Capítulo 18

julio 07, 2017


–Cuánto tiempo sin vernos, Xiao el de la cicatriz.
Un hombre de treinta y cuatro años y apariencia fuerte sentado en una de las lujosas habitaciones privadas de Jin Ting saludó a Xiao Li mientras disfrutaba de un cigarro despreocupadamente.
–Soy un ciudadano que respeta las leyes, así que es mejor que no nos veamos muy a menudo.
Xiao Li sonrió y le siguió la broma mientras se sentaba.
–Capitán Wu, ¿qué haces aquí tan temprano?
–Para daros esto. – Wu Qing Hua abrió el maletín que tenía a su lado y sacó un sobre grueso. – ¿Cómo os voy a dar documentos secretos en las narices del jefe Zhou cuando lo he sacado todo se su oficina?
Xiao Li cogió el sobre echándole un vistazo rápido y sonrió.
–Ya entiendo, si el jefe Zhou no lo ve significa que desconoce la situación.
Wu Qing Hua asintió con la cabeza echando humo.
–¿Por qué no lo abres y le echas un vistazo?
Xiao Li sacudió la cabeza.
–Capitán Wu, me tienes en muy alta estima. Aunque lo mire no entenderé nada.
–¿Qué no ibas a entender? – Wu Qing Hua cogió el cigarro con dos de sus dedos y se inclinó para coger el sobre. – ¿O tenéis algún especialista en este tipo de cosas? ¡Joder! La mafia de hoy en día tiene mucha gente competente. – Dicho esto, abrió el sobre. – Toma, puedes mirar el informe del laboratorio. Es de la sangre que te sacaron ese día.
Xiao Li frunció el ceño y se acercó para mirarlo mejor; poco después dijo:
–Capitán Wu, de verdad que no entiendo lo que estoy mirando.
–Si no entiendes los números al menos mira la conclusión. – Wu Qing Hua abrió los ojos y señaló la conclusión antes de leerla en voz alta. – Este componente químico paraliza los nervios y evita que el individuo controle su propio cuerpo aunque tenga la mente totalmente despejada. Es difícil de encontrar en esta provincia, pero en la vecina y en las sureñas es más común. – Estalló en carcajadas antes de proseguir. – En la mayoría de casos se usa en los bares. Me preguntaba cuál sería el motivo para este crimen y resulta que es tu culo.
Si la penumbra de la habitación no ocultase los rasgos de la cara, hubiese sido posible ver la oscuridad de Xiao Li. Las venas de sus sienes destacaban, tan gruesas como raíces, pero siguió manteniendo la sonrisa permitiendo a su acompañante seguir riéndose.
Wu Qing Hua continuó riéndose hasta que recordó algo de repente. Bajó la vista y hojeo el montón de papeles, entonces, sacó una foto y preguntó.
–¿Y a quién ha salvado este héroe?
Xiao Li miró la fotografía; era la captura del monitor de tráfico del vecindario del Arco del Triunfo. Aunque la calidad no era buena seguía siendo suficientemente clara como para distinguir a Qi Xiu Yuan llevándole en la espalda y parando un taxi.
–Esto no lo mencionaste cuando hablaste con la policía. – Xiao Li tamboreó el dedo en la mesa. – ¿Se puede evitar que lo impliquen en el asunto?
Wu Qing Hua le dio una calada a su cigarro, estrechó los ojos y le miró con seriedad antes de hablarle en un tono de oficio.
–Xiao el de la cicatriz, este asunto es bastante serio. Como han atacado fuera de los terrenos habituales, las oficinas le han dado mucha importancia. – Sonrió. – No te creas que nuestra interfaz no es capaz de hacer nada más que cubriros, somos muy serios con lo de investigar criminales.
Xiao Li se río un poco.
–Creo que el capitán encontrará alguna forma.
Wu Qing Hua cambió de tema.
–Bueno, si hay algún pez gordo da la orden de destruir todo el material relativo a esta persona, nadie se atreverá a decir nada. También son muy listos, ¿sabes? Entenderán lo que significa.
Xiao Li dijo:
–Pues te molestaré con eso, capitán Wu. Nos serás de gran ayuda con esto. Lo daremos las gracias en condiciones.
Wu Qing Hua había estado esperando esa frase en concreto. Aliviado, asintió.
–Me alegro. Ahora les llamaré. – Miró el reloj. – El jefe Zhou debería llegar pronto con unos hombres. No hace falta que me hagas compañía, vuelve a ordenar estos documentos, rápido.
Xiao Li aceptó, entonces, se levantó y ordenó los documentos que había por la mesa. Se metió el sobre en el traje y se dirigió a la sala de estar. Una vez ahí, se apresuró a sacar todos los archivos relacionados con Qi Xiu Yuan y los revisó. Después de verificar que el impacto que tendría en el análisis, cogió todas las hojas, las hizo trizas y las tiró al váter.
Su móvil vibró. Mientras tiraba de la cadena, lo sacó para mirarlo. Era un mensaje de Qi Xiu Yuan.
–¿Por qué no me habías dicho que te habían dado el alta del hospital? Si puedes, llámame; sino, respóndeme. Cuídate y recuerda no beber alcohol.
Xiao Li volvió a mirar el reloj por segunda vez, entonces, sonrió. Su dedo pulsó el botón de llamada.

