Capítulo 33

octubre 20, 2017

Todo lo que sabía Qi Xiu Yuan era que se trataba de un día oscuro.
Después de que Xiao Li le dejase en casa, no se molestó en cambiarse de ropa y cayó rendido de inmediato. Para cuando se hubo despertado su estómago estaba vacío, le dolían todas las extremidades y Susu volvía a no estar en casa. Sin ninguna otra opción, se limitó a buscar algo que llevarse a la boca.
Por la tarde arrastró su cuerpo pálido y herido con ese rostro enfermizo a la escuela. En cuestión de minutos un colega que estaba directamente debajo del director mostró cierta “preocupación” por él diciendo, básicamente, que era demasiado joven para faltar tanto y entonces le instó de todo corazón que se dedicase de corazón a su trabajo además de no mezclarse con asuntos caóticos. Le faltó decir que no tenía la ética de un profesor. Qi Xiu Yuan movió sus adoloridos pies hasta su clase para encontrarse que dos de sus alumnos no habían hecho sus deberes. Después de clases, se lo reprochó muy enfadado y les regañó; no les permitió irse a casa hasta que terminaron sus deberes de matemáticas.
El hambre le provocaba un dolor de estómago insoportable e incluso sus heridas estaban entumecidas con un dolor inaguantable.
Su corazón dio la bienvenida con la más poderosa de las llamadas a las ocho en punto. La voz de Xiao Yang estaba abrumada con un inusual pánico y confusión.
–Qi dage, ¿sabes dónde se ha ido Xiao Li?
–¿Qué ha pasado?
Qi Xiu Yuan acababa de apoyarse contra un sofá para recuperarse pero se reincorporó de un brinco y casi se tuerce la cadera.
–Hoy… me ha transferido un montón de dinero bajo mi nombre…–la voz de Xiao Yang empezó a temblar. – Es mucho dinero… Prácticamente todos sus ahorros… Le he llamado pero no me lo coge. No… No sé cómo encontrarle…
–¡Primero cálmate! – Qi Xiu Yuan se aguantó la cadera, aguantando el dolor mentalmente. – ¿Tienes el teléfono de los subordinados suyos esos que siempre tiene con él? ¿Lin Zi y demás?
–No. ¿Por qué iba a tenerlos? – El discurso de Xiao Yang se aceleró. – Xiao Li me dio uno o dos números y me dijo que si pasaba algo, que podía llamar ahí. ¿Pero por qué iba a tenerlos? Pero ahora, yo… Cuando me ha traído a casa me ha tocado la cabeza… Hacía mucho que no lo hacía… – Bajó la voz. – Qi dage, dime, ¿ha ido a buscar a Han Jia?
Qi Xiu Yuan se quedó callado unos instantes antes de proseguir:
–Xiao Yang, ¿de verdad que no sabes dónde está Han Jia?
–Sé dónde está. Da Gui lo mencionó. – Bajó la voz todavía más. – Le dije a Xiao Li que no lo sabía porque me daba miedo que fuera a correr hasta allí y pelearse con esa gente. Pero ahora ha desaparecido…
–¿Dónde está? – Suspiró Qi Xiu Yuan. – Dímelo, pensaré en algo.
Qi Xiu Yuan, después de terminar la llamada, deambuló por su casa un buen rato. Se percató que su salud había empeorado por el agotamiento extremo durante estos dos días. Por fin, se sentó en el sofá y cogió el móvil. Frunció el ceño mientras lo miraba un momento antes de buscar por el nombre y número de esa persona.
Qi Susu salió de la cocina con un enorme tazón de yogur. Se lo comió mientras preguntaba con curiosidad:
–¿A quién llamas que te lo has pensado tanto? ¿Eh?
Qi Xiu Yuan pulsó el botón de llamada y antes de que la otra persona respondiese la llamada, contestó a su hermana.
–A un hombre al que no se le debe pedir ayuda.
–Oh, ¿y para qué le llamas?
–Para pedirle ayuda.

