Capítulo 23

octubre 08, 2017

Cuando Ye CanSheng vuelve y se encuentra con el piso vacío, se queda momentáneamente aturdido.
–¿YunSheng?
¿No representa que YunSheng debería estar hecho un ovillo en el sofá, esperándole?
Una ansiedad extrema nace de inmediato en Ye CanSheng que le vuelve a llamar preocupado. Por desgracia, no recibe la respuesta que quiere escuchar. Una vez más, vuelve a llamarle, pero no obtiene respuesta. El piso ni siquiera huele a YunSheng y, Ye CanSheng, cierra la mano en un puño.
De repente, oye unos ruidos en el dormitorio. CanSheng empuja la puerta para abrirla, sin quitarse los zapatos ni la chaqueta, y ve a Cacahuete, el cachorro de Golden Terrier, masticando un pedazo de ropa de la cama, una camiseta blanca a la que le faltan unos cuantos botones.
CanSheng adivina que se trata de la camisa que YunShen suele llevar en casa. Si la ropa está aquí, entonces, ¿YunSheng se ha ido?
¿No había dicho que no volvería a marcharse?
El fuego empieza a arder lentamente en su pecho mientras piensa dónde podría haberse ido y, el único lugar que se le ocurre es: la escuela.
Cierra la puerta de un portazo y saca el móvil.
–¡Hola, DongYan! ¡¿YunSheng ha vuelto a la escuela?!
–Primero fue a comprarse un móvil, y luego a la escuela… ¿Joven amo?
–¡Me ha mentido!
XiYan se percata de la gravedad de la situación cuando nota que, durante un buen rato, la señal de su joven amo está ocupada. Conoce el carácter de su joven amo, su tipo de dominancia que nadie puede detener. Las consecuencias de irte sin avisar son, sin lugar a dudas, severas.
Los ojos del joven amo no pueden ver nada, sólo que le has abandonado.
XiYan se seca las gotas de sudor de la frente, YeYun es demasiado cruel, pero, por suerte, LaoDong está aquí y debería ser capaz de solucionarlo.
En cuanto Ye CanSheng entra por las puertas del colegio, el motor del coche de lujo con Fang YunSheng dentro se enciende.
CanSheng entra como un tornado en el despacho de Fang YunSheng dándole una patada en la puerta. Todos los objetos están por el suelo, en caos.
Tira a un guardia de seguridad por los suelos, con sus propias manos, y entonces, mira todas las cámaras de seguridad hasta que encuentra el fotograma en el que se ve a un hombre con el hombre que guarda en su corazón en brazos hasta el coche. Lo primero que hace Ye CanSheng es darle un puñetazo a la pantalla del ordenador, asustando a los dos guardias de seguridad que siguen en el suelo. El muchacho es tan despiadado que quisiera matarles a todos.
–XiYan, llama a todos nuestros hermanos para que detengan ese coche, y tú ves directamente al aeropuerto para pararles.
Ye CanSheng detiene un taxi en medio de la carretera cuando cuelga y le hace conducir hacia donde parecía irse el coche del monitor.
En estos momentos, su cerebro está plagado de las imágenes del monitor: Fan YunSheng abrazado por aquel maldito hombre con el cuello de la camisa abierta e inconsciente.
Me ha dejado. Me dijo que no me dejaría y me ha mentido. Se ha atrevido a huir de mí. Ha dejado que alguien que no soy yo le toque. No puedo perdonarlo. Ni a ese hombre, ni a YunSheng. YunSheng, ¡¿aún no sabes a quién le perteneces?! ¡Esta vez me aseguraré de que te enteres!

*        *        *        *

Si hubiese sabido que al despertar tendría que soportar un abuso tiránico de Ye CanSheng, habría preferido dormir más. Pero, por suerte, cuando abro los ojos veo el rostro de Ye CanSheng, aunque sea un rostro peligroso, sigue siendo mejor que la sonrisa helada de ShangFan.
No puedo olvidar mi vida anterior, una vida demasiado difícil como para soportarla. He perdido el temperamento, me he negado a comer y he escapado porque los días de aprisionamiento han sido insoportables… Pero, hasta que ShangFan no me lleva con él a Hong Kong, no he sabido lo que era un encierro cruel de verdad.
Prefiero soportar la opresión de mi cuerpo, que el terror de ShangFan.
En comparación con CanSheng, me asusta muchísimo más la opresión de ShangFan. Su método no hiere tu cuerpo, pero te ocasiona un temor enorme, porque no necesita tus sentimientos: sólo tu cuerpo. En cambio, CanSheng necesita tus sentimientos, no tu cuerpo, pero sus sentimientos los demuestra a través de tu cuerpo.
Cuando me despierto y me encuentro con los ojos negro azabache de Ye CanSheng, tan profundos como la tinta negra, su piel está tan blanca como la ceniza y me abraza con mucha fuerza con ambas manos. Siento cómo emana hostilidad mezclada con ansiedad con todo su cuerpo, como si quisiera comerme.
Todavía me duele un poco la parte posterior de la cabeza. Cuando intento tranquilizarme y miro a mi alrededor, mi entorno ya no es el piso al que estoy acostumbrado, sino una habitación mucho más simple y opresora.
Una cama, una lámpara y una mesa, estos son todos los muebles que hay.
No sé porque me duele todo el cuerpo a pesar de que me acabo de levantar. Entonces, descubro que tengo ambas manos atadas detrás de la espalda.
–Estás despierto.

No es un: “¿estás despierto?”, sino un: “estás despierto”. El segundo se parece mucho más al anuncio de una tortura cruel.

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