Capítulo 41

noviembre 14, 2017

Qi Xiu Yuan supo, de una sola mirada, que algo le pasaba a Xiao Li. Desde que había ido a por el cargador y había vuelto, su forma de hablar y comportarse, se lo habían dejado claro. Así que, cuando Xiao Li se levantó con la intención de irse, fue rápido en decir:
–Te acompaño.
A pesar del rechazo de Xiao Li y los ojos enfadados de Han Jia, se apresuró a seguirle.
Xiao Li se dio la vuelta y le miró de mala manera por lo que titubeó unos instantes, pero aun así, acabó esperándole y caminaron uno al lado del otro.
La gente en el hospital iba para todos lados. Qi Xiu Yuan sentía un nerviosismo extraño y una aprensión desconocida. Y lo que es peor, no halló el momento adecuado para decir nada.
Cuando vio que Xiao Li estaba por salir por la entrada principal del hospital, le cogió de la mano y le arrastró a un pasillo vacío.
–Tú… – Qi Xiu Yuan le miró estudiando hasta el más fino de los detalles que creaban sus serios rasgos faciales. Y con cierta inquietud, preguntó. – ¿Estás enfadado?
Desconcertado, Xiao Li le respondió con otra pregunta.
–¿Por qué debería? – Dicho esto, su rostro se tiñó de rojo al ver los labios de Qi Xiu Yuan. Tosió para distraerle. – No.
Los ojos de Qi Xiu Yuan se iluminaron y se acercó a él. El corazón de Xiao Li, mientras observaba su apariencia prudente, se suavizó un poco y, sorprendentemente, hasta su voz se relajó.
–Me has ayudado mucho, ¿cómo no iba a dejar que me besaras?
Esas palabras se clavaron en el corazón de Qi Xiu Yuan, dejándole sin palabras. Su expresión, con los ojos fijos en Xiao Li, era una mezcla de dolor y vergüenza. Sus labios se abrieron una y otra vez, pero no dijo nada.
Xiao Li bajó la mirada, incapaz de mantenérsela.
–Si eso es todo, me voy.
Qi Xiu Yuan le cogió del brazo cuando iba a darse la vuelta.
–¿Quién te ha dicho que no tengo nada más que decir?
Xiao Li giró la cabeza para volverle a mirar. Relajó su tono de voz todavía más porque le dio un poco de pena.
–¿Qué más?
Qi Xiu Yuan le miró directamente.
–Me preocupa…
–¿El qué?
–Que no estés bien. – Qi Xiu Yuan le contempló. Tenía muchos pensamientos dando tumbos por la cabeza e intentó ordenarlos. Unos instantes después, consiguió reunir el valor para hablar. – ¿Te acuerdas el día que te vi hablar con ese tal Da Gui? Sabías que a Han Jia le había pasado algo. Tenías la misma cara que ahora. Estabas extremadamente enfadado, como si fueras a hacer algo peligroso…
Xiao Li se sorprendió y le repasó con la mirada.
–Parece que puedes ver el futuro, ¿eh? – sonrió.
–No estoy de coña. – La expresión de Qi Xiu Yuan era severa. – ¿Han Jia te ha dicho algo? ¿Algo que le ha pasado a él u otra cosa? Xiao Li… Me lo puedes contar. Yo-…
Xiao Li estalló en carcajadas.
–¿Tú qué? ¿Vas a traer a tus alumnos para ayudarme a luchar?
La cara de Qi Xiu Yuan se tiñó de vergüenza mientras seguía mirándole atónito. Xiao Li se sintió culpable. Nunca había sentido que había hecho daño a una persona de esa manera, así que, con eso en la cabeza, se deshizo del agarre de Qi Xiu Yuan y se dio la vuelta para marcharse.
Pero no pudo moverse.
Qi Xiu Yuan le abrazó desde atrás.
–Qi Xiu Yuan. – Xiao Li suspiró. – No seas así.
–¿Sólo sabes decir esa frase? – La voz de Qi Xiu Yuan estaba teñida de tristeza, pero rebosaba terquedad.
Xiao Li, que no podía verle la cara, se sintió un poco mejor que antes. Al parecer, hablar era más sencillo de esta manera.
–¿No te he dicho que me gustan las mujeres?
–Pero no has dicho que “sólo” te gustan las mujeres. – Qi Xiu Yuan abrazó con más fuerza a Xiao Li cuando sus palabras resonaron por el pasillo. – Tienes sentimientos por mí. Me has respondido cuando te he besado.
–Sólo… te estoy agradecido.
–No me creo que expreses tu gratitud de esta manera. – La voz de Qi Xiu Yuan contenía una mezcla de enfado. – Si fueras ese tipo de persona, ¡no habrías rechazado a ese jefe viejo!
El cuerpo de Xiao Li se puso rígido.
–Xiao Li, no seas impasible conmigo. – Qi Xiu Yuan suavizó la voz hasta que sonó tristona. – Han Jia debe haberte dicho algo… ¿Te ha dicho que no soy fidedigno? Puede que me tenga envidia. Créeme, Xiao Li. Te amo muchísimo… Me es imposible. Te voy amando más y más. Aunque me rechaces, no hace falta que mientas. No es justo que te portes así conmigo. – Siguió abrazándole desde atrás, negándose a soltarle. En el silencio que siguió, presionó la mejilla contra el cuello de Xiao Li y se frotó con un deseo exasperante. – No me trates así. – Susurró.
Su voz rebosaba dolor y determinación, era débil y poderosa al mismo tiempo.
