Capítulo 28

octubre 11, 2017

–¿YunSheng?
La voz de Ye CanSheng interrumpe mi hilo de pensamiento. Salgo de mi aturdimiento y le miro. No puedo hablar y me limito a asentir con la cabeza.
CanSheng coge el tazón de porcelana en silencio que me acaba de traer y me dice:
–Come algo.
Miro de soslayo el tazón blanco y, aunque quiero, mi cuerpo está demasiado cansado y no puedo levantarlo. Sin embargo, mi estómago está demasiado hambriento, abro la boca, exhausto y digo:
–Dame de comer.
En cuanto lo digo, noto como la mano que sujeta el tazón tiembla. ¿Está excitado?
–Hey, ¿en qué estás pensando…? – Su expresión demuestra con total claridad que tiene pensamientos impíos.
–Ah…
–¿Oh?
Coge una buena cucharada de gachas del tazón y abre la boca para indicarme que le imite antes de introducirme la cuchara.
Observo el nerviosismo infantil que rebosa la cara de Ye CanSheng, y no sé si tengo que cooperar. Su pelo negro sigue largo y sombrea sus atractivas cejas. Su par de ojos tienen la curiosidad de un niño pequeño, además de su nerviosismo y su renuencia a marcharse.
Sé que es la primera vez que le da de comer a alguien. No cabe duda.
No sé por qué, mi me ruborizo de repente. A esta edad y me siguen tratando como a un niño, dándome de comer…
–¿A qué viene ese: “ah”? – Utilizo la exasperación para ocultar mi timidez.
–¿No se hace así? – Es inocente.
Ni siquiera soy capaz de pronunciar la frase: “eso es lo que se hace con los niños”, sin morir en el intento.
Después de titubear unos instantes, le miro el rostro lleno de expectación y suspiro.
–Como quieras.
Y abro bien la boca en silencio.
Las gachas están calientes. Los rayos del sol iluminan la habitación, dejando una fina capa de penumbra sobre CanSheng cuya apariencia es bastante gentil. La forma en la que las esquinas de su boca se curvan y cómo me mira mientras le da la espalda al sol, es algo, ¿cómo decirlo…? Hermoso.
Cuando termino de comer, deja el tazón y abre un cajón de la mesita de noche. Su movimiento me pone alerta de inmediato, mi corazón empieza a latir y mi sangre se hiela de inmediato.
Tras el incidente, mi mente se ha vuelto extremadamente sensible y frágil con cada movimiento de Ye CanSheng. Cuando le veo sacar una caja de medicina ya tengo gotas de sudor cubriéndome la frente.
Se inclina y se sube en la cama con expresión seria, por alguna razón incomprensible, mi mente está en máxima tensión, no me puedo relajar delante de él, a pesar de que sé que me está aplicando la medicina.
Se sube mi pierna quemada a la altura de las caderas con solemnidad. Sé que quiere ayudarme, pero no llevo nada ahí abajo. Su mirada escudríñate estudia el sello de mi muslo provocándome una angustia difícil de soportar.
–Can… CanSheng… – Estoy algo inquieto.
–No te muevas.
Su voz es algo ronca y alberga cierta lujuria. ¿Serán alucinaciones mías?
Me aferro a las sábanas con ambas manos, esforzándome por frenar los temblores de mi cuerpo.
Mis ojos observan intensamente cada uno de sus movimientos, estoy extrañamente nervioso.
Abre la tapa, recoge el ungüento con los dedos y, con la otra mano, me toca la pierna para tener mejor vista de mi carne.
–¡Ah!
Mi mente se retuerce cuando estira mi piel, el dolor me apuñala el corazón.
Me agarra la pierna, que intento retirar, y usa el brazo para mantenerla fija en el sitio. De repente, alza la cabeza para mirarme y la lujuria reluce en sus ojos. La veo.
–¡Ye CanSheng, ya lo hago yo!
Él ignora mis palabras, la cantidad de fuerza que emplea en mis heridas no se afloja. Unta la medicina en silencio. La pasta fría entra en contacto con el área roja, hinchada y dolorida. Aprieto los dientes y me trago el llanto.
Me mira entre las piernas y dice:
–Qué hermoso…
Intento retirar el pie y usar la camisa para taparme el área antes de mirarle. En realidad, no me hace nada, simplemente, alza la cabeza y me mira lleno de deso.
–YunSheng, se me levanta. – Dice totalmente serio y señala hacia abajo con el dedo.
Miro la zona de la ingle y, como cabía esperar…
Me exaspero de inmediato, cojo uno de los cojines que tengo detrás y se lo tiro.
–¡Ves al baño!
¡Qué falta de educación! ¡Cuán exuberante es su lujuria!
Su cuerpo se inclina hacia a mí lentamente, sus ojos me miran directamente, la lujuria me envuelve dificultándome la respiración.
Ese tipo de mirada es demasiado familiar.
No puedo evitar echarme para atrás, mi espalda choca contra la pared, cortándome cualquier vía de escape.
–¡Ye CanShen! ¡Si sigues, moriré!
 –No tengas miedo…
Su voz es ronca y hechizante. Su mano me toca la barbilla, un aroma fresco me envuelve, es el olor de la medicina.
Sus labios sexy presionan los míos, deteniéndose en la esquina de los míos, su lengua entra en la mía. Es un beso. Un beso normal, sin mordiscos, ni sangre fresca. Normal pero extraño entre nosotros.
En este punto, casi dejo de pensar, permitiéndole exigir y explorar mis labios y dientes.
Cuando me muerde, abandona mis labios, pero su cuerpo sigue contra el mío. Un par de ojos negros y profundos me contemplan intensamente. Yo le devuelvo la mirada, tal vez alerta, pues no he olvidado que su parte baja sigue erecta y dura.
Se me vuelve a acercar, siento su aliento en mi rostro, es cálido. Tiemblo un poco, él saca la lengua y lame mis labios antes de levantar su cuerpo. Me mira como si le hubiese agraviado y se quita de encima de mí.
–Hey… – le llamo.
Tiene una expresión como si estuviese tratando de soportar algo. Tiene las manos cerradas en puños, sus ojos miran a otro lado.
–Voy al baño… – Dice.
Le miro abrir la puerta y salir algo desanimado.
Suelto una maldición en voz baja y suspiro. Las esquinas de mi boca se curvan incontrolablemente. Extiendo una mano y la dejo a un lado de la cama, mientras con la otra alcanzo mi parte baja para relajarme.
Cierro los ojos y pienso:
–Si pudiese mantener este estado sería perfecto…

Esta es mi contradicción y su naturaleza. 

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