Capítulo 31

octubre 11, 2017

–CanSheng, aquí no.
Extiende la mano y me abre las piernas sin tolerancia, ni resistencia, y su cuerpo se estruja entre mis piernas. Una de sus manos me acaricia el sello del muslo.
La piel, que aún no ha sanado, es extremadamente sensible y tierna. Su toque no me consuela, en lugar de eso, me asusta más. El miedo me hace experimentar una vez más la sensación del sello. Le cojo la mano para pararle, pero él se limita a apretar la marca haciéndome gritar.
No duele demasiado, pero esta sensación extraña me asusta. ¡Odio esta postura!
–CanSheng, suéltame. ¡No me interesa!
–YunSheng, tu cuerpo es mío. ¡Nadie puede llevárselo! ¡ShangFan no debería haberlo ni pensado!
Ye CanSheng enloquece completamente después de mencionar a ShangFan y su dedo apuñala mi cuerpo sin darme opción a intervenir. Aprieto los dientes e intento aguantarlo. Tal y como esperaba, sigue pensando en ese incidente.
–¡No uses la uña! ¡Me haces daño!
No sabe cómo apreciar mi cuerpo después de meterme dos dedos. Todo mi cuerpo se debilita, y no es porque esté cómodo, sino por el dolor extremo.
–YunSheng, ¡¿por qué siempre dices que quieres irte?!
Saca los dedos, me dobla las piernas y las abre hasta que me hacen daño mientras me interroga.
Mis dos manos se aferran a sus hombros débilmente. Observo su pelo mojado, su frente suave, y ese feroz par de ojos antes de responderle.
–No me das libertad, por eso la anhelo.
–¡Argh!
Me abre las paredes internas y hundo las uñas en sus hombros mientras mi cabeza cae hacia atrás, contra el cristal. Chillo alarmado. Sigue doliendo mucho.
–Me perteneces. ¡No tienes libertad!
Se abraza a mis dos piernas y tira para sí, toda mi espalda abandona el tocador. Mi cuello se apoya en la esquina inferior del cristal, mientras que mi parte superior yace en el tocador. Es tan incómodo que casi no puedo ni respirar.
–Quiero… Ah… Libertad… No es lo que piensas… Ay, joder…
En su cabeza, siempre malentiende que darme libertad es lo mismo que dejarme marchar. No obstante, lo que quiero es que me acompañe a dar un paseo, o ir de viaje juntos a admirar ríos y montañas. Pero con su estado mental actual, algo así es imposible de conseguir a pesar de que es lo que anhelo.
Baja su cuerpo y me muerde el pecho. Sus manos cubren la punta de mi miembro, haciéndome temblar. Me penetra una y otra vez. Duele tanto que le suelto los hombros y le cojo del pelo con una sola cosa en la cabeza: arrancarle la cabeza.
–¡Más s–suave!
–YunSheng, YunSheng…
–Ay, hijo de puta…
Sus penetraciones se hacen más intensas. Choco contra el cristal que tengo detrás constantemente. Hacia el final, todo lo que consigo es dejar una mano detrás para evitar chocarme contra el espejo.
–No puedes tener encerrado toda la vida…
–¡Eso es exactamente lo que quiero: encerrarte para siempre! – Me penetra despiadadamente.
Aprieto los dientes y muestro gran terquedad.
–No… Ay…. No…
–No dejaré que te vayas.
–Yo no… Ay…
Su mano juega entre mis piernas como un juguete, forzándome hasta las lágrimas, pero tolero el dolor porque esta vez no pienso decir lo que quiere oír.  No hay nada más que pueda hacer. Ahora que he sacado el tema, tengo que conseguirlo. Si no lo consigo, todo será en vano. Ahora mismo, ni siquiera considero el precio que tendré que pagar. Sólo quiero abandonar este tipo de vida, tengo que perseverar hasta el final.
Al final, me desmayo. Para cuando me despierto ya es por la tarde. Ye CanSheng no está, mi pie sigue encadenado. Desde este día, empiezo una huelga de hambre como método contra Ye CanSheng. Quiero esperar hasta que se comprometa.
Quiero ir de viaje con él, quiero que vea mundo. 

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