*        *        *        *

Le tiraron un cubo de agua fría con cubitos de hielo por la cabeza a Han Jia haciéndole temblar incontrolablemente. Tenía la vista borrosa, pero intentaba mantener los ojos abiertos. Lo único que podía oír era el susurro de alguien hablando por teléfono.
–No le mates. Este criajo destruyó y difamó a Dong Ye con sus propias manos dejándole al borde de la muerte.
–Jefe, no se preocupe. Le garantizo que no le dejaré morir aunque quiera.
–Sí. –Alguien anduvo hasta posicionarse al lado de Han Jia y le giró la cara con el pie. – enjuagadle un par de veces más. Qué puto asco. Que no le corte el rollo a Dong Ye.
Volvió a caerle agua encima. Han Jia se hizo un ovillo con esfuerzo, intentando escapar de la frialdad que le calaba hasta los huesos. Una frialdad que le hacía perder la noción de la realidad. Llevaba tanto tiempo en la misma posición que tenía los músculos de los hombros hinchados y entumecidos. Sentía tirones en la parte inferior de su cuerpo y abdomen, y el tendón le dolía. Le recorría un dolor severo y agudo por todo el cuerpo, de pies a cabeza.
¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que le habían atacado? ¿Diez minutos? ¿Una hora?
Han Jia gimió en silencio. Ya no tenía noción del tiempo. Tal vez habían pasado días.
Todo lo que sabía era que habían golpeado y maltratado su cuerpo durante un buen rato. Cuando el agua volvió a empaparle, recordó las violaciones, el dolor de su piel y los asquerosos rostros ruborizados con esa burla maliciosa.
–Cariño, ¿la polla de Dong Ye no es tu favorita?
–Te metiste en su cama y te atreviste a estafarle. Nunca imaginaste que sobreviviría y volvería a buscarte, ¿eh?
–Li Shi Qing te ha traicionado. Ni siquiera Xiao Li tiene las agallas de mover su puto culo. Dong Ye te follará el resto de tu vida.
¿Y entonces qué? ¿Empaparle el cuerpo y pegarle con un látigo? ¿Cortarle la carne con una daga y esparcir su sangre?
Un escalofrío recorrió la espalda de Han Jia y un calor abrumador en el estómago, era como si sus órganos estuvieran rellenos de lava.
Alguien se le acercó y le sujetó por los hombros, mientras que otro le levantaba las piernas; parecían estar moviéndole. Mientras le transportaban, sintió como la oscuridad se cernía sobre su conocimiento.

