Capítulo 69: Demostrando talento en la corte

octubre 19, 2017

Al salir del jardín, Li Min De se quedó quieto.
–San jie, no deberías haberte arriesgado por mí, no deberías jugar con los regalos imperiales.
Li Wei Yang sonrió, pero no dijo nada.
–Esa horquilla no era un regalo imperial. – Bai Zhi habló. – Xiaojie sólo les estaba intimidando.
Li Min De levantó la esquina de sus labios y sonrió. Li Wei Yang le miró con tranquilidad.
–Min De, en una situación como la de hoy, no hace falta que te comportes así.
–Nunca más. – Li Min De bajó la vista.
Li Wei Yang estaba confundida, no estaba segura de si se refería a no dejar que le volvieran a molestar o a tragarse los insultos. Iba a añadir algo más cuando escuchó a Bai Zhi hablar.
–Xiaojie, el tercer príncipe ha se va.
Se dio la vuelta y se encontró a dos criadas guiándole. El joven se acercaba lentamente, vestido con ropas hermosas y una corona magnífica. Sin lugar a duda, Tuoba Zhen era quien estaba yéndose del pabellón.
Li Wei Yang entrecerró los ojos, la lujosa capa de Tuoba Zhen debía ser un regalo del Emperador. Sólo había cinco en Da Li y eso significaba que ese príncipe de nacimiento bajo había entrado en el centro de poder.
Bai Zhi y el resto de criadas se detuvieron y dejaron paso al príncipe, sin embargo, este se detuvo justo delante de Li Wei Yang.
–Xianzhu… – Miró a la muchacha y habló. – Has jugado con nosotros. – Bai Zhi y el resto estaban tan asustados que se quedaron sin palabras, Li Min De cerró los puños. – Has sido muy temeraria.  – Tuoba Zhen suspiró.
–Sí, siempre he sido atrevida. – Li Wei Yang hizo acopió de un comportamiento inesperadamente tranquilo.
En su vida pasada, siempre había admirado y simpatizado con su marido por tener la determinación de esforzarse a pesar de sus antecedentes humildes. A sus ojos, era el esposo perfecto, alguien celestial en quien podía confiar. Sin embargo, en su vida actual, la persona que tenía ante ella no había cambiado, seguía siendo resoluto y atrevido, además de ser de disposición firme. Tenía encantos, estratagemas y conocimiento; era indudablemente un dragón. Si pudiese, Li Wei Yang hubiese preferido no tener ningún tipo de interacción con él en su segunda vida porque le conocía demasiado bien. Tenía planes, medidas despiadadas y utilizaría cualquier cosa para conseguir su meta, sólo sabía controlar a los que tenía en sus manos. Nadie tenía forma de saber lo que quería este tipo de persona y, mucho menos, si te trataba con sinceridad o deshonestidad.
Ambos se mantuvieron la mirada e interactuaron en silencio.
–Me pregunto si San gongzi me dejaría pasar. – Tuoba Zhen apartó la mirada y respondió entre sonrisas.
Li Min De observó a Li Wei Yang mientras ésta, asentía. Las pupilas de Li Min De se dilataron, entonces, retrocedió unos pasos y les dejó espacio.
–¿Algo más que decir, tercer príncipe? – Li Wei Yang arqueó las cejas.
–Ciruelas en la nieve, qué paisaje tan bonito… – Tuoba Zhen no le contestó, sólo sonrió y miró a lo lejos.
–Qué actitud tan despreocupada y ociosa tiene el tercer príncipe. – Li Wei Yang sonrió.
Tuoba Zhen movió la mano para indicar que todos los criados retrocedieran, incluso Bai Zhi tuvo que marcharse.
–Sólo quería decir unas cuantas cosas para ver qué piensas en realidad. – La sonrisa de Tuoba Zhen albergaba cierta frialdad.
–¿Y a ti qué te importa? – Preguntó Li Wei Yang.
Tuoba Zhen se rio en voz alta, sus carcajadas eran frías y frescas.
–Lo de hoy me ha abierto los ojos, tienes la lengua afilada y eres capaz de librarte de todo. Gao Jin ha saltado al lago helado, si eso no le mata, le destrozará la piel… Tienes un corazón despiadado, y es de admirar.
Ahora le tocaba sonreír a Li Wei Yang. Su sonrisa resplandecía mucho más que las flores rojas.
–Él se lo ha buscado.
