Capítulo 35

octubre 11, 2017

–Jefe, acaban de llamarme. Me han dicho…
La persona en la silla de oficina con ruedas levanta la cabeza, de su peinado se escapan unos cuantos pelos sueltos que demuestran una pizca de agotamiento. A juzgar por su expresión, está en un estado de agitación máxima. Todos sus inteligentes lacayos saben que tienen que ser extremadamente precavidos con él en días así.
–Dime, ¿quién ha llamado? – Su tono alberga una gran impaciencia.
La secretaria se asusta de la frialdad de su pregunta, se aclara la garganta y responde:
–Dice ser el mayordomo de la familia ShangFan. Dice que su amo quiere encontrarse con usted y discutir unos asuntos respecto a su hermano pequeño.
En cuanto menciona las palabras: “hermano pequeño”, la voz de la persona que carecía interés parece subir de volumen.
–¿ShangFan? ¿Mi hermano pequeño?
La secretaria se sorprende. Lleva como secretaria tres años, en su corazón su jefe es joven y prometedor, siempre tranquilo y sereno, y muy eficaz en cuanto al trabajo. Tampoco critica a sus subordinados con severidad, aunque tampoco les trata con demasiada amabilidad. Por algún motivo que ignora, últimamente, siempre está serio e irritado. Su rostro cae en melancolía todo el día. Sin lugar a duda, algo le molesta.
–Sí, eso ha dicho. También ha remarcado que no será en vano para usted, jefe. – Responde ella.
–¿Ese gran empresario de Hong Kong?
Ye Yun frunce el ceño. Nunca ha hecho ningún negocio en Hong Kong, así que sólo ha oído hablar de este tal: “ShangFan”. ¿Por qué de repente le viene a buscar y menciona a Ye CanSheng?
Su complexión empeora al pensar en su hermano pequeño. No sabe que le ha pasado a esa rata de Ye CanSheng últimamente, pero es como si se hubiera convertido en alguien totalmente diferente. ¿Cuál será el propósito de ShangFan? Si es una mera colaboración de negocios, entonces, ¿por qué mencionar a su hermano? Si ShangFan está de parte de CanSheng y se acerca para provocarle, entonces, va a perder mucho…
–Dame el número de teléfono.
–Sí.
No hace muy buen tiempo, las nubes no se dispersan y hay probabilidades de lluvia. Desde el rascacielos, la ciudad parece un bajel gris que contiene toda la insatisfacción y odio.  Es fácil de adivinar que muy poca gente es feliz en esta ciudad.
Recuerdo cuando les dije esto a Fang FuSheng y a Fang YunSheng y cómo me respondieron. Recuerdo que XiaoFu me metió la carta de disculpa en la mano, con una expresión risueña detrás de ese par de gafas negras.
–Con que, negándote a corregirte a pesar de las críticas. Llévate tu elocuente talento literario que acabas de demostrar y vuelve a escribirla.
En ese momento, YunSheng me quitó el tabaco y, con los ojos relucientes, me dijo:
–Fumar es malo para tu salud. ¿Por qué eres tan frívolo e irrazonable?
En realidad, se parecen mucho en varios aspectos. Pero FuSheng era más dulce, aunque los dos son desobedientes.
ShangFan mueve la copa de vino sin fijar la vista. Sus ojos estrechos miran de soslayo por la ventana que muestra un mundo exterior muy vivo.
Llevándose la copa con forma de tulipán a la nariz, se deja invadir por la esencia que refresca su mente y agrada a su corazón. No es un nuevo rico que cree que cuánto más viejo es el vino, más meloso y dulce. Para él, esta elección del noventa y cinco ha llegado a su punto más dulce.
Cuando el vino llega a su límite, más años lo degradarán. Por eso, el vino se debe consumir en su momento justo. Y “probar” el sabor de una persona es exactamente lo mismo. Si esperas demasiado, se hará aburrido. Si esperas demasiado poco, carecerá de interés. Además, esperar es algo intolerable en sí mismo, pero sigue siendo entretenido si lo puedes ver.