Xiao Li se quedó paralizado en el sitio. Sus pensamientos estaban aturdidos entre confusión y caos. Pensó que su plan de destruir a la persona que tenía detrás por la fuerza había fracasado cuánto más lo había intentado.
Sé un poco más directo”, se dijo a sí mismo, antes de suspirar y deshacerse del abrazo de Qi Xiu Yuan. Entonces, se dio la vuelta para enfrentarse a él.
Sus ojos se encontraron.
–No digas palabras nauseabundas con tanta facilidad. – Miró a Qi Xiu Yuan. La luz del pasillo mostraba una seriedad que compartía con sus ojos. – Dime, ¿estás dispuesto a esperarme o no?
–¿Esperarte?  – Preguntó Qi Xiu Yuan. Sintió que se hundía en sus larguísimas pestañas y todo lo que pudo hacer fue repetir lo que acababa de decir.
Xiao Li no evitó sus ojos. Continuó con voz grave.
–Ya conoces mi identidad. Hay un par de cosas… de las que me tengo que encargar. Pueden ser molestas y llevarse mucho tiempo, pero, si estás dispuesto a esperar, cuando llegue el momento… – hizo una pausa. – Cuando llegue el momento, podríamos darle una oportunidad.
Los ojos de Qi Xiu Yuan expresaron perfectamente que estaba complacido más allá de todas sus expectativas. Daba la sensación de querer tumbar a Xiao Li y tomarle allí mismo, pero la ansiedad cruzó sus ojos a los pocos minutos.
Miró a Xiao Li y preguntó:
–¿Por qué quieres resolverlo tú solo? Puedes decírmelo, Xiao Li, yo-…
–No quiero involucrarte. – le contestó conciso. – Con que me meta yo, ya vale.
Xiao Li, mirando directamente al hombre ante él, pudo vislumbrar la luz que iluminaba los ojos de Qi Xiu Yuan. Sus sentimientos le inquietaban, pero, sin ni una pizca de duda, Qi Xiu Yuan, respondió:
–Por supuesto que estoy dispuesto a esperar. No importa lo que cueste.
Xiao Li mantuvo sus ojos en él, sin evitar los de Qi Xiu Yuan ni un momento. En segundos, sonrió de repente y estiró la mano para cogerle por la parte trasera del cuello. Tiró de él para besarle.
Al principio, había querido besar a Qi Xiu Yuan con suavidad, pero él se excitó y le obligó a volver a la pared para besarse con mayor frenesí.
La mano de Xiao Li seguía detrás del cuello de Qi Xiu Yuan, mientras él le cogía por los hombros. Su mente se confundió por la calidez del pecho de Qi Xiu Yuan y su lengua ansiosa le exploró. Poco después, empezó a gemir con la voz rota.
Los movimientos de Qi Xiu Yuan se excitaron tantísimo que, prácticamente, empezó a morder y lamer al atractivo hombre que tenía entre sus brazos. Cogió del pelo a Xiao Li y tiró de él para poder besarle todavía más hondo, con más pasión.
Xiao Li ya no podía pensar. No era como todas aquellas mujeres que le habían besado, ni como el beso dulce y suave que Qi Xiu Yuan le había dado. Este beso era potente, e incluso, casi violento. Le consumía un deseo impasible que le empujaba a una pasión enloquecedora. No estaba acostumbrado a que alguien anhelase conquistarle y le quisiera poseer.
Sin embargo, el beso también excitó sus instintos innatos. Se acercó y sujetó a Qi Xiu Yuan con más fuerzo, entonces, respondió a sus besos, sin dejar un solo centímetro entre sus labios sellados.
Cuando Xiao Li empezó a chincharle y a provocarle, Qi Xiu Yuan casi pierde la razón. Se inclinó sobre él y dejó vagar libremente a sus manos. Cuando su mano derecha se metió en la camiseta de Xiao Li y le acarició la tierna piel, Xiao Li recuperó la cordura. Entonces, descubrió el cambio entre las piernas de Qi Xiu Yuan.
“¿Cómo puede ser?”, Xiao Li sintió que era absurdo pensar así mientras que un gemido escapaba del pecho de Qi Xiu Yuan y él recuperaba el aliento.
–Xiao Li, no me hubiese imaginado… – Susurró sin dejar de dar besos suaves en su cuello. Entonces, abrió los labios y le chupó la clavícula antes de mordérsela. – Xiao Li, Xiao Li. Estoy tan contento… – Dijo Qi Xiu Yuan mientras sus besos vagaban hasta la barbilla de Xiao Li. Sus labios se detuvieron de nuevo en los labios de Xiao Li. Esa vez, fue un beso suave y gentil. – No debería haberte prometido esperar… – Xiao Li se puso rígido al escuchar esas palabras. Sin embargo, Qi Xiu Yuan continuó. – Parece ser… Que no puedo esperar ni un minuto más…
Xiao Li, comprendiendo el significado tras sus palabras, se sonrojó. Hizo fuerza y le apartó. Qi Xiu Yuan intentó volver a rodearle con los brazos, hecho que a Xiao Li le pareció divertido y algo vergonzoso.
–Me has dicho que estabas dispuesto a esperar, así que hazlo. – Le ordenó cuando le volvió a empujar.
Qi Xiu Yuan cogió la mano con la que le había empujado y que ahora descansaba en su hombro. Le miró con cariño y se la llevó a los labios.

–Vale. – Contestó después de besársela. 

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