–En realidad, no hacía falta que hicieras esto… – Tuoba Zhen dejó de sonreír y habló en un tono normal.
Li Wei Yang levantó la ceja.
–¿Oh? Me gustaría saber más.
–A juzgar por tu comportamiento, no te importa la familia Li. Ahora vives una buena vida, podrías vivir una mejor en el futuro, pero tienes que saber que, si la familia Li desaparece, tú, Li Wei Yang, no llegarás a nada. Así que a la próxima-…
Tuoba Zhen habló como debía, pero Li Wei Yang le interrumpió sin dejarle terminar.
–Su Alteza, no hay nadie. No hace falta que hable de principios. – Li Wei Yang sonrió. – Además, ¿de verdad crees que haría caso de vuestras palabras?
–Pagar tu enfado y apostar tu vida, ¿vale la pena? – Preguntó Tuoba Zhen de repente. – Aunque esa gente pisotee tu dignidad, no deja de ser parte de la naturaleza humana. Adoran a los poderosos y pisotean a los humildes. En lugar de guardarles rencor, ¿por qué no empleas tu tiempo en conseguir una posición en la que no puedan tocarte y en la que tengan que mirarte desde abajo para siempre…? – En segundos, el tono de Tuoba Zhen cambió y por eso, Li Wei Yang supo que había dejado de hablar de ella, para centrarse en él mismo.
A causa de su nacimiento humilde, siempre habían menospreciado a Tuoba Zhen. Y esta también era la principal razón por la que había ocultado sus ambiciones más que los demás. No es que no guardase rencor, sino que utilizaba el odio para seguir avanzando, pasito a pasito, e ir de príncipe ridiculizado a Emperador por encima de miles. Parecía que estaba intentando usar su lógica para convencer a Li Wei Yang, no, para hacer que Li Wei Yang estuviese de su parte.
–Wei Yang, ahora mismo has conseguido una fama y posición con la que la gente normal no podría ni soñar. Padre y la gran Emperatriz Viuda te favorecen, ya lo has conseguido, ¿por qué tienes que pintar una serpiente con piernas[1]?
La guio paso a paso mientras Li Wei Yang le miraba y, de repente, le mostró una sonrisa.
–Su Alteza, de repente tienes paciencia conmigo… – Alzó la vista y le echó un vistazo. – Me hace sentir abrumadoramente elogiada. Y pues, según tú, ¿qué debería hacer?
El atractivo rostro de Tuoba Zhen desarrolló una expresión algo despreocupada. Pensaba que había atraído a Li Wei Yang, o que, en otras palabras, estaba un paso más cerca del éxito.
–Si yo fuera tú, buscaría la manera de llevarme bien con todos y, entonces, utilizaría esa oportunidad para escalar y gustarles más al Emperador y a la gran Emperatriz Viuda para que me favorecieran más y así, poder encontrar un prospecto mejor. Wei Yang, si aceptas, también puedo pedirle a mi padre que te haga mi concubina...
¿Concubina? La había estado esperando. Li Wei Yang sonrió, era exactamente igual que en su vida pasada. En su vida anterior, para ganar el apoyo de Li Xiao Ran y su poder militar, este hombre había pedido la mano de Li Zhang Le en matrimonio, ¿quién se hubiera imaginado que acabaría casándose con la hija de la concubina? Se disgustó mucho, pero pretendió que no pasaba nada. La usó a ella y sus conexiones con la familia Li para conseguir un equilibrio y ganarse el favor del Emperador conforme iba incriminando a los otros príncipes hasta que, al fin, ascendió al trono. Cuando llegó al trono la hizo desaparecer en un palacio frío y, sin dudar ni un momento, hizo a Li Zhang Le su Emperatriz.
¿Concubina? No estaba interesada en volver a ser una piedra a la que pudieran pisar. En su corazón, Tuoba Zhen menospreciaba su estatus de hija de una concubina. Con la que quería casarse era Li Zhang Le, la hermosa perla de la familia Li.
–Desde la antigüedad, – en el atractivo rostro de Tuoba Zhen apareció cierta ternura. – los hombres tienen muchas formas de conseguir poder, pero las mujeres sólo pueden confiar en sus maridos. Deberías saber que soy de nacimiento humilde, hasta se podría decir que tanto tú como yo sufrimos el mismo destino. Tenemos personas a las que aborrecemos, pero yo no me abandonaría como tú estás haciendo y me crearía enemigos. Si crees en mí, al menos, podría ayudarte.
