Capítulo 21

octubre 08, 2017

En comparación con mi respiración caótica, él sigue libre y relajado, como un mero observador.
Me temo que no sé cómo responder, si digo que sí, sería como admitir que soy gay. Bajo estas circunstancias volvería a poseerme como aquella vez.
Si digo que me violaron, entonces, mi frase anterior: “no creo que nadie quiera estar con un violador”, se convertirá en el mejor motivo para volver con él.
Y, en realidad, ambas son respuestas correctas. Ahora mismo no quiero dejar a Ye CanSheng. Ni un poco.
–¿Tan difícil es contestar? ¿Entonces, es un poco de las dos? – Una voz fantasmagórica resuena detrás de mí. Mi cuerpo tiembla y el prosigue. – Y, viendo cómo le cubres y te niegas a venirte conmigo, ¿tienes sentimientos por él? Así que en otras palabras, una violación te deja una buena impresión si esa persona emplea la violencia.
Todo mi cuerpo se endurece, siento como me levanta la camiseta y, entonces, entra en mis pantalones.
Al fin, mi mente se percata de lo que va a pasar y se me eriza la piel.
–¡Pervertido! ¡Suéltame! ¡Suéltame!
–Si gritas así atraerás atención innecesaria.
Le miro de lado y chillo:
–¡Serás tú quien quedará en evidencia!
Veo que su sonrisa sigue tranquila, suelta una risita.
–No te preocupes, puedes pedir ayuda. También tengo formas de conseguir que nadie diga nada.
En cuanto termina la frase, no puedo decir nada más.
Todo lo que puedo hacer es verle contemplarme antes de que se desate la corbata.
–No…
La mano que tengo detrás evita que me escape. La diferencia de nuestra fuerza es tan grande que mi resistencia parece una broma. Se inclina, mirándome y me pregunta con dulzura:
–¿Y esa expresión?
Sin embargo, la mano que ha llegado a mis pantalones no es tan dulce. Busca mi parte delantera, directamente y con dureza desencadenando un dolor extremo. Parece que todavía no se me ha curado del todo la herida y jadeo.
–¡Bastardo!
Uso casi toda mi energía en maldecirle con esa palabra. ¡Maldita sea! ¿Qué voy a hacer? ¿Dejar que continúe? ¡Vaya broma! Siento uno de sus dedos totalmente dentro, mi cuerpo me duele tanto que no me puedo mover. Siento como se me abre la herida, pero no puedo pegarle. Además, bajo estas circunstancias ni siquiera puedo reunir un ápice de energía. Tengo que distraerle y hacer que baje la guardia.
–Mierda… Ah…
Sin previo aviso, de repente, retira la mano. Le miro y le veo observando la sangre fresca que tiene en la punta de los dedos antes de girarse hacia mí.
–¿También te gusta que te rompan? ¿Por qué no dices nada?
–No, no lo hagas… Duele mucho…
El dolor ya me ha hecho tener sudores fríos y también he derramado bastantes lágrimas. Hago todo lo que puedo para dar pena y mirarle. Tal y como esperaba, la expresión de ShangFan muestra sorpresa.
–¿A qué estás jugando?
No digo nada, giro la cara y dejo de mirarle. Le oigo suspirar.
–Sé un buen chico y vuelve conmigo…
–¿Ir a dónde? No me digas que ahora me vas a dar un hogar.
Hasta a mí me da pena mi propia voz. CanSheng me dijo una vez que mi voz tiene una sensación lamentable y sexy.
En cuanto termino de hablar, las dos manos que me sujetan se relajaban, me estremezco, pero permanezco inmóvil sobre la mesa, tampoco muevo la cabeza.
–¿Y si te digo que sí?
Me levanto de inmediato y alzo la cabeza para mirarle. Las lágrimas que se han acumulado en las esquinas de mis ojos caen en el mejor momento.
Inesperadamente, en los ojos de ShangFan hay sorpresa y asombro.
–No me lo creo…
–YunSheng, no me gusta hacerte cicatrices. Mientras te portes bien, seré indulgente. Pero tienes que prometerme no escapar, pase lo que pase.

–¿Por qué eres tan terco? Sé que no es por mi madre. 

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