Capítulo 48:

noviembre 19, 2017

Xiao Li escuchó el sonido de Qi Xiu Yuan tragar todavía excitado. Abrió los ojos y bajó la vista para encontrarse con la mirada apasionada de Qi Xiu Yuan. Qi Xiu Yuan se tragó su semen, manteniéndole la mirada, y se lavó la esquina de la boca seductoramente. La tentación de la escena puso en llamas a Xiao Li y le hizo temblar otra vez antes de que cerrase los ojos. Lo único que sentía era el latir rápido de su propio corazón.
La lengua húmeda y caliente de Qi Xiu Yuan lamió, besó y se deslizó, pasando por la piel sensible de su miembro, subiendo por su estómago, pecho, cuello y barbilla. Cada uno de sus alientos quemaban la piel de Xiao Li, como si le estuviese marcando como suyo.  Y murmuraba sin cesar.
–Siempre he pensado… lo hermoso que eres… Sabía que lo eras... Tan precioso…
Xiao Li, que acababa de alcanzar el clímax, se apoyó contra la pared impotente. Aunque no aprobaba las palabras que él utilizaba para describirle, no le quedaba energía para corregirle. Pero, en cuanto notó el ardiente beso de Qi XIu Yuan en su barbilla, abrió los ojos, estrechó las manos, le cogió el cuello e inició un beso en los labios.
Cuando la lengua de Xiao Li entró en la boca de Qi Xiu Yuan todavía quedaba un ligero sabor a semen. La lengua de Qi Xiu Yuan parecía chinchar al invasor curioso una y otra vez, molestándole para estimularle y volverle adicto. Era una experiencia totalmente nueva para Xiao Li a quien el deseo le debilitó. Estaba tan débil que todo lo que podía hacer era colgarse de los brazos de Qi Xiu Yuan mientras se permitía besar y lamer el beso del hombre para satisfacer sus propios antojos.
Qi Xiu Yuan le cogió la mano que tenía apoyada en su hombro. Xiao Li, inquieto, notó como le capturaba la mano y se la llevaba al pequeño espacio entre sus cuerpos mojados y, entonces, se la presionaba contra algo caliente y duro.
Xiao Li contuvo la respiración y se lo cogió con la mano. El tacto que Qi Xiu Yuan sólo había podido imaginar, hizo que su respiración se volviera más irregular y caótica. Empezó a besar a Xiao Li sin ningún orden, mientras acercaba la cintura por la necesidad de abandonarse al consuelo que le proporcionaba la mano de Xiao Li.
La mano izquierda de Xiao Li le tocó la cabeza a Qi Xiu Yuan, apartándole un poco, al sentir que su miembro se había endurecido todavía más. Sin embargo, Qi Xiu Yuan no dejó de mover la cadera, de adelante para atrás, mientras le miraba confundido y fervoroso. Xiao Li sentía arder su propia cara, como si tuviese fiebre. Intentó evitar los ojos de Qi Xiu Yuan.
–Yo también puedo… Como tú lo has hecho antes… Usando… Usando la boca…
Al escuchar esas palabras, el miembro de Qi Xiu Yuan incrementó su tamaño. Justo cuando Xiao Li contemplaba si debía agacharse o apartarle un poco primero, Qi Xiu Yuan le cogió del brazo y le hizo girar. En cuestión de segundos, su pecho estaba contra la pared.
–Qi Xiu Yuan, no seas así… – Qi Xiu Yuan empezó a mordisquearle la oreja desde atrás cuando Xiao Li intentó girar la cabeza. Al sentir que la piel entre sus muslos y trasero había entrado en contacto con su miembro duro, no pudo evitar entrar en pánico y susurrar el nombre de Qi Xiu Yuan. – Qi Xiu Yuan…
–No te pongas nervioso… – La voz de Qi Xiu Yuan era cálida y ronca, y a la vez, le coaccionaba. – No te voy a hacer daño… Déjame moverme un poco… Sólo un poco…
En todos estos años, nadie le había hablado de esa manera: como si fuera muy frágil, tímido e incapaz de resistirse. Ese tono de voz le incomodo y su cuerpo se debilitó. No sabía cómo responderle y, al parecer, Qi Xiu Yuan tampoco necesitó ninguna respuesta ya que empezó a lamerle la oreja. La lengua desapareció dentro de su oreja y, al mismo tiempo, el miembro que frotaba contra su trasero creó una sensación tentadora que produjo sonidos parecidos a los del sexo en sí.