–Tercer príncipe, ¿alguna vez le han pegado? – Tuoba Zhen se quedó estupefacto. – ¿Alguna vez ha pasado tanta hambre que has llegado a pelearte con los cerdos de la pocilga? ¿Alguna vez le han montado como si fuera un perro porque los niños no tenían con qué jugar? Tercer príncipe, ¿sabe lo que es el odio y el dolor? – Li Wei Yang se mofó. Tuoba Zhen la miró, pero no dijo nada. – Dice conocer el odio.  ¿Qué es lo que tanto resiente? Creció entre lujos y tiene escoltas por delante y por detrás. Esa “injusticia” que menciona porque su estatus no es lo suficientemente alto no le hace tener que soportar humillaciones. No somos el mismo tipo de persona. – Li Wei Yang sonrió con frialdad. – Ya lo he dicho, no somos lo mismo. Así que, no es necesario que usted vuelva a repetir este tipo de palabras.
Imperturbable, Tuoba Zhen sonrió y continuó callado.
Ya le había dado a la muchacha una oportunidad, si no fuera porque todavía podía usarla no se molestaría en conversar con ella en ese temporal. Las comisuras de los labios de Tuoba Zhen se torcieron mostrando una mueca.
–Aun así, te lo dejo a ti.
No dijo nada más, sólo enfatizó la última palabra extrañamente. Cuando hubo terminado de hablar, movió las mangas y siguió andando. Li Wei Yang contempló su silueta y se río.
Li Min De observa la escena desde cierta distancia mientras cerraba los puños con fuerza. Si no fuera por él, su San jie no tendría que vérselas con esa persona que le estaba pidiendo, sin lugar a duda, la piel de un tigre[2].
En este mundo donde no tenía dónde ir, Wei Yang seguramente tampoco.
San jie tenía mucha gente de su lado, a pesar de que él sabía que esas dos personas no tenían ninguna relación, ni cariño, sentía un vínculo incontrolable entre ambos. Si San jie no había notado a Tuoba Zhen, ¿por qué seguía mostrando esa enemistad?
Bajó la cabeza. Tal vez estaba siendo demasiado egoísta, San jie y él no tenían ningún vínculo de sangre. Además, aunque se lo había prometido a San furen, la muchacha no tenía por qué protegerle y cuidarle tanto. Pero él, en realidad, quería ser egoísta y terco y monopolizar la atención y preocupación de Li Wei Yang.
Nadie se preocupaba por él tanto como para ponerse delante de él y protegerle.
San jie tenía demasiados escrúpulos, demasiada gente sin importancia. ¿Qué tenía que hacer para que Wei Yang sólo le tuviera a él en su corazón?
Desde el incidente en los jardines, Li Zhang Le y el resto evitaban A Li Wei Yang cada vez que la veían. Era como si temieran tirarle la horquilla, o el brazalete, o el anillo sin querer, cosa que divertía a la muchacha. Li Wei Yang se percató y no le prestó demasiada atención, sabía muy bien que Da Furen, que quería derrocarla, todavía no se había empezado a mover.

*        *        *        *

No hacía mucho que había pasado el festival; era el tercer mes del año.
Las familias enviaban invitaciones para numerosos banquetes cuando las flores empezaban a florecer. Lao furen, decidió llevar consigo a Li Wei Yang a visitar a otros.
Lao furen no solía salir de la residencia, por lo que la invitación que había recibido debía ser, sin lugar a duda, de la familia real. Yongning, la princesa del Emperador era quien había enviado la invitación. Yongning era hija de una consorte de rango bajo, la consorte Hui. Le Emperatriz había criado a la princesa Yongning después de que la consorte Hui falleciera por un aborto y, como la Emperatriz sólo había tenido al príncipe heredero, aceptó a la niña de buen grado. De hecho, la princesa era cuatro años mayor que el príncipe.
Cuando la niña cumplió los quince años, el Emperador ordenó al ministerio de ritos que seleccionasen un marido, pero desde el incidente de la rebelión de la consorte del príncipe en la dinastía anterior, las princesas tenían que seguir la ley al casarse y, por tanto, el príncipe consorte sólo podría ostentar un título. Nadie se atrevía a ofenderla por su estatus, por eso ninguna familia aristócrata con hijos talentosos querían presentarse para ser suegros de la familia real. Sin embargo, si el Emperador decidía un nombre, esa familia no podría negarse.
