Capítulo 56: An Ping Xian Zhu

agosto 31, 2017

El eunuco desenrolló la lista de los tesoros que presentaba y que iba dejando en las bandejas que rebosaban regalos. Su voz era afilada y clara:
–¿Por qué no has aceptado el edicto y expresado tu gratitud?
Li Wei Yang se arrodilló respetuosamente.
–Estoy agradecida por la gracia de Su Alteza, sin embargo, cada vez que pienso en las gentes que sufren por el barullo no oso aceptar esto. Si Su Alteza lo permite, usaré cada tesoro aquí presente para ayudar a las gentes en las áreas afectadas además de aquellos que han tenido que abandonar su casa y buscan refugio.
El Emperador se sorprendió. Era difícil ver en qué estaba pensando en las profundidades de sus fríos ojos. La verdad era que había emergido un poco de miedo en él. Una jovencita con semejante talento que no buscase fama ni riqueza era extremadamente raro.
La Emperatriz Viuda asintió y sonrió suavemente. Miró a Li Wei Yang con buenas intenciones y dijo:
–Buena niña, mereces aceptar estos tesoros, no deberías rechazarlos. Además, tienes buenas intenciones por lo que sería todavía mejor recompensarte aún más. ¿Qué opinas, Su Alteza?
El Emperador reflexionó un poco sobre ello asintiendo.
–Madre Imperial, tienes razón. Deberías aceptar el oro y la plata que te he regalado. La Emperatriz Viuda ha dicho que te recompense todavía más, así que te premiaré con el título de Anping Xianzhu[1], tu madre-…
Li Wei Yang habló con voz suave.
–Su Alteza, madre[2]ya es una furen de primer rango de nobleza.
Li Xiao Ran era el Primer Ministro y Lao Furen era de primer rango de nobleza al igual que Da Furen, sin embargo, el edicto imperial podía facilitarse muchas veces. Da Furen era de primer rango pero si el Emperador quisiera otorgárselo una vez más no habría ningún problema. ¿Por qué iba Wei Yang a hablar así? Se estaba dirigiendo claramente al Emperador: “le otorgas el rango a Da Furen, pero yo sigo teniendo a mi madre de nacimiento”.
La Emperatriz Viuda se rió en voz alta. Esa joven se oponía completamente a estar en cualquier desventaja. Les recordó:
–Su Alteza ya le ha otorgado el título a la madre, la madre de nacimiento también debería tener ese honor.
El Emperador también era consciente de la complicación. En su cabeza sólo tenía que saber quién era el padre de Li Wei Yang, no su madre. No obstante, como la niña había sacado el tema no podía pretender no darse cuenta.
–Muy bien, entonces el título se extenderá a tu madre. Como tiene que ser.
Dicho esto y deseoso de dar por finalizada la ordalía, movió la manga a la izquierda y buscó a los oficiales de la corte para discutir sus asuntos.
La Emperatriz Viuda retuvo a Li Wei Yang un rato y le habló como lo haría la abuela de una casa normal. La anciana no pudo evitar sentir algo de cautela viendo las expresiones de la muchacha con preocupación. A sus ojos, que una chica tuviese semejante intelecto e intenciones a tan corta edad era una señal peligrosa sin lugar a dudas. Posó su mano sobre la de Wei Yang solemnemente y le habló con formalidad:
–Las mujeres no deberían participar en los asuntos de los hombres. Lo que una señorita de buena cuna debería hacer es ser conocedora de la poesía y la pintura, casarse con una familia virtuosa y vivir el resto de su vida en paz.
Aunque eran palabras vagas, su significado estaba claro. Era un consejo de advertencia para Wei Yang.
Aquel día la niña subía a un estatus noble y alto y también se vería envuelta en odio y celos. Sin decir que algún día podría sufrir una enorme caída y acabar en el frío suelo sin nadie, ni ningún lugar al que acudir.
A la Emperatriz Viuda le preocupaba que Li Wei Yang no la entendiera, o que tal vez lo comprendiera, pero no lo aceptase e incluso albergase resentimiento en su corazón. No esperó que Wei Yang se mantuviera tranquila y en calma, y asintiera como si se hubiese grabado su consejo en el corazón. Hasta le pareció ver cierta gratitud en su mirar.
La Emperatriz Viuda suspiró aliviada y sintió, momentáneamente, que no acababa de entender a esa niña. La mayoría de los niños de la familia Imperial abandonaban su inocente infancia a una edad temprana por lo que ese nivel de madurez no era nada fuera de lo normal. Aun así, esta niña se había criado en el campo. ¿Cómo podía ser tan perspicaz y reconocer quienes eran sus verdaderos aliados en un momento efímero, y además, ser capaz de responder apropiadamente…? Sólo se podía decir que era sorprendente.

