Capítulo 54: En busca de fortuna

agosto 27, 2017


Li Wei Yang acompañó a Lao Furen a palacio por la tarde.
Tras días de nevada continua hacía muchísimo frío. Las siete u ocho estufas que habían puesto en Ci Xing Gong no servían de nada, eran incapaces de detener el frío.
Lao Furen llevaba una chaqueta roja de tejida con nubes doradas y un león mandarín bordado en el pecho.
Li Wei Yang bajó la cabeza, mirando fijamente los ladrillos de jade del suelo y se arrodilló junto a Lao Furen para llevar a cabo los rituales de reverencias.
En aquel momento todo el pasillo estaba repleto de tal silencio que hasta se oía el sonido de los pliegues de los vestidos.
–¿Quién es Li Wei Yang? – Preguntó lentamente la Emperatriz Viuda con una apariencia amigable y un rostro sereno.
Li Wei Yang cogió aire, dio un paso adelante y con enorme cortesía dijo:
–Emperatriz Viuda, tenga un cuerpo saludable y una piscina de felicidad durante mil años.
Los ojos de la Emperatriz Viuda se posaron en ella, sonriendo.
–Levanta la cabeza y déjame verte.
Li Wei Yang lo hizo, su mirada era respetuosa y sus modales muy dignos. La Emperatriz le observó el rostro y asintió.
–Es una chica hermosa. – Entonces añadió. – ¿Tú eres quién ha revisado las tácticas?
–Sí. – Se limitó a responder Wei Yang.
–Oh… – La Emperatriz Viuda volvió a reflexionar y a estudiarla de nuevo. – Es raro saber tanto siendo tan joven.
Su mirada era claramente gentil, sin embargo, Lao Furen sentía que había una mirada con doble sentido presente y un ápice de inquietud avanzó hasta su corazón. Li Wei Yang, a su lado, parecía imperturbable. Lao Furen se sorprendió por un instante. ¿Cómo iba a imaginarse que en la vida pasada de Wei Yang este tipo de escenas habían sido tan comunes que ya estaba acostumbrada?
La Emperatriz Viuda les permitió sentarse tras levantarse y ordenó que se dejarán de formalidades. Charló con Lao Furen y no sacó el tema del plan.
Li Wei Yang observó la taza de porcelana azul con tranquilidad, sentada en el asiento más a la derecha en silencio. Sabía que a la Emperatriz Viuda no quería que fuera orgullosa. Poco después una criada anunció desde fuera de la cortina:
–El Emperador ha llegado.
El Emperador entró vistiendo un atuendo amarillo con un dragón. Todo el mundo se levantó para saludarle. Él, por su parte, no saludó a la Emperatriz Viuda y simplemente dijo:
–Madre Emperatriz. –Se dio la vuelta y onduló su manga hacia las gentes que seguían haciéndole reverencias. – Levantaos.
Era un hombre alto y, en sus tiempos mozos, también atractivo. Con los años, la vida de Emperador le había añadido una cualidad temible, por lo que infundía una sensación de espanto a los demás. Se sentó y observó a la chica que había en el salón como si nada.
Cuando la mirada de Wei Yang se encontró con la del Emperador no hubo rastro alguno de ignorancia, al contrario, los ojos de la joven se volvieron con malicia y se rio abiertamente. Sus ojos eran gloriosamente deslumbrantes como un diamante negro. El Emperador sintió que aquellos ojos ante él albergaban un gran esplendor y no pudo evitar estudiarla con esmero.
Era sólo una niña de trece años que aunque alta, era obvio que todavía no había crecido del todo.
–¿Dices que el plan de salvación para las provincias tiene problemas? – Preguntó el Emperador fijando sus ojos en la muchacha.
Li Wei Yang hizo una reverencia con la cabeza.
–Sí.
–Habla.
–Hace dos días, padre volvió suspirando y dijo que había perdido la gracia imperial y que era incapaz de ayudar a solucionar las molestias de Su Alteza. No pude soportar ver a padre preocupado, así que pregunté sobre las condiciones de las víctimas con más detalle y entonces, analicé las estrategias de DaJie. Así es como descubrí que hay muchas equivocaciones en el plan. Si a Su Alteza le gustaría escucharlas, se lo explicaría.