Cuando le tocó a la princesa Yongning, la noticia voló. Todas las familias nobles buscaron la manera de asegurarse de que todos sus hijos en edad casamentera tuvieran mujer, sobretodo el duque Ying de la familia Zhou que casó a sus cuatro hijos de golpe. El Emperador había querido elegir a uno de sus hijos y, al enterarse, se enfureció e invitó a palacio a la mujer del duque Ying para que seleccionase a uno de sus hijos. La familia no se atrevió a desafiar el Emperador pero tampoco querían enviar a ninguno de sus hijos, por lo que enviaron al hijo de la segunda casa de la familia del Duque, Zhou Ming Chang. El Emperador se reunió con él y, al ver lo talentoso que era, quedó satisfecho y envió a su eunuco de confianza para que investigase a ese tal Zhou gongzi. El eunuco era un hombre ambicioso, así que, gracias a unos cuantos sobornos, le cantó alabanzas al Emperador.
La princesa Yongning fue a casarse con todo el glamur. Tendría que haberse tratado de una ocasión alegre, pero Zhou Ming Chang no era tan bueno como parecía. Era de mente cerrada y tenía tuberculosis. Como se había convertido en el príncipe consorte no podía esperar una carrera, deprimido como estaba, sus primos no dejaban de burlarse de él, añadiéndole más leña al fuego.
En la boda, el agitado Zhou Ming Chang vomitó sangre delante de los invitados y, poco después de la boda, la princesa se enteró de la verdad sobre su marido. Zhou Ming Chang se sintió culpable y, desde entonces, quedó postrado en la cama.
Seis meses después, fue imposible esconder la verdad y el Emperador hizo desaparecer el clan Ying al completo, ejecutó al eunuco y renovó la residencia de la princesa para que Yongning pudiese vivir allí.
La princesa, de sangre real, no tenía que guardar duelo, pero como ya se había casado una vez, todo lo que podía hacer era vivir en Fu Li Tang. Al tiempo, se acabó aburriendo y por eso, solía organizar banquetes para consolar su soledad.
Lao furen le explicó esta historia a Li Wei Yang en el carruaje. Parecía que la muchacha le estaba prestado atención, pero en realidad, su mente estaba muy lejos de allí.
Todos sabían que nada era como parecía. La familia imperial no hubiese cometido jamás un acto tan estúpido. El duque Ying contribuyó a fundar el país, además, sus cuatro hijos ocupaban posiciones importantes en la corte, uno de ellos tenía hasta un ejército de veinte mil hombres. Los Ying se volvieron arrogantes y dejaron de respetar al Emperador. El Emperador quería deshacerse de la familia Zhou pero, tras esperar dos años, no pudo encontrar ningún buen motivo, así que, ¿qué mejor motivo que engañar al Emperador?  La princesa Yongning no era más que un peón para la familia imperial. Ese matrimonio arruinó su vida, pero fue una gran contribución para la familia real.
–La princesa Yongning da mucha pena. ¿Cómo se pudo casar con un hombre así? – Lao Furen sacudió la cabeza y suspiró.
Li Wei Yang sonrió y no dijo nada. Sabía que la princesa Yongning y su difunto príncipe consorte habían estado muy enamorados. A pesar de que el príncipe consorte estaba enfermo, era romántico, poético y talentoso en varias artes. Además, era de personalidad tierna y dulce, así que, la princesa y él eran una pareja inseparable. Lo de la envidia y la mente cerrada era mentira. Cuando el príncipe consorte murió, a la Emperatriz se le escapó delante de Li Wei Yang que no había sido por tuberculosis.
–Sí, da mucha pena. – Li Wei Yang sintió para responder a la anciana.
–Por eso el Emperador trata así a la princesa. Hace dos días se utilizó dos cientos acres para construirle una residencia. Cuando lleguemos tendrás que hablar con la princesa y gustarle para que te invite a menudo y gustarles a los demás.
Li Wei Yang asintió, pero, en realidad, estaba pensando en otra cosa.
–Lao Furen, la invitación de esta vez…
–Tu Da jie está reflexionando sobre sus errores, no la he podido traer. – Lao Furen sonrió.
Li Wei Yang también sonrió, sus hermosos ojos albergaban una suave pizquilla de sarcasmo. Por culpa del plan para el desastre natural, Li Zhang Le estaba sufriendo muchas censuras. Lo que necesitaba ahora mismo era aparecer en las ocasiones apropiadas y borrar la mala impresión que había dejado en los demás. Aquel día estaban yendo al banquete de la princesa, todos los invitados serían nobles y oficiales, ¿cómo podía ser que Da Furen hubiese dejado escapar semejante oportunidad?