*        *        *        *

No habían transcurrido ni seis horas cuando las noticias que harían temblar los cimientos de la casa llegaron a las tres mujeres del Primer Ministro: a Li Wei Yang se le había otorgado el título de Anping Xianzhu, al mismo tiempo, a Jiang shi se le había dado el primer rango de nobleza y a su madre de nacimiento, Tan shi, se le daba el estatus de shu ren de tercer rango.
Er Furen estaba pasmada. Que Li Wei Yang fuera xianzhu era una cosa, pero, ¿cómo se le podía dar el estatus de shu ren de tercer rango a Qi Yiniang que ni siquiera tenía permitido comer en la mesa? Simplemente, era demasiado para creérselo.
El rostro de Da furen cuando llegó el momento de recibir el edicto imperial estaba tenso y temblaba de ira. La llama de envidia en Er furen ardió e incluso la disposición fría y despreocupada de San Furen tenía una pizca de asombro. Li Zhang Le estaba tan furiosa que su rostro empalideció. Como el edicto precisaba que todos los miembros de la casa esperasen a las puertas de la finca, toda la capital se dio cuenta que la San xiaojie de la casa de los Li, Li Wei Yang, era quien había resuelto los problemas del Emperador que le había otorgado una posición. Era ella quien debería haber ganado tanto honor, pero Li Wei Yang la había detenido a medio camino y se había llevado la gloria y el honor.
Da Furen era una persona tranquila. Cuando hubo aceptado el dicto ordenó que alguien ayudase a entrar a Lao Furen y que otra persona entregase una plata de agradecimiento al eunuco que había traído el edicto.
El rostro de Li Zhang Le era blanco como el papel. Li Chang Ru de Erfang estaba muy complacida con la derrota de su hermana y se acercó a ella.
–Dajie, ¿por qué tienes esa expresión?
Li Zhang Le no pudo decir ni una sola palabra. Sus manos se cerraron en puños y se clavó las uñas hasta que empezó a sangrar.
La voz de Da Furen era amable y suave.
–Chang Ru, tu hermana sólo está resfriada. Es bueno que te preocupes por ella, pero deberías tener cuidado que no se te pegue.  Ya hemos recibido el edicto, ahora id a vuestros aposentos a descansar.
Li Chang Ru curvó los labios y ayudó a Er Furen a volver a sus aposentos.
Qi Yiniang recibió una bendición de parte de su hija de repente. Estaba encantada y rebosante de lágrimas, pero no se atrevió a revelar su felicidad ante Da Furen.
Li Wei Yang le echó una mirada con segundas a Qi Yiniang. Tan shi quería adelantarse un paso e intercambiar un par de palabras con su hija, pero había demasiada gente y no se atrevió a hablar demasiado. Se limitó a mirar intensamente a Wei Yang hasta que una jovencita la acompañó a sus aposentos.
Li Wei Yang observó cómo se marchó su madre de nacimiento y entonces, se dio la vuelta. Conforme se ponía en marcha vio a que Da Furen había ordenaó a Tan Xiang a ayudar a entrar a Li Zhang Le mientras ella vigilaba a los que entraban los cofres. El ama de casa que tenía a su lado se movía de un lado a otro.
–Con cuidado, con cuidado.
Li Wei Yang sonrió. Esta vez había dejado a Li Zhang Le como una gran decepción y, aun así, no había ni rastro de emoción en el rostro de Da Furen. Parecía que era una adversario formidable difícil de confrontar.

*        *        *        *

Li Zhang Le se detuvo y miró intensamente a Wei Yang mientras subía las escaleras.
Bai Zhi, asustada por su mirada, bajó la cabeza de inmediato. Tan Xiang dijo abochornada:
–San xiaojie, Da xiaojie no se encuentra bien y no podrá participar en el banquete de esta noche que ha preparado Lao Ye para xiaojie. Ayudaré a Da xiaojie a volver.
La expresión de Li Wei Yang no cambió, asintió.
–Muy bien. Cuídala bien. – Dicho esto, se dio la vuelta y volvió a sus aposentos.
–¡Hey! ¡Quieta ahí! – Li Zhang Le la llamó precipitadamente. Aunque su voz no fue muy alta tenía un matiz extraño.
Li Wei Yang la miró sonriente.
–¿Pasa algo, hermana?
Li Zhang Le le devolvió el gesto con una mirada hostil.
–¡Li Wei Yang, lo habías planeado todo!
–¿Planeado? – Li Wei Yang sonrió un poco. – ¿Acaso te rogué que me robaras la idea? ¿O te pedí que fueras a ver al Emperador para que te recompensase? ¿Cómo puedes culparme cuando eres tú la que lo has hecho todo sabiendo lo que venía?



[1] El título de Anping Xianzhu es una posición que se otrogaba sólo a mujeres durante la era feudal; es diferente a gongzhu – princesa, hija del Emperador – y junzhu – princesa, sobrina del Emperador – el rango de xianzhu está por debajo de ambos, gongzhu y junzhu.
[2] El término que Wei Yang emplea para decir: “madre” es “dimu” que se refiere a la madre legal de los hijos de las concubinas, no la biológica. 

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2 comentarios

  1. no si ahora la culpa la tiene ella quien le dijo que le robara la idea? ahora cosecha lo que siembra y esto es nimio con lo que le viene en el futuro

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