Capítulo 49

noviembre 19, 2017

Después de terminar de ducharse, Xiao Li se envolvió la cintura con una toalla y salió del baño, mientras que Qi Xiu Yuan se resignó a su desgracia de tener que enfriar su cuerpo calenturiento debajo del agua corriente. Entonces, se puso ropa interior nueva que había traído y recogió el baño.
Al salir, vio que la puerta de su habitación estaba abierta y que de ella salía una luz que iluminaba el pasillo. Se quedó ahí quieto unos instantes, y se permitió sonreír antes de acercarse.
La ventana estaba medio abierta, mostrando la oscuridad de esa noche lluviosa. Xiao Li había encendido la lamparita de la mesita de noche y estaba al lado de la ventana, de espaldas de Qi Xiu Yuan, reflexionando.
Qi Xiu Yuan cerró la puerta y se acercó a Xiao Li. Bajó la cabeza al hombro derecho del joven y le besó el tatuaje antes de abrazarle desde atrás con dulzura.
Xiao Li se limitó a apoyar inclinar la cabeza un poco a la derecha para poder acercarse todavía más a Qi Xiu Yuan, en lugar de decir nada.
Otra sonrisa se dibujó en los labios de Qi Xiu Yuan, que le abrazó un rato más hasta que, finalmente, murmuró:
–¿Te gusta notar el viento? Tienes el cuerpo helado.
–Sí. – Fue la simple respuesta que le dio Xiao Li, y extendió la mano para cerrar la ventana. – ¿Qué le ha pasado a Susu?
Los brazos que el envolvían se aflojaron cuando Qi Xiu Yuan se movió al armario y lo abrió buscando algo. Entonces, como ausente, declaró:
–Se ha encontrado con un pervertido. –Le explicó la situación de su hermana con un par de palabras, entonces, encontró algo de ropa interior y se la pasó a Xiao Li. – Yo pasaba por ahí de pura casualidad.
Xiao Li se deshizo de la toalla, cogió los calzoncillos y se los puso con mucha calma.
–¿Has visto los números de la matrícula?
–No tenía matrícula. – Dijo Qi Xiu Yuan rencoroso.
Xiao Li frunció el ceño mientras se agachaba para recoger la toalla con la intención de llevarla al baño, pero Qi Xiu Yuan se la quitó de las manos y la lanzó a la silla que había a un lado. Avanzó un paso y le abrazó.
–Se me hace un poco duro soportar verte con mi ropa interior puesta. – Susurró a su oído.
Al escucharle, Xiao Li le cogió por el pelo de inmediato y le separó para dejar algo de espacio entre sus caras. Entonces, le miró de arriba abajo y preguntó:
–Qi Xiu Yuan, ¿no estarás haciendo algo a mis espaldas y escondiéndomelo? ¿A qué no?
Una luz apareció en los ojos de Qi Xiu Yuan y sonrió, cogió el cuerpo de Xiao Li y lo tiró a la cama para molestarle.
–Sí. Estaba pensando en ese par de veces que me has pegado con la pistola.
En un abrir y cerrar de ojos, la visión de Qi Xiu Yuan empezó a girar. Xiao Li le había dado la vuelta y le tenía debajo suyo. Sus codos cayeron a ambos lados de su cara y le miró con una seriedad intensa.
–No te lo había preguntado, pero ¿por qué apareciste de repente cuando hospitalizaron a Han Jia?
–Xiao Yang me llamó. – Qi Xiu Yuan le contestó mientras le acariciaba la cicatriz de la cara con una mano y descansaba la otra en su espalda. – Sabía dónde se habían llevado a Han Jia, así que conduje para allá. Los vecinos vieron tu coche yendo hacia el este. Así que, cuando descubrí la dirección exacta, fue fácil encontraros.
–Tú, ¿qué estás…? – Xiao Li le miró con una expresión complicada, pero no dijo nada más.
–¿Qué pasa?  – Qi Xiu Yuan sonrió. – ¿Dudas de mí?
–No. – Negó Xiao Li inmediatamente mientras bajaba la cabeza para besarle los labios. Después de eso, alzó la cabeza para mirarle otra vez y anunció. – Sólo estoy preocupado. No quiero que te involucres. Quiero que esperas. Mientras esperes, ya vale.
–Lo sé. – Qi Xiu Yuan permitió que su mirada capturase la de Xiao Li. Su corazón estaba suave y cálido, incluso su voz era más tierna que nunca. – Pero yo también me preocuparé… Al menos… Al menos deberías dejarme saber qué estás haciendo.
–No. – Contestó Xiao Li sin dudar. Sin embargo, al ver la decepción en la cara de Qi Xiu Yuan, reflexionó unos instantes. No apartó la vista e imitó lo que Qi Xiu Yuan le había hecho antes, aunque con cierto titubeo: le lamió los labios antes de presionarlos con los suyos y susurro. – Si os involucran a Susu y a ti, yo…
Qi Xiu Yuan aprovechó la oportunidad para profundizar el beso. A la vez, ejerció fuerza, envolvió a Xiao Li con la mano y le apretó contra él. Su lengua atacó la boca de Xiao Li y recorrió sus dientes, lengua y otras partes. Le besó de una manera encantadora, suave, aunque dura, hasta que Xiao Li dejó de poder respirar debidamente y se debilitó. Sólo entonces, separó sus bocas de mala gana.
–No olvides que dijiste que te gustaba Susu. – Qi Xiu Yuan también jadeó en busca de aire mientras besaba las esquinas de sus labios sin parar. – Aunque sólo te preocupa, sólo de pensarlo me enloquece…
Xiao Li empezó a reír por lo bajo.
–¿De qué te ríes? – Qi Xiu Yuan se hizo a un lado, abrió la boca y le mordió el hombro desnudo.
–Nunca dije que me gustara Susu, sólo que me gusta el tipo simple con una familia simple. – Xiao Li apoyó la mano en el hombro de Qi Xiu Yuan, antes de añadir. – Por ejemplo, alguien como tú…
Qi Xiu Yuan le levantó el cuerpo de repente, con una expresión feroz, como la de un depredador que quiere comerse a su presa. Xiao Li le rodeó el cuello con la mano y le acercó todavía más, manteniéndole la mirada. Sus respiraciones se trenzaban completamente.
–Cuando apareciste en el hospital… – Xiao Li murmuró con los ojos cerrados. – Alguien como tú, corriendo hasta un sitio como ese…
No continuó hablando. Ejerció algo de fuerza, alzó un poco el cuerpo, le cogió la cabeza y besó despiadadamente a Qi Xiu Yuan.
Impaciente e incapaz de contenerse, Qi Xiu Yuan gimió y le devolvió el beso con la misma ferocidad. Cuando intentaron hacerlo más profundo y más intenso, el beso se tornó apasionado, caótico y radiante, todo a la vez.
Sus narices chocaron mientras entrelazaban las lenguas; les sangraban las esquinas de la boca. Pero ninguno se quejó ni con esas, ninguno se detuvo y, a pesar de todo, continuaron besándose, absortos en la intensidad, calidez y pasión con la que hervían.
Se divirtieron explorando, atacando y respondiendo con sus temblorosos cuerpos y respiración pesada. La sensación de buscar y ser buscado era como una marea tumultuosa, sumergiéndoles. Eran el árbol del otro, apoyando y manteniendo al otro a flote.

Ambos se apoyaron contra el otro al terminar el beso y jadearon en busca de aire. Ninguno de los dos habló durante un buen rato y continuaron devolviéndose la mirada. 

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