Esa madre y su hija no permitirían jamás que alguien se interpusiera en su camino, por lo que Lao Furen debía haber cometido algún error.
Li Min De les observó en silencio. Lao Furen no había planeado traerle, pero su San jie le había dicho a Lao Furen que había estado deprimido y triste desde la muerte de San Furen, y le pidió que le trajera para que se relajase, sin embargo, Li Min De sabía que lo había hecho para no dejarle a solas en la familia Li.
¿Tan débil era que necesitaba que Li Wei Yang le protegiera hasta este extremo? Li Min De bajó sus largas pestañas y mostró una expresión complicada. Tal vez, debería hacerle saber a Wei Yang que no era tan débil como ella pensaba. Cuando soportó la humillación fue porque no quería mostrar sus capacidades.

*        *        *        *

La residencia de la princesa estaba situada al sur de la capital y rodeada por acres. Li Wei Yang abrió la cortina conforme su carruaje entraba y contempló el camino de madera rebosante de flores. La residencia de la princesa parecía albergar toda la primavera.
El carruaje por fin se detuvo ante la puerta. Li Wei Yang ayudó a Lao Furen a bajar del carruaje y, de inmediato, vio el carruaje de Da Furen y a Li Zhang Le vestida con un atuendo bellísimo al lado de su madre, parloteando con otras mujeres.
La momentánea sonrisa de Lao Furen se petrificó. ¡Había venido! Li Wei Yang apretó el puño dentro de la manga y se esforzó por no revelar ninguna de sus emociones. Se enganchó al brazo de Lao Furen para hacerla reaccionar.
–Si Zhang Le sigue tan enferma, ¿cómo es que ha salido?
–Padre debe haberle dado permiso. – Li Wei Yang sonrió.
La complexión de Lao Furen empeoró. Li Xiao Ran solía actuar con prudencia e inteligencia, pero sólo con su hija. La mimaba demasiado y, al parecer no había desistido con la idea de casar a su hija, pues se trataba de un banquete para encontrar pareja.
Li Zhang Le notó algo y levanto la vista justo en el momento en el que Wei Yang se le acercaba.
La lúgubre luz brilló sobre Li Wei Yang, que estaba vestida con un atuendo simple y blanco, como de costumbre. Siempre que la veía tenía esa expresión despreocupada, pero en realidad, era una niña maquiavélica. Li Zhang Le apretó las manos y mostró una sonrisa encantada.
–San mei.
–Da jie. – Saludó Li Wei Yang risueña.
Lao Furen tosió con frialdad.
–Desvergonzada.
La expresión de Li Zhang Le cambió, su sonrisa era como una máscara, pero en su frente se creó una brecha y, al final, desapareció. No podía creer que Lao Furen la repudiase hasta ese extremo después del incidente del vudú.
Lao Furen miró su abrupta expresión cambiante, sonrió con frialdad y no dijo mucho. Entonces, hizo señas para que todo el mundo, incluida Da Furen, la siguieran.
Da Furen suspiró con tranquilidad, sabía que, a pesar de que, a Lao Furen no le gustaba Li Zhang Le, seguían siendo de la familia Li. Delante de los demás, Lao Furen no les dejaría en evidencia. Sonrió y le dijo a su hija:
–Entremos.
Li Zhang Le estaba encantada y siguió a Da Furen. Por supuesto, atrajo muchas miradas por el camino. El nombre de Li Zhang Le ya se había extendido por el palacio y por las gentes. No la había visto mucha gente, pero cuando lo hacía, sólo podían quedarse atónitos ante su belleza. Ahora que estaba ahí, el jardín parecía iluminarse. Pero los invitados también notaron que la San xiaojie del Primer Ministro también había acudido a la reunión, y el simple hecho de que se le hubiera otorgado el título de Anping Xianzhu ya era suficiente como para maravillarles.
Wei Guo Furen y Gao Min ya habían llegado con antelación, al ver a Da Furen corrieron a saludarla, ignorando a Li Wei Yang.  A Li Wei Yang no le importó, su mirada estaba en el banquete. El banquete de aquella ocasión estaba situado al aire libre, las flores del jardín eran cautivadoras y se aprovechaban de la brisa primaveral. En medio del jardín, yacía una enorme alfombra decorada con bordados. Las cosas de las mesas estaban preparadas para los invitados. Al oeste, las mesas estaban llenas de señoras nobles y sus hijas; al este Tuoba Zhen, el tercer príncipe, Tuoba Rui, el quinto príncipe, Tuoba Yu, el séptimo príncipe, y Tuoba Cong, el octavo príncipe, se sentaban en orden.
