterior. Uno que se había atrevido a sacar y que no le habían contestado bien.
-Así que… Latina. ¿Por qué… estás aquí?
-¿Eh?
-O sea, cuando llegué a la capital, le pedí a Gregor que contactase con Kroix y… Sólo han pasado tres días. El tiempo no coincide, ¿sabes?
Esa era la razón por la que Dale se extrañaba de que Latina estuviera ahí. El viaje para él que se le daba bien montar a caballo, llevando a la bestia al límite y usando magia de recuperación, tardaría como dos días. Siendo Latina que no sabía montar seguramente le costaría una semana llegar asumiendo que todo fuera bien en su viaje. No importaba lo mucho que pensase en ello, el tiempo no encajaba.
Cuando Dale señaló eso, Latina se sobresaltó y se puso rígida. Él recordó esa reacción y su semblante. Era como el de cuando Latina era una niña pequeña y salía a jugar con sus amigos para gastar bromas y trazar pequeñas conspiraciones propias de su edad. Una reacción fácil de entender.
Caray, hasta lo fácil de leer que es es adorable, pero… ¡Está tramando algo! Aunque estoy seguro que si cayese en su trama a propósito su reacción sería adorable…
A pesar de que eso es lo que estaba pensando, Dale no permitió que sus sentimientos se reflejaran en su expresión y preguntó otra cosa.
-¿Te has ido de Kroix sin decirles nada a Kenneth y al resto?
Si así fuera, sinceramente no podría enfadarse con ella sabiendo que él mismo había huido de ella. Sin embargo, Latina sacudió la cabeza.
-No. Kenneth me dio permiso. Me dijo que si iba a la capital tendría que prepararme bien.-Fue las siguientes palabras que ella dijo lo que hicieron que Dale empezase a sudar.-Pero me dijo que si intentase huir por acto reflejo no habría estado bien y que se habría enfadado conmigo…
Aunque no tenían relación sanguínea, era cierto que en ciertos aspectos eran muy parecidos.
-Y… ¿Qué has hecho?
-Mmm, bueno… Eh… Wind y yo, sabes…
La mirada de Latina se paseaba por todos lados, titubeante, pero unos instantes después pareció lista y empezó a narrar su historia como si estuviera confesando sus pecados.
A su lado, su bestia mágica respondió con energía.
-¡Guau!