ShangFan levanta la cabeza y miro al joven ante él riéndose. Cuando YeYun ve a ShangFan sentado en la ventana por primera vez, sus instintos le dicen que no debe ofenderle. 
A un lado, un camarero se acerca y se marcha bajo las órdenes de ShangFan cuando termina de verter el vino en la copa de YeYun.
ShangFan coge la copa y da un sorbo. El vaso abandona sus labios y él, inclina la cabeza hacia su acompañante.
–No sé si el vino italiano te gustará.
YeYun levanta la copa, la fragancia fluye inmediatamente. Observa el líquido rojo y da un sorbo. Cuando deja la copa en la mesa, echa un vistazo a la etiqueta y sabe, instantáneamente, que se trata de un vino italiano DOCG, el nivel más alto en cuanto a vinos. ¿Cómo no iba a gustarle?
YeYun miro a la persona que se apoya contra el sofá mirando por la ventana y se advierte a sí mismo. Alguien que disfruta del vino es, sin lugar a duda, una persona con suma paciencia y perspicacia. Hay que tratarle con cuidado.
YeYun deja la copa en la mesa y dice:
–El regusto no desaparece al poco tiempo. Al mismo tiempo, su fragancia está bien equilibrada, es armoniosa y elegante. Muy agradable.
El atractivo rostro de ShangFan, levantando la vista, hace que la gente sea incapaz de mirarle a los ojos bajo la tenue iluminación.
Ambos se enzarzan en un debate sobre el vino rojo, pero en realidad, es una forma de interrogar al otro. ShangFan rompe el hielo. A veces, perder el tiempo es lo que más daño le hace al corazón.
–El vino rojo italiano es bastante algo en términos de ácido tartárico, su sabor es fuerte y embriagante. Es extraño que al Joven Amo Ye no le disguste y lo evite.
YeYun aprieta las manos al escuchar su título. Es obvio que esa frase se dice para demostrar que él ya conoce su identidad en el mundo de la mafia, por lo que, YeYun, también deja de hacerse el interesante.
–¿Por qué me buscas? ¿Mi hermano pequeño te ha ofendido de alguna manera?
–No, sólo he venido a hablar de un hijo mío que no cumple con mis expectativas.
–¿Hijo? – La copa en la mano de YeYun tiembla. Según sus fuentes, ShangFan no debería estar casado todavía.
–Sí, hijo. – ShangFan se repite con una sonrisa. – Más o menos, sé cómo están las cosas entre usted y su hermano. He venido con el simple deseo de ayudarle y a conseguir que me devuelvan a mi hijo cautivo.
–¿Cautivo?
–Parece que el Joven Amo Ye no conoce a su hermano demasiado bien…
ShangFan no mira la expresión sorprendida de YeYun. Se limita a prestarle atención a la copa de vina que tiene en la mano, en el líquido y en su hechizante color y sentimiento misterioso. El meloso, puro y aromático vino rojo está repleto de los frutos de la vida. Es el factor más encantador del vino.
–¿Y cómo me va a ayudar el mayor magnate de Hong Kong?
Ye Yun enfatiza la palabra: “magnate”, como si estuviese saboreando el terreno antes de darle forma a sus ideas.
ShangFan no añade no le oprime, hecho que demuestra que no es un muchacho demasiado estúpido.
–Si un empresario se desarrolla y se expande hasta llegar a mi posición, hacer un poco de contrabando con algo no es para tanto. Y estoy seguro de que ambos sabemos qué es ese: “algo”.
ShangFan extiende la copa de vino de la mano y le echa una mirada a su compañero. YeYun, extiende también la suya y sus copas chocan mientras ambos intercambian miradas. 

Es el sonido festivo de un acuerdo mutuo. 

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