Tuoba Zhen estaba sentado al este del primer asiento; vestía una tela verde y su sonrisa atraía las miradas de los demás. Tuoba Yu estaba sentado en el tercer asiento; llevaba una corona de jade y un atuendo blanco plateado, todo él era deslumbrante. Ambos se sentaron cerca y reían mientras intercambiaban palabras. Parecían hermanos normales, sonriéndose y sentados juntos mientras bebían y hablaban. A Li Wei Yang le parecía una alucinación.
La mirada de Tuoba Zhen se posó en la espléndida Li Zhang Le. Entonces, sus ojos, cayeron sobre Li Wei Yang inconscientemente.
La San Furen del Primer Ministro acababa de morir. Aunque sólo fuera su tía, Li Zhang Le no debería haberse vestido con colores tan vivos. En comparación, Li Wei Yang había sido mucho más prudente e inteligente. La verdad era que Tuoba Zhen estaba muy decepcionado con Li Zhang Le. Siempre intentaba presumir y no era lo suficientemente lista, tampoco aguantaba las humillaciones, ¿valía la pena tener a su lado a una mujer así? ¿Cómo le iba a ayudar?
Cuando el quinto príncipe vio a Li Zhang Le, sus ojos no pudieron abandonar a la muchacha. En un principio, había planeado encontrar el momento adecuado para decirle a su madre imperial que la quería y dejar que su padre se la otorgase, pero su madre imperial le había dicho que su padre estaba furioso con Li Zhang Le y que no era el momento idóneo, por tanto, tenía que controlarse.
Tuoba Yu notó a Li Wei Yang. Al principio, la niña le había parecido lista pero ahora, la tenía por una chica tan astuta como un zorro. Su maquillaje era simple y sonreía lo que la hacía parecer como la tinta y como el jade. Era distinta a otras señoritas de familia importante, casi sospechaba que la pueblerina que había visto y esta chica no eran la misma persona.
Li Wei Yang estaba al lado de Lao Furen, dejando caer las pestañas para que creasen una sombra en su rostro. Su sonrisa, en comparación con la de Zhang Le, era mucho más amable y cercana.
–San jie, voy a los asientos para chicos. – Li Min De echó un vistazo a lo lejos y vio que su primo, Li Min Feng, había llegado antes y que estaba charlando con otros hombres. Aunque era extremadamente detestable, sabía que debía sentarse con él.
–Ve. – Li Wei Yang le sonrió.
Evitar que Li Min De estuviese solo en la familia Li no había sido sólo para protegerle, sino también para que no le diera vueltas a las cosas.
–Aquí llega la princesa Yongning. – anunció una criada a lo lejos.
Li Wei Yang sonrió, se giró y vio la cabeza de una mujer seguida por un gran grupo de criadas acercarse por el pasillo. Su cabello estaba peinado con un estilo muy alto y decorado con una horquilla, su rostro era elegante y emitía autoridad, era la princesa Yongning. Sin embargo, Li Wei Yang suspiró desde lo más profundo de su corazón. A pesar de que la princesa sólo tenía veinte años estaba muy demacrada. El rostro que cierta vez fue rosado y rojo, era gris con la piel caída y los ojos cansados. Por supuesto, lo peor eran sus ojos: negros y profundos, como si fueran dos agujeros en un leño. Si no fuera porque de vez en cuando movía las pupilas, habría parecido un cadáver. Aunque llevaba muchos accesorios en la cabeza, no conseguía ocultar su aura decadente, como si no tuviese vida.
La princesa estaba igual a como la recordaba.
Una oficial alta acompañó a la princesa Yongning hasta su asiento. Todos los príncipes se levantaron de sus asientos para saludarla. Su hermana imperial siempre había sido la perla más querida de sus padres, con ella eran especialmente cariñosos y nadie se atrevía a ofenderla.
Li Wei Yang observó a la princesa sonreír y asentir a todo el mundo; sintió simpatía por ella. Yongning no había querido organizar este banquete, pero el Emperador y la Emperatriz habían insistido. Habían utilizado a su hija, así que sentían una culpabilidad extrema y querían darle honor a través de otros métodos. Cada tres meses se organizaba un banquete para demostrar su cariño y respeto a la princesa Yongning, pero por eso mismo, el corazón de Yongning no dejaba de sentir puñaladas.