*        *        *        *

–Al final ese mocoso ni siquiera ha terminado el trabajo y ha sido un sinvergüenza conmigo. – Dijo Qi Xiu Yuan con rencor. – Entonces se ha ido corriendo de mi oficina y ha esparcido el rumor de que he usado el examen para perseguirle. Hasta ha tenido las agallas de decir que si le obligaba a escribir el trabajo de castigo se autolesionaría.
Xiao Li estaba muy entretenido y se río de corazón. Después de tantas carcajadas dijo:
–No hace falta que le digas tanta cosa, deja que te enseñe. La próxima vez haz esto.
Se levantó, puso una de sus manos firmemente sobre la mesa y con la otra agarró del cuello de la camisa a Qi Xiu Yuan, tirándole hacia adelante como amenazándole. Se calzó una apariencia feroz, su sonrisa albergaba un aura siniestra y prosiguió:
–¿Autolesionarte? ¡Aunque te castres tendrás que acabar tu puto trabajo!
Qi Xiu Yuan estalló en carcajadas y unos momentos más tarde habló.
–Pues yo también te enseñaré una cosa. La próxima vez que un agente de policía te hable como si estuviese de servicio síguele el rollo, y ahógale con todo lo que sabe. – Entonces, puso una expresión seria y tranquila, y continuó. – Comandante Wu, no volveré a causarle problemas.
Ambos se miraron y sonrieron simultáneamente, entonces, el sonido de la risa resonó por la cafetería.
El viento, fuera, provenía del mismo rio y soplaba con suavidad.
Qi Xiu Yuan echó un vistazo fuera antes de darse la vuelta y permitir que su mirada cayese sobre Xiao Li.
–¿Quieres echar una partida al billar?
Xiao Li miró su reloj de pulsera.
–Mañana por la mañana tengo que ir a por alguien y hablarle en serio.
–Entonces… – La voz de Qi Xiu Yu se suavizó. – ¿Qué te parece dar un paseo por la orilla del río?
–Vale. – Xiao Li se levantó con energía.
Caminaron lado a lado.
–Xiao Li, ¿por qué siempre llevas esta camiseta?
Xiao Li bajó la cabeza para mirarse su propia vestimenta.
–Porque el resto de mi ropa son todo trajes. Esta es la camiseta que llevaba cuando me uní a una persona.
Qi Xiu Yuan alzó las cejas con sorpresa.
–¿Llevabas esta camiseta en la mafia? Es muy…
–Muy refinada y extravagante, ¿verdad? – Xiao Li rió. – Estaba muy barata así que me compré una docena o así de golpe. No me esperaba que a todos los estudiantes les gusta llevar este tipo de camiseta. Así que no me gustaba llevarla cuando iba a pegar a alguien, da igual lo fuerte que les diera, yo no estaba contento, sobretodo porque parecía que estuviera llevando el uniforme. – Hizo una pausa con un suspiro tristón. – Después de eso me convertí en el líder y un hermano pequeño muy dedicado me compró ropa. Me dijo que el traje sumaba estilo y aires, así que desde entonces siempre me compraba trajes…
Qi Xiu Yuan le miró.
–Tampoco pasa nada porque te compre otra cosa. Para ir al billar no hace falta el traje.
Xiao Li no respondió y sus ojos vagaron a otro sitio; un momento más tarde añadió en voz baja:
–Está muerto.
Qi Xiu Yuan no volvió a hablar. El silencio entre ellos era como una suave brisa. Ambos anduvieron callados por un caminito corto; acompañados de los sonidos de los pasos y las voces de otros peatones que disfrutaban de las tiendecitas y el paisaje que se alineaba en la orilla del río.
No había luna, sin embargo, en la oscuridad nocturna brillaban una cantidad incontable de estrellas mientras el vasto río se extendía hacia la luz de las estrellas y continuaba fluyendo hasta los lejanos cielos.
Xiao Li se quedó de pie en el camino más cercano a la orilla y observó las aguas que se movían con suavidad en la misma dirección que el viento. En sus ojos había cierta dulzura y permitió que su voz produjera unas palabras que normalmente no usaría.