*         *        *        *        *

En la carta que llegó a Kroix desde la Capital había un mensaje simple y escueto; pero notificaba que la condición de Dale no se agravaría ya que los sacerdotes de alto rango de Nili, como Rose, le estaban tratando. No obstante, Latina estaba en un estado de pánico furioso. Kenneth al notar que Latina estaba a punto de intentar salir corriendo del Ocelote la obligó a quedarse por la fuerza.
-¡Latina!
-¡No! ¡Suéltame! ¡Dale! ¡Voy a ver a Dale!
Kenneth no aplicó mucha fuerza por lo que ella podía balancearse pero Latina cambió la forma con la que le miraba.
-¡Suéltame!
Kenneth también percibió un brillo peligroso en sus ojos grises y gruñó con una voz tranquila y con voluntad.
-No.
Latina se estremeció algo sorprendida. La voz de Kenneth, como alguien que solía dirigir grupos de aventureros, tenía una fuerza que sólo conseguían aquellos que compartían su mismo pasado.
-Latina… Si vas a ir a la Capital no seas tan atolondrada…
Rita, que no había podido interrumpirles, abrazó a Latina desde atrás con el rostro blanco como la leche. La joven no podía apartar a la embarazada así que Kenneth retiró los brazos.
-Pero… Pero…
-Si vas a la capital que sea después de prepararte como es debido. Ya sabes que viajar no es tan fácil si no vas con ropa de viaje y tu itinerario, ¿no?
-¿Eh?
-¿Kenneth?
Al escuchar su respuesta, no sólo Latina estaba sorprendida, Rita también. Kenneth no le prestó atención de sus reacciones y se dio la vuelta para mirar a los clientes regulares de la tienda.
-Gilbester, ¿tienes conocidos de confianza en la capital?
-Unos cuantos.
-En ese caso, recomiéndame a Latina. ¿Hay alguno que conozca los caminos?
-Sí, tengo un cliente allí.
-Quiero saber los movimientos más recientes de por ahí y las posadas en las que se pueda quedar una jovencita sin peligro.
-En ese caso espérate a esta noche. Le preguntaré a otra gente para tener todos los detalles.
-Gracias, y también…
Latina le interrumpió en pánico al ver a Kenneth dar ordenes bruscas. Su rostro tenía una expresión de sorpresa nunca vista.
-K-Kenneth…
-¿Qué?
-¿No vas… a pararme?
-¿Quieres que lo haga?
-No. Quiero ir…
-Pues entonces tienes que prepararte como es debido. Ves a hacer las maletas. Luego te echaré una mano.
-V-Vale…
Rita volvió en sí después de que Latina corriese a su habitación como saltando y miró a su marido culpándole.
-Kenneth, ¿en qué piensas…?
-Taly como está ahora, aunque intentes pararla; se escaparía. Si va a hacer algo temerario mejor que se prepare bien y ayudarla tiene mayor posibilidades de éxito.
El rostro de Latina poseía una expresión determinada, como si nada pudiese detenerla, ni siquiera Kenneth. Ese era el peligro que había.
En ese momento, aunque la persuadieran y convencieran de algún modo, seguramente acabaría yéndose a la capital. También había un límite hasta el que podían vigilarla. Por supuesto, podrían haberle explicado su situación a los porteros; pero no querían que la interrogaran demasiado en las puertas.
-Sinceramente, casi tengo ganas de pedirles a un grupo de aventureras que la acompañen, pero…
Gilbester también tenía una expresión pesada mientras escuchaba a Kenneth murmurar.
-Eso sería bastante difícil…
En comparación con hombres, había muchas menos aventureras. Además, sería imposible reunir a un grupo de aventureras de confianza.
-En lugar de dejar a Latina en manos de un grupo de hombres asquerosos… Lo mejor sería dejar que Wind la acompañase.
-¿Guau?
Dijo Kenneth de mala gana girándose hacia el perro que había aparecido al escuchar el caos. Gilbester también suspiró en respuesta.
-Estás cosas no tienen nada que ver con la edad.
No podían eliminar la posibilidad que los aventureros, que eran de todo menos caballeros, intentasen aprovecharse de Latina pretendiendo consolarla.
-Aunque creo que Latina se las apañaría incluso yendo sola. Lo que más me preocupa es su seguridad.
-¿Es buena maga?
-Parece que ha aprendido magia ofensiva y defensiva. Sabe cómo protegerse. Por eso mientras tenga tiempo para recitar sus hechizos no pasa nada.
-Entonces… A lo mejor este perro es un buen guardaespaldas.
-¿Guau?
Wind, que tan sólo había comprendido que de alguna forma era el tema, inclinó la cabeza a un lado, desconcertado.