*        *        *        *

“¡Qué fácil! Han Jia, mientras abras las piernas y lo aguantes, irás pagando la deuda de Qing Ye”.
“Han Jia, no sólo eres el mejor de la clase, también eres el mejor de todo el curso. ¡Como profesor, estoy muy orgulloso de ti!”.
“Han Jia, mamá te lo está rogando. ¿No me digas que quieres ir a la universidad de verdad? ¡¿Quieres matarme?!”.
“Han Jia, ¿qué cojones pasa? Si me respetas, te respetaré.”.
“¡Han Jia, no puedes morir!”.
“Han Jia, te amo. ¿Tú me amas? ¿Me amas?”.
“Han Jia…”
Parecía que alguien le estaba llamando.
Frunció el ceño, todavía soñoliento, e intentó alejarse de todos los gritos. Sintió un dolor punzante en el pecho, haciéndole chillar y abrir los ojos de repente.
El rostro impasible de Luo Dong con una sonrisa maliciosa apareció ante sus ojos. Sacó la lengua y se lamió la cara mientras se sacaba el miembro.
Han Jia se hizo un ovillo, temblando de miedo mientras cerraba los ojos.
–Abre los ojos y mira, ¡¿quién ha venido a ver al bebé Han?! – Luo Dong estalló en carcajadas.
Han Jia se estremeció y abrió los ojos; varios lacayos de Luo Yong estaban empujando a un hombre con las manos atadas detrás de la espalda. El muchacho se resistía con terquedad y los empujones le hicieron tambalearse, casi se arrodilla en el suelo.
–Xiao… – Han Jia abrió la boca para hablar, pero su voz era débil y ronca.
Cuando Xiao Li le escuchó, se levantó del suelo y alzó la cabeza. El enfadó relampagueó en sus ojos al mirar a Luo Dong.
Luo Dong estalló en carcajadas sonoras y dijo con orgullo:
–Por fin ves a tu cariñito, ¿algo qué decir?
–Tú, jodido-… – Xiao Li le insultó lleno de ira.
Luo Dong se levantó y la palma de su mano aterrizó despiadadamente sobre el rostro de Han Jia. La fuerza de su ataque casi giró el cuerpo de Han Jia por completo. Luo Dong le volvió a coger por la barbilla y le lamió el lado hinchado y rojizo.
–¡Mi pobre bebé Han! – Dijo entre sonrisas. – No puedo evitar pegarte cuando oigo a alguien insultarme de esta forma. ¿Te duele?
Han Jia cogió aire pesarosamente, incapaz de responder.
Luo Dong le hizo una seña a uno de sus subordinados para que golpease a Xiao Li con un palo de madera por la espalda. Xiao Li se tambaleó y rechinó los dientes.
–Tampoco me gusta la gente que no responde mis preguntas. – Luo Dong pellizcó la mejilla de Han Jia.
A Han Jia le fue difícil mantenerse despierto. Abrió la boca y respondió como si su vida dependiese de ello.
–No… duele…
Luo Dong le soltó y rio satisfecho.
–¡Qué emoción tan profunda! ¡Amo este tipo de drama! – Miró a Han Jia, que yacía en el suelo, y se giró para mirar a Xiao Li, que apretaba los dientes enfadado. El simple hecho de verlos en ese estado le hizo sonreír todavía más. – Siempre he tenido curiosidad sobre qué relación tenéis. He oído que follabais cuando erais jóvenes. ¿Qué tal sabía?
Xiao Li no dijo nada.
Luo Dong agarró a Han Jia por el cuello y le abofeteó despiadadamente. Han Jia fue capaz de soportarlo y dejó caer la cabeza. Era como ver una presa a manos de un cazador.
–¡No tenemos ese tipo de relación! – Xiao Li se tragó el enfado y respondió a pesar de la tensión de sus ojos.
–¿Te atreves a mentirme? – Luo Dong seguía riéndose.
–Es verdad. Han Jia y yo nunca hemos tenido ese tipo de relación. – A Xiao Li se lo llevaban los demonios.
–¿Oh? – Luo Dong miró a Xiao Li con interés y acarició el cuello de Han Jia. – Entonces, ¿te da igual si me lo follo delante de ti?
–¡Atrévete!
Los ojos de Xiao Li ardían cuando echó a correr hacia él, pero sus contrincantes le cogieron por las manos y le doblaron el hombro. Todo lo que pudo hacer, fue debatirse.
–¿Y por qué no? – Luo Dong acarició la tez pálida de Han Jia. – Bebé Han, respóndeme. ¿Quieres que Dong Ye te folle aquí mismo?
Han Jia cerró los ojos e intentó abrir la boca.
–Si dices que no, me follaré a Xiao Li. – Añadió con dulzura Luo Dong.
–Sí, quiero. – siseó Han Jia con odio. – Quiero que Dong Ye me folle… Sólo quiero que Dong… Que Dong Ye me folle…
¿Cuánto tiempo seguiría así?
Hacía un buen rato que los quejidos de Han Jia se habían detenido. La respiración pesada de Luo Dong también paró después de tiranizar el cuerpo de Han Jia; entonces, le arrastró por el suelo y cogió una daga del armario.
Xiao Li estudió con temor el arma afilada conforme aquel hombre la mecía bajo la luz de la lámpara. Luchó todavía con más intensidad para librarse del agarre bajo el que le tenían preso.
Luo Dong echó un vistazo rápido a Han Jia y, con un semblante tétrico, le lanzó la daga a Xiao Li.

–Si estás dispuesto a matarle con tus propias manos, – miró a Xiao Li y su voz albergaba cierta fluctuación. – te dejaré marchar.

You Might Also Like

0 comentarios

Popular Posts

Like us on Facebook

Flickr Images