–Es la quinta persona de mi entorno que muere. Cuando todavía peleaba para conseguir un territorio solía decirles a mis hermanos pequeños que tenían que dar todo lo que tenían, que cuando nos hiciéramos con un territorio todo sería mejor. No me imaginaba que a día de hoy seguirían muriendo.
Qi Xiu Yuan quiso apoyarse en el hombro de Xiao Li con una expresión de comprensión, pero no se atrevió. Todo lo que pudo hacer fue suspirar con tristeza y decir:
–No estés tan triste.
–No estoy triste. – Contestó Xiao Li con la voz algo dulce. – En los bajos fondos hay un dicho: “lo que amas será el motivo de tu muerte. Hoy es él, mañana serás tú”. Ya estaba preparado mentalmente para esto, pero Hong Tou había estado conmigo mucho tiempo. Ha perdido la vida por mí y ni siquiera me acordaba que su abuelo ya había fallecido… – De repente, se detuvo. Su rostro se endureció y una sonrisa vacía embelleció sus labios, entonces, se burló de sí mismo. – ¿Qué hago contándote estas cosas?
Qi Xiu Yuan bajó el tono de inmediato.
–Es porque a tus hermanos no puedes decírselo. Es como cuando estoy estresado por el trabajo, decírselo a mis colegas es tontería, si se lo cuento a Susu no me entenderá y si se lo cuento a mis alumnos podría incomodarles; pero si te lo cuento a ti me relajaré. Hay un dicho que dice: “la cortesía exige reciprocidad”, así que mientras quieras hablar, estoy dispuesto a escucharte.
–Eso es razonable.
Xiao Li pareció haber aceptado su explicación y relajó su cuerpo rígido. Justo cuando suspiraba con alivio vio a Xiao Li darse la vuelta de repente y acercarse. Inesperadamente, extendió una mano hacia la parte trasera de su cuello.
El corazón de Qi Xiu Yuan dio un vuelco. Palpitaba tan fuerte que parecían caballos en una tierra desierta y temía que Xiao Li pudiese escucharlo.
Sus ojos se mantuvieron fijos en Xiao Li que se acercó. Cuánto más se acercaba Xiao Li, menos quedaba para que su rostro tocase el suyo. Sin embargo, justo cuando parecía que Xiao Li se inclinaba para besarle, giró el cuello un poco.
La temperatura y la humedad que emanaba el cuerpo de Xiao Li le envolvieron. Un momento después, ni siquiera le dio tiempo a sorprenderse cuando unos dedos ligeramente cálidos le tocaron la parte trasera del cuello.
Fue como si pudiera sentir el contorno de cada una de las huellas de Xiao Li dejándole marca. El cálido aliento de Xiao Li lloviznó sobre su cuello.
Fue como si un corriente eléctrico chispease en esa área, tanto que Qi Xiu Yuan pudo sentir como los nervios de sus manos se estremecían y como le fallaban las piernas.
En aquellos segundos no era capaz de distinguir si el cielo cantaba o lloraba.
Fue como si le hubieran apagado cruelmente todos sus sentidos, como si se los hubieran borrado, y que todo lo que quedaba de su mundo era la temperatura y la esencia de Xiao Li…
–Ciento ochenta, noventa y seis, a. – Leyó Xiao Li en voz alta. – Luego te compraré unas cuantas camisas de esta talla. Cuando me puse tu ropa la otra vez me fue bastante bien.
Entonces, Xiao Li relajó la mano, alzó la cabeza y dio un paso para atrás. Miró a Qi Xiu Yuan y algo perplejo preguntó:
–¿Qué pasa?
Qi Xiu Yuan cogió de la muñeca a Xiao Li de repente.
–Xiao Li, no hace falta que sigas siendo el líder de una mafia. Ven conmigo-… – Se detuvo e instintivamente dio rienda suelta a sus deseos, no obstante, al ver que la emoción incierta que albergaban los ojos de Xiao Li no era la que él buscaba, contuvo su excitación y lo suprimió antes de cambiar el tono de voz. – Ven conmigo y hazte profesor. Creo que serías un buen profesor de educación física.
–¿Quieres que vaya a enseñarle a los estudiantes cómo matar gente? – Xiao Li se rió de buena gana.
Qi Xiu Yuan también rió un poco mientras soltaba la mano de Xiao Li de mala gana.

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