Xiao Li jadeó en busca de aire. Delante de él había unas baldosas frías de cerámica, y detrás, un cuerpo muy mojado y caliente. Qi Xiu Yuan presionaba su miembro contra él, mientras empujaba la lengua con la misma frecuencia, haciéndole temblar. Cuando la lengua de Qi Xiu Yuan entró en él un poco más, Xiao Li no pudo seguir conteniendo la voz y empezó a gemir.
Para Qi Xiu Yuan, que ya estaba totalmente intoxicado, esos gemidos le hicieron imposible resistirse a la tentación. Agarró el trasero de Xiao Li con firmeza y se lo pegó al cuerpo sin dejar el más mínimo espacio entre ellos. Qi Xiu Yuan empezó a besar descuidadamente las mejillas rosadas de Xiao Li al mismo tiempo que su miembro se acercaba agresivamente al espacio entre su culo y sus muslos.  Su respiración se volvió pesada y murmuró todavía más palabras.
–Me lo había estado imaginado durante mucho tiempo… Que sería algo así, o incluso más cómodo todavía… Mi… Todo… Todo mi ser… Te ama, te ama. Amarte es tan bueno, muy bueno…
Xiao Li cerró los ojos y frunció el ceño. Aunque su rostro rebosaba terquedad, la vergüenza le seguía de poco. En su frente se formaron delicadas gotas de sudor que empezaron a chorrear lentamente. Cayeron por sus pestañas y aterrizaron en sus labios mientras jadeaba en busca de aire.
Su expresión erótica intensificó el deseo de Qi Xiu Yuan y excitó los millones de nervios de su cuerpo. Contempló el rostro de Xiao Li con codicia, grabando hasta los cambios más sutiles, escuchando cada una de sus respiraciones, sintiendo ese cuerpo firme y caliente entre sus brazos llegando a un estado de éxtasis.
El sonido de sus jadeos y sus cuerpos en constante contacto envuelto en niebla era muy claro. Xiao Li cogió aire en aquel ambiente erótico. Intentó centrarse, pero sólo descubrió que su erección había vuelto a la vida.
Como seguía apretujado desde atrás, a su miembro excitado no le quedó de otra que frotarse tímidamente contra la baldosa de cerámica. Xiao Li sintió que sus piernas se le debilitaban cada vez más conforme la baldosa se iba calentando. Levantó la mano derecha para taparse la cara mientras los sonidos de los sollozos y los gemidos llenaban el aire.
Qi Xiu Yuan, que no se perdía ni la acción más sutil de Xiao Li, se aferró con fuerza al trasero de Xiao Li con la mano izquierda, mientras que con la derecha se apoderaba de la que tenía en la cara. Entonces, entrelazó los dedos y le aguantó el brazo en la pared. Qi Xiu Yuan trazó un camino de besos desde los labios a la oreja cuando Xiao Li se quejó.
–Quiero verte… – Su respiración era inquieta. –…tu expresión es muy sexy… Por eso… Ah… Por eso estoy así… Qué sexy…
–Cállate. – Xiao Li habló con dificultad deseando quedarse sordo. Sin embargo, su miembro decía lo contrario y se contrajo.
–No… – Qi Xiu Yuan aceleró el ritmo y habló entre gemidos. – Te he deseado desde hace mucho tiempo… Y no sólo así. Quiero entrarte… Quiero que me cabalgues... Quiero… Xiao Li, Xiao Li, Xiao Li…
En cuestión de segundos, tanto la fuerza como el ritmo se intensificaron. Cada vez que movía su miembro entre el culo y los muslos del muchacho, llamaba el nombre de Xiao Li. Cada vez que pronunciaba su nombre, Xiao Li se sentía derretir. Notaba como le ardían los muslos, como si se estuviesen derritiendo. El movimiento se volvió más intenso y apasionado. Finalmente, el gemido ahogado de Qi Xiu Yuan resonó por la estancia, la fuerza de su mano izquierda que sujetaba y acariciaba el trasero de Xiao Li con firmeza se incrementó – como si quisiera grabarse en su piel. Entonces, algo caliente y húmedo chuperreteó entre las piernas de Xiao Li.