*         *        *        *        *

-Gilbester, ¿cómo lo hacen los domadores de bestias para entrar a sus bestias a la ciudad?
-Yo tampoco estoy muy seguro. Pero si no recuerdo mal, hay una especie de artilugio mágico para eso. Hey, ves y llama a Kevin.
Después de eso, Gilbester llamó a un domador de bestias que conocía.
-Ah, caray.
Rita, que había estado callada todo este tiempo, pareció volver en sí. Se giró hacia el tablón de anuncios del dios verde, Ahdar, y empezó a reunir información sobre los acontecimientos de los alrededores. La buena mujer sabía que Latina era una chica terca y persistente cuando se trataba de lo irrazonable, así que llegó a la conclusión que si iba a haber peligro de todas formas, lo más constructivo sería cooperar.
Kevin, el domador de bestias, a quien Gilbester había llamado apareció dentro del Ocelote Bailarín con un lobo de pelaje negro detrás de él. Sus compañeros, los lobos, en realidad eran una pareja pero la hembra había dado a luz en primavera y estaba descansando y cuidando del cachorro.
Wind, al ver un animal intruso en su territorio, adoptó una apariencia amenazadora desde la sombra de la barra. El lobo negro actuó como si no fuera consciente de la presencia de Wind, pero sus orejas se sacudieron ferozmente.
-Ese es el artilugio.-Kevin señaló al grueso cuello del lobo donde había un collar con una placa de metal.-Sinceramente, esto es una cosa que las bestias odian por instinto. Por eso, las bestias que lo llevan demuestran que, una de dos, las estás controlando con magia o están estrictamente entrenadas y domadas. Si tienes que llevar a la ciudad una bestia contigo, esto es lo mínimo.
-Entonces, ¿si Wind se pusiera esto podría viajar con Latina?
Kenneth, que le estaba dando vueltas al artilugio que Kevin le había preparado, se lo acercó a Wind para que lo viera. Este esnifo y, en efecto, mostró disgusto expresando sus sentimientos habilidosamente a pesar de ser una bestia.
-No. Es asqueroso.
-Elige. ¿Quieres quedarte en casa lejos de Latina, o ponerte esto e ir con ella?
-Puedo hacerlo. Puedo hacerlo si me lo propongo.-Una respuesta inmediata tal y como Kenneth había planeado.
-Ya había oído hablar de ello pero… Incluso sin magia… ¿Cuán ridículamente fuerte es la voluntad de las bestias místicas?
-Estoy bastante seguro que si piensas en ello se te irá la olla. Después de todo, es la chiquilla.
Todo lo que Gilbester pudo hacer mientras miraba a Kevin que se agarraba la cabeza ante una escena tan ridícula fue dedicarle un vistazo lleno de compasión.
Y así, las preparaciones avanzaron a buen ritmo. La mayoría de cosas que preparó Latina fueron lo que se había llevado cuando fue a Tisroh. Aunque su capa le iba un poco corta, decidió llevársela por ser un excelente artilugio mágico. Llegó a la conclusión que como no era la estación fría y el diseño de la capa no llamaba mucho la atención no haría falta llevarse nada más.
-Latina, tienes tus cosas mágicas, ¿no?
-Sí, pero puedo usar magia sin ellas así que no es para tanto.
-Es verdad, sin embargo, es una forma de enseñarle a los demás que eres una maga. Aunque sea por aparentar, así pareces una aventurera.
-Porque menosprecian a las viajeras.
-Exacto.
Lo que Dale le había comprado era un mero objeto para que los niños practicasen con la magia, pero era más que suficiente en comparación a lo que los aventureros novatos llevaban. Era un artilugio que haría que el resto se la mirara dos veces antes de burlarse de ella aunque estuviese viajando sola.
Latina, que aceptó la ayuda de los clientes habituales y la de Kenneth y Rita, se marchó hacia la parada de carros de Kroix – no había ningún carro que fuera directamente a la capital, así que tendría que hacer transbordo – cuando de repente, se detuvo.
La muchacha miró a su alrededor inquieta, asegurándose que nadie podía verla y se agazapó al lado de Wind.
-Hey, Wind.
-¿Guau?
-Quiero probar una cosa… No se lo digas a nadie.
-¿Guau?
-¿Crees que pueda montarte…?
Cornelio se lo había enseñado a hacer una vez. Además, la carretera de Kroix hasta la Capital estaba hecha a propósito para ser más larga y encima, sería abrumadoramente más rápido viajar por los puentes y la geografía de la tierra en línea recta sobre un dragón volador. Sabiendo todo esto, Latina se planteó si podría tomar los cielos con la fuerza de su amigo en lugar de ir en carro.
-Puedo usar mi magia de reducción de la gravedad y mi barrera. E intentaré con todo lo que pueda no ser una carga, Wind. ¿Te importa si lo probamos un poquito?
-¡Guau!
A pesar de que mantener en marcha diversos tipos de magia durante periodos largos de tiempo era algo fuera de lo normal, no había nadie a su alrededor que pudiera criticar su idea. Ninguno de sus tutores, los adultos, habrían siquiera pensado en semejante idea, una idea tan absurda e imprudente.
La moza salió de Kroix con Wind y practicó varias maniobras aéreas varias veces a una baja altitud. Después de eso, empezaron su viaje por los cielos.
Wind, al ser un cachorro, volaba más lentamente que un dragón adulto especializado en vuelo y tampoco podía volar durante mucho rato. Latina, por su parte, también necesitaba descansar de tanta magia. Tanto la muchacha como la bestia descansaron lo suficiente sin sobres forzarse, se alojaron en un pueblo del camino durante una noche y al día siguiente llegaron a la capital. Ni cabe mencionar que todo esto fue extremadamente rápido.
Latina se dio cuenta que estaba fuera de lo normal por lo que aterrizó fuera de la capital y se dirigió al pueblo a pie. No quería cometer un crimen sin querer y que por tanto los soldados la intentasen aplacar. En comparación con Kroix, en la capital era difícil hasta pasar las murallas. Sin embargo, los aventureros eran admirados. Los remitentes de las letras que Gilbester había preparado eran todos distinguidos e incluso el propio Gilbester era extremadamente famoso a pesar de lo que sugería su apariencia.
El collar de Wind también era un bien extremadamente alto así que su inspección fue rápida. Pero antes de que pudiera introducirse en las calles de la capital, que veía por primera vez, se entristeció.
-¿Qué vamos hacer desde ahora…?
-¿Guau?
Precisamente era porque su amigo estaba a su lado que la muchacha no podía olvidar sus preocupaciones. Era algo que Kenneth le había dicho de antemano. Que, a pesar de llegar a la capital, cabía la posibilidad de que no la dejaran ver a Dale. Los que estaban a su lado eran la élite de la élite incluso entre la capital. Después de todo, Dale se alojaba en la mansión del duque Eldishtett. Estaba claro que una chiquilla cualquiera del campo no pasaría de la puerta. Incluso con las cartas que había preparado Gilbester le sería difícil, pero al menos, le darían la oportunidad de hablar con alguien de la casa del duque.
-¿Qué voy a hacer…?-Murmuró mientras pensaba.
Y entonces, Latina recordó que había alguien con quien iba a hospedarse en la capital.