El banquete transcurrió como siempre.
A mitad del banquete, la princesa anunció:
–Os agradezco a todos que hayáis venido, padre me ha regalado una artista muy habilidosa con el qin, así que le he pedido que nos toque una partitura.
En ese preciso momento, una jovencita vestida de rosa con una piel nívea avanzó lentamente. Hizo una reverencia para ofrecer sus respetos a todos los oficiales y nobles, y empezó a tocar el qin. El sonido del instrumento era muy melódico, como un dragón revoloteando, era como si éste se convirtiese en notas bailando en círculos y entrando en los cuerpos de los presentes.
Los presentes no despertaron de su ensueño hasta un buen rato después de que la melodía hubiese terminado.
–¡Las habilidades de esta artista son soberbias, hermana! – Tuoba Zhen aplaudió y elogió.
La princesa Yonging sonrió con cierta indiferencia.
El octavo príncipe, Tuoba Cong había nacido con un rostro de jade, adorable.
–¡Huang jie, que nos toque otra!
La princesa Yongning asintió y la artista deslizó los dedos por el qin para emitir otra hermosa canción. Los sonidos, esta vez, fueron extremadamente melódicos, gentiles y cambiantes. Revoloteaban por el aire y se aferraban de las orejas de los oyentes, tocándoles el corazón.
Li Wei Yang se percató desde un buen principio que el rostro de la princesa no tenía ninguna expresión, no había ni rastro de alegría, ni de tranquilidad. Cuando la canción terminó, el público aplaudió.
–La luz del sol es perfecta y todas las xiaojies aquí reunidas tienen talento en la música, – Tuoba Rui curvó los labios. – ¿Por qué no les pedimos que nos toquen algo?
La princesa Yonging era de aburrimiento.
–¿Sí? No sé si las xiaojies estarán de acuerdo.
Todas las señoritas se miraron entre ellas y pensaron que sería una oportunidad ideal. No era bueno que la hija de una familia importante presumiera demasiado, pero si conseguían captar la atención de algún noble, sin nombrar a los príncipes que estaban ahí sentados, en una situación así, tendrían la oportunidad de subir su estatus y rango. ¡No habría otro momento como este!
La única que mostró una sonrisa desinteresada fue Li Wei Yang mientras notaba la malicia que albergaba la sonrisa de Tuoba Rui. Sabía que Li Zhang Le destacaba en literatura y en poesía y que, sin ninguna duda, mostraría un talento tan increíble que cambiaría su reputación ante todos los nobles allí reunidos y de la princesa. Mientras que ella había crecido en el campo, su talento en comparación con las otras chicas que habían estado aprendiendo desde niñas debía ser inferior y motivo de burla.
Ninguna de estas palabras era errónea, a Wei Yang no se le había dado bien esta área jamás, ni en esta vida, ni en la anterior. Tal vez por eso la había rechazado Tuoba Zhen. Li Wei Yang bajó la cabeza y sonrió.
Los ojos de Tuoba Yu se curvaron en una sonrisa curiosa. Era consciente que Tuoba Rui tenía la intención de dejar en evidencia a Xianzhu; no sabía cómo se las apañaría esa joven.
Li Min De, no muy lejos, frunció el ceño. Nadie había provocado a esta gente y, sin embargo, no dejaban de buscar problemas.
El quinto príncipe, Tuoba Rui, miró a Li Zhang Le y le sonrió para complacerla. Li Zhang Le le devolvió la sonrisa y Tuoba Rui sintió que su fulgor era incomparable con el suyo.
Li Zhang Le estaba, por supuesto, encantada y nerviosa. Su madre quería que brillase en el banquete de aquel día, ¿cómo iba a dejar escapar esta oportunidad? Y, en cuanto a Li Wei Yang, ese día se convertiría en el hazmerreír. Al pensarlo, su sonrisa se profundizó más y más.
La hija de Wei Guo Furen, Gao Min, tocó una canción con la flauta del bambú, la hija del oficial de ministerio de asuntos exteriores, Li xiaojie, hizo un baile con mangas largas que atrajo las miradas de todos, la nieta del almirante Zhou hizo un baile con espada muy atrevido; las actuaciones continuaron una tras otra, los talentos de todas ellas relucieron. No era fácil tener una oportunidad de lucirse como esta.