Qi Xiu Yuan, aún unido a Xiao Li, le chupó la oreja. Jadeó mientras continuaba frotando su miembro pegajoso y casi lacio en el mismo sitio, esperando a que el placer pasase.
Xiao Li, pretendiendo estar sordo, no apartó la cara sonrojada ni se apoyó en la pared del baño. Qi Xiu Yuan tampoco dijo nada. Continuó con una mano en su trasero y la otra entrelazada con la suya, unido a él desde atrás.
Sus pechos se movían de arriba abajo histéricamente. Los latidos de Qi Xiu Yuan eran urgentes y poderosos, como los de Xiao Li. Era como si sus corazones hicieran eco y se respondieran mutuamente para volverse uno.
Entonces, Qi Xiu Yuan sin previo aviso, le besó detrás de la oreja varias veces. Le cogió por el hombro con suavidad y le dio la vuelta antes de besarle tiernamente en los labios una y otra vez.
Xiao Li seguía duro y Qi Xiu Yuan tampoco se había agotado del todo. Estaban apoyándose en el otro, sintiendo su urgente situación. Xiao Li estrechó los brazos para abrazarle cuando Qi Xiu Yuan le volvió a besar. Sus labios se encontraron y separaron apenas un centímetro para coger aire.
Qi Xiu Yuan dejó pasar la mano por el espacio entre ellos y cogió sus dos miembros calientes y erectos. A ambos se les escapó un gemido suave a la vez. Sus labios se encontraron en busca de más besos y sus lenguas empezaron a entrelazarse apasionadamente.
El miembro se Qi Xiu Yuan se excitó más y más. Acababa de correrse mientras que Xiao Li había estado duro un buen rato y listo para disparar.
Qi Xiu Yuan frotó los miembros de su mano vigorosamente. Las venas sobresalían cada vez que entraban en contacto, los nervios latían como incitándole a ir más deprisa. Qi Xiu Yuan maniobró los dedos hasta la punta, los tocó intermitentemente, y entonces, volvió a envolver los miembros con la mano.
Xiao Li no pudo evitar empezar a mover las caderas por el placer, siguiendo los movimientos de la habilidosa mano de Qi Xiu Yuan. En cuestión de segundos un gemido se escapó del pecho de Qi Xiu Yuan que, volvió a besar a Xiao Li mientras jugaba con los miembros, añadiendo más fuerza cuando era necesario.
El fuego en Xiao Li le dejó aturdido. No dejó de retorcerse mientras que la mitad inferior de su cuerpo seguía bajo el control de Qi Xiu Yuan. Sus miembros se frotaban intensamente, placenteramente. Era una sensación muy fuerte, tanto, que no pudo evitar rodear con los brazos el cuello de Qi Xiu Yuan, estrechándole con tanta fuerza que parecía que sus dedos se hubiesen clavado en su espalda.
Qi Xiu Yuan se excitó todavía más por el repentino dolor agudo de la espalda. Usó todavía más fuerza para apretar sus miembros antes de empezar a mover la cadera hacia adelante.
Los fluidos de sus puntas se mezclaron, su sudor caía desordenadamente. Ninguno sabía de quién era la saliva que les caía de su boca. Hasta sus gemidos penumbrosos y su respiración irregular parecía entrelazarse armoniosamente.
Xiao Li fue el primero en llegar al borde del clímax. Su miembro empezó a contraerse con sus gemidos ahogados de fondo. Sus dedos se clavaron en la espalda de Qi Xiu Yuan, causándole marcas rojas. Había seducido a Qi Xiu Yuan completamente. Su orgasmo, en medio de la emoción y el placer eufórico, llegó a su punto más alto.
Sus barrigas se mancharon de un semen blanco y turbio, tan mezclado que era imposible distinguir de quién era. Continuaron abrazados por lo que pareció una eternidad.
Rodeados del fuerte aroma que sólo se puede describir como: “amor”, disfrutando del placer que todavía quedaba, escuchando el sonido del agua cayendo y envueltos de un ambiente sofocante, ambos intercambiaron besos y sus respiraciones dieron tumbos caóticamente.