*         *        *        *        *

-…Y entonces, se me ocurrió que la señorita Rose también sabría esto y fui a visitar el templo del dios Índigo, Nili… ¿Dale? ¿Qué pasa?
-No… Es sólo que… Dame un momento para procesar…
El papel del “perrito” había sido mayor de lo que se había imaginado. Dale, que escuchaba la confesión de Latina, tenía la cabeza entre las manos.
¿Acaso la muchacha comprendía lo ridículo que era que hubiese intentado viajar por los aires a pesar de no ser una maga con el atributo del control y a pesar de no haber recibido ningún entrenamiento?
Si se lo pensaba todavía más, tendría que replantearse lo que era de sentido común para Latina. Era todavía más ridículo que en lugar de tener una relación de dueña-criado, con su bestia, tuviese una amistad. Esa experiencia consiguió dejarle atónito incluso después de haber estado con ella durante tanto tiempo.
Y además, ¿cómo se supone que le voy a explicar a su alteza el duque todo esto? Ya me empieza a doler la cabeza…
Latina observó a Dale, que gruñía, e inclinó la cabeza a un lado. Le buscó la mirada y sonrió.
-¿Qué pasa…?
-Nada.-Su expresión de felicidad no cambió ni cuando dijo eso.
Pensando en ello, Dale recordó lo que Latina siempre decía.
“-O sea, después de todo, estoy con Dale.”, eso es lo que siempre decía con una sonrisa feliz.
-Bueno, ya se hará de alguna forma.
Una vez más se dio cuenta que estaba junto a su súper adorable Latina y en vez de “¿qué pasará?”, se preguntó “¿qué voy a hacer?”.
Dale se dio cuenta de que sus mejillas se calentaron y murmuró.

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1 comentarios

  1. Han pasado 84 años ,eh esperado como mas de un mes pero valió la pena gracias por traducir esta novela

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