El quinto príncipe miró a la hermosa Li Zhang Le.
–El turno de la hija del Primer Ministro, Da xiaojie.
Li Zhang Le le echó un vistazo a Tuoba Zhen y le descubrió mirándola con dulzura, su corazón dio un vuelto y no pudo evitar sonreír. Se levantó y dijo:
–No os riais de mí, por favor.
Ya habían tocado los dieciocho tipos de instrumento, todo el mundo se preguntaba qué haría Li Zhang Le pare ser tan especial.
Li Zhang Le dio un apalmada y una criada se apresuró a acercarse con algo envuelto en una tela de seda roja.
La sorpresa fue general. ¿Qué era? ¿Qué había allí envuelto? Da Furen sonrió, ¡¿cómo iba a usar su hija algo que usaban todas?!
Li Wei Yang observó y, de repente, bajó la cabeza para sonreír con malicia. Esta vez su hermana había preparado su propia destrucción.
Li Zhang Le dio un paso adelante, sus dedos levantaron la seda, revelando lo que ocultaba.
Todo el mundo se quedó perplejo al ver aquel instrumento tan diferente y parecido a una horquilla. Ese qin se había hecho con madera de nogal y estaba cubierto de un bordado de mariposas y un fénix grabado junto a las trece cuerdas. Era sofisticado y magnífico.
–¿Es un konghou[3]? – Gao Min alzó las cejas.
Li Zhang Le sonrió.
–No, es un arpa. Me la trajeron desde las regiones oeste.
Excepto la princesa Yongning, que empalideció, el resto de oyentes se sorprendieron. La oficial miró a Li Zhang Le como si quisiera advertirle de algo, pero Li Zhang Le seguía tan inmersa en su regocijo que no se dio cuenta.
Li Min De vio con total claridad la sonrisa de Li Wei Yang, su mirada pasó al instrumento y, entonces, se alegró.
Li Zhang Le se sentó con la mano izquierda sujetando el instrumento y con la derecha tocando las cuerdas. El instrumento soltó de inmediato un sonido grave y profundo. Poco después, los cinco dedos de la muchacha continuaron tocando las cuerdas. El sonido era como el agua de las montañas mientras que sus dedos aceleraban la velocidad.
Todos pensaban que los sonidos eran como el agua transparente que vibraba y se movía lentamente.
–Qué instrumento tan raro. – Suspiró el quinto príncipe. – Es mucho más etéreo y claro que el guzheng, ¡suena como el agua nocturna de las montañas nevadas! – Mientras escuchaba quedó hechizado. Sus cejas se movían sin parar, sus ojos se estremecían y no dejaba de extender las manos para aplaudir. Entonces, de repente, sacó una flauta de jade y empezó a tocarla.
Li Wei Yang dio un sorbo a su taza de té. Vio que Tuoba Yu, sentado enfrente, la miraba con curiosidad y le respondió con una sonrisa.
Tuoba Zhen escuchó sinceramente la canción de Li Zhang Le, y sólo pensaba que los sonidos de ambos instrumentos se unían y alcanzaban la perfección, ambos sonidos se entrelazaban y se apoyaban en el otro, volviéndose uno como un hada bailarina. Li Zhang Le, cantó.
Su voz era emotiva y la canción estaba de moda. Una mujer hermosa, tocando una canción hermosa en un instrumento hermoso. Era una escena increíble.
Da Furen observó la escena complacida. Sabía que desde ese día, Li Zhang Le habría hecho desaparecer su mala reputación y, una vez más, volvería a ganarse los elogios de todo el mundo. Mientras que Li Wei Yang se avergonzaría de su falta de talento y encontraría hueco en el que esconderse.
Tuoba Yu, curioso, no sabía por qué Li Wei Yang sonreía tanto, pero tuvo la sensación de que, tal vez, Li Zhang Le no tendría mucha suerte.



[1] “Pintar una serpiente con piernas” o en chino “画蛇添足” significa hacer cosas innecesarias.
[2] “Pedir la piel de un tigre”, o en chino “与虎谋皮”, significa actuar en contra de los intereses propios.
[3] El konghou (箜篌) es un instrumento de más de 2000 años de antigüedad cuyas cuerdas se pulsan con los dedos o con una púa. Desde su aparición, este tipo de arpa, además de formar parte de la orquesta imperial, gozó de gran popularidad..

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