Entonces, satisfecho, la lengua de Qi Xiu Yuan lamió los labios de Xiao Li antes de susurrar algo para molestarle:
–Vaya, al parecer no te gusta hablar cuando haces estás cosas.
Xiao Li le empujó y se movió para ponerse debajo de la alcachofa de ducha. Qi Xiu Yuan le abrazó por atrás y se quedó debajo del agua caliente.
–Siempre había imaginado que eras del tipo al que le gusta hablar cuando lo hace. – Dijo con una sonrisa.
Qi Xiu Yuan se acercó todavía más para besarle la oreja, ya que Xiao Li le ignoraba.
–Tu voz es… tan agradable. – Susurró con un tono hechizante. – Deberías hablar más, ¿sabes? Sería encantador.
Xiao Li levantó el codo y lo movió para atrás para empujarle sin mucha fuerza. Qi Xiu Yuan pudo apreciar lo rojas que tenía las orejas, hecho que le exaltó cayendo en el hechizo de la excitación, abrazándole rehusándose a soltarle.
–Suelta. – Escupió Xiao Li.
–¿Por qué no has dicho: “no seas así”? – Qi Xiu Yuan sopló en su oído. – Me encanta escucharte decirlo. “Qi Xiu Yuan, no seas así”. Cuando lo dices siento un cosquilleo en el corazón. He soñado muchísimas veces con escucharte decirme: “Qi Xiu Yuan, no seas así. No seas así. No seas así…”.
¿Cuándo había permitido Xiao Li que alguien le hablase tan obscenamente y sin ningún control? En cuestión de segundos, sus orejas se pusieron tan rojas que parecían sangrar. Qi Xiu Yuan le contempló hasta que parecía que se le iba a salir el corazón del pecho. La persona que estrechaba entre sus brazos en ese momento era la que había ansiado hasta en sus sueños. Cuánto más lo abrazaba, más crecía su anhelo y sus deseos volvían a acrecentarse.
–Oh.
Xiao Li giró el grifo de la ducha para que el agua saliese fría de repente. A Qi Xiu Yuan le tomó por sorpresa y se estremeció por la frialdad. Xiao Li aprovechó la oportunidad para escaparse de su abrazo. Entonces, se dio la vuelta, le cubrió la boca con la mano y le empujó contra la pared con una expresión de enfado extremo.
–Pensaba que eras una persona honesta. – Susurró con un tono acusatorio y mirando a Qi Xiu Yuan intensamente.
Si no fuera por el rubor de su rostro a causa de su excitación de hacía unos segundos, su acusación habría sido más formidable.
–¿Ahora te das cuenta de que no soy honesto? – Qi Xiu Yuan observó su reacción antes de hablar. – Bueno, pues dime qué parte de mí no lo es.
Xiao Li intentó controlar su rubor que se estaba volviendo a extender por su cara, le miró con incredulidad y, entonces, decidió ignorarle y volver a la ducha.
Qi Xiu Yuan no se detuvo, le siguió. Cogió a Xiao Li, que le estaba dando la espalda, y le ató con los brazos otra vez. Qi Xiu Yuan le coaccionó rápidamente al notar que Xiao Li quería levantar el hombro para apartarle.
–No diré nada más. ¿No puedo ni ducharme contigo?
Xiao Li gruñó y no dijo nada más. Esta vez ni luchó, ni le apartó.  Qi Xiu Yuan le abrazó debajo del agua helada durante un buen rato, pero al final, no pudo controlarse y volvió a acercar los labios a la oreja de Xiao Li.
–Eres totalmente diferente a lo que me imaginaba. ¿No eres un jefe de la mafia? ¿Cómo puedes ser tan tímido-…?
De inmediato, el sonido de un puñetazo resonó por el lavabo, seguido por el de un hombre adolorido jadeando en busca de aire. Retrocedió unos pasos y, entonces, chocó contra la pared.

Qi Xiu Yuan se frotó el hombro y observó al formidable jefe de la mafia que se alzaba de pie ante él, con una actitud imponente. Xiao Li, por su parte, continuó a lo suyo, se duchó soltando alguna que otra maldición. 

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