El Emperador nunca se habría imaginado que una chiquilla tan débil y delgada pudiera hablar de una forma tan metódica, hecho que le interesó más.
–Adelante.
–El plan de dajie podría haber sido un buen método para socorrer el desastre, pero padre me ha dicho que las víctimas están haciendo motines alegando que no están recibiendo ninguna ayuda. Sin embargo, los granos de emergencia han llegado a las áreas afectadas sin ninguna duda. Si nos paramos a pensar el problema yace en algún punto del proceso. El primer paso del plan era registrar a las víctimas para asegurar que las ayudas llegan a todo el mundo, pero Su Alteza y los supervisores no pueden ir repartiendo en mano de las víctimas, sino que esa autoridad recae en otras manos que deben haber usado el desastre para su beneficio personal y deben haber ocultado, mentido y mal informado a las víctimas. –Li Wei Yang alzó los ojos y descubrió al Emperador sentado bien derecho con una expresión reflexiva. Prosiguió. – El segundo paso era persuadir a las instituciones para que las casas ricas ayuden a las víctimas voluntariamente o que, al menos, reduzcan el precio… Su Alteza tendrá que perdonar mi impertinencia…
–No te culparé, habla. – El Emperador frunció el ceño.
La Emperatriz Viuda observó a la niña sorprendida. Estaba rodeada de muchas princesas y duquesas, no obstante, jamás había visto a una joven capaz de calcular el peso de sus acciones.
Li Wei Yang sonrió con dulzura.
–Sí, el fallo en el segundo paso es que cuando Su Alteza aplicó este sistema para ayudar, muchos oficiales locales movieron los cereales a su montón particular, por lo que se les obligó a los ricos a proveer dinero y comida. Y cuando las casas ricas están insatisfechas, es inevitable que las víctimas acaben teniendo problemas.
–¿Estás diciendo que mis oficiales de la corte están llenándose los bolsillos? – El Emperador estrechó los ojos.
Li Wei Yang bajó la cabeza y continuó con gran formalidad.
–No todos, siempre son tres o cuatro de diez, pero cuanto mayor sea el número de cereales, más gordo se pondrá el ratón. Su Alteza es un gobernador sabio, ya debe tener una idea bastante clara.
Lao Furen estaba algo ansiosa, pero el Emperador no parecía enfadado, sino que escuchaba a la muchacha en silencio.
–El tercer paso eran los puestecitos en los yamen. Cuando Su Alteza se apresuró a enviar gente para poner los puestecitos los oficiales locales ya lo habían hecho. No obstante, aunque se les envió un número adecuado de cereales para las ayudas… ¿cómo es que todavía hay tantas víctimas muriendo de hambre? Los oficiales locales son los únicos que aparecen en este misterio.
El ceño del Emperador se pronunció aún más cuando la niña comentó que los oficiales eran unos corruptos.
–¡Tonterías!
Li Wei Yang se arrodilló de inmediato pero su rostro no mostraba signo alguno de temor, sólo tranquilidad.
Era una simple apuesta, mientras ganase conseguiría grandes beneficios y si perdía significaría la muerte. Después de todo le habían dado otra vida, ¿qué iba a temer? Además, comprendía la personalidad del Emperador, sabía que aunque malhumorado, era sabio, sino Dali no hubiese sido tan rica y poderosa.
Wei Yang inclinó la cabeza sin decir nada, simplemente puso la espalda recta y mantuvo una expresión firme. En la sala había un silencio sepulcral, al final, el Emperador dijo con frialdad:
–Si no me das una solución, te daré la pena capital por acusar falsamente a la gente leal y noble.
La espalda de Lao Furen estaba ya empapada en esos momentos.

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1 comentarios

  1. dudo que para alguien que ha muerto de la forma que wei yang murio le tenga miedo a la pena capital que suele ser rapida

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