Capítulo 50:

noviembre 22, 2017

Xiao Li se movió un buen rato después. Ejerció la misma fuerza que Qi Xiu Yuan usaba para mantenerle debajo de él, como si le disgustase, para darle la vuelta. Levantó una ceja y sonrió mientras le miraba. Entonces, le besó las mejillas y volvió a sonreír antes de hablar con voz ronca.
–Nunca me habría imaginado que no eres para nada simple.
El sonido de la risa de Qi Xiu Yuan bailó en el aire y extendió las manos para acariciar la piel brillante y desnuda de la espalda de Xiao Li. Levantó la cabeza. Se sonreían y, como si estuviese imitando a Xiao Li, su voz también era ronca.
–En realidad, tú… No pareces ser muy bueno…
–No me gustan demasiado… Este tipo de cosas. – Susurró Xiao Li en voz baja. – Me metieron en Jin Ting poco después de entrar a la mafia, así que como veía este tipo de cosas cada día, no me interesa demasiado… De vez en cuando, lo hago si me hace falta. A diferencia de ti…
–¡Yo tampoco este tipo de cosas tan a menudo! – Qi Xiu Yuan se apresuró a aclararlo mirando la dureza que habitaba en los ojos de Xiao Li, sus formas imponentes se debilitaron. – Vale, me gusta mucho, pero… – Levantó la cabeza y besó a Xiao Li. – Pero me gusta mucho más porque eres tú.
Xiao Li le echó un vistazo, pero decidió guardar silencio. Las manos de Qi Xiu Yuan vagaban incesantemente por la espalda de Xiao Li. Le miraba como si estuviese reuniendo valor antes de hablar.
–En la universidad y… cuando empecé a trabajar todo era un caos. Solía salir para tener una aventura de una noche, y me divertía con lo que fuera… Cuando pasé esa fase, todo mejoró. – Después de aquello, esperó a que Xiao Li le juzgase. – Lo digo en serio. No soy ese tipo de persona. Pero como eres tú, tengo muchas ganas de… Ah…
Xiao Li bajó la cabeza, al parecer le habían gustado las palabras que Qi Xiu Yuan acababa de decir, y le besó. Entonces, deslizó la lengua dentro de su boca y repasó su interior dulcemente, antes de sacarla de mala gana y volver a presionar sus labios contra los suyos. Su aliento derretía a Qi Xiu Yuan.
–Me da igual.
Aunque Xiao Li dijo esas palabras con firmeza, el murmuro de Qi Xiu Yuan albergaba cierta decepción.
–Te da igual…
–¿Quieres que me importe? – Xiao Li dudó un poco. – En realidad, lo entiendo. Han Jia también tuvo una temporada así, él-…
–¿Cómo lo puedes comparar? – El semblante de Qi Xiu Yuan empeoró y hasta su voz reveló un vestigio de ansiedad.
Xiao Li levantó el codo mientras le miraba con ojos críticos. Qi Xiu Yuan, por otra parte, se sintió algo culpable. No debería haber dicho nada desagradable de Han Jia delante de él, pero al final, no pudo disculparse. En lugar de eso, hizo una pausa.
–¿Os lleváis muy bien Han Jia y tú? – Xiao Li parpadeó, como si por fin comprendiese el significado detrás de sus palabras y se limitó a suspirar entre risas. – ¡Hey! – Una crisis abrumó a Qi Xiu Yuan que rodeó a Xiao Li con más fuerza. – ¿Qué hay entre vosotros exactamente?
Xiao Li no pudo contenerse y continuó riéndose.
–Nos hemos conocido desde que éramos adolescentes. Es normal que nos llevemos tan bien como… hermanos de verdad. – Escudriñó a Qi Xiu Yuan deliberadamente. – ¿Por qué eres como una mujer-…?
Su visión dio un tumbo de repente, muy rápido. Qi Xiu Yuan ya le tenía debajo de su pecho con una expresión de enfado despiadado para cuando fue capaz de reaccionar. No obstante, en su tono también había esa pizca de malicia.
–¿Soy como una mujer? ¿Una mujer te puede hacer esto? – Dicho esto, se movió para arriba. Como los dos llevaban rodando y abrazándose por la cama un buen rato, el miembro de Qi Xiu Yuan ya se había vuelto a erguir y lo estaba frotando contra el de Xiao Li.
Un ataque bastante energético llegó un rato después. Xiao Li giró a Qi Xiu Yuan para un lado mientras las manos de él seguían sobre sus hombros. Se arrodilló a su lado, entonces, habló con impotencia.
–Mañana tengo que hacer una cosa, no puedo jugar contigo otra vez. Tú… ¿Tu amiguito siempre es tan energético?
Qi Xiu Yuan estaba todavía más impotente que él.
–¿No será por ti?
Xiao Li se ruborizó de inmediato. Reflexionó unos dos segundos, le soltó y se tumbó a su lado lentamente. Cuando su mano repasó el estómago de Qi Xiu Yuan, sus músculos se tensaron y él giró la cabeza para mirarle.
–Sólo por esta vez. – Xiao Li apartó la vista. – Date prisa.
Levantó la mano y la deslizó dentro de su ropa interior. Una vez dentro, la posó sobre la erección de Qi Xiu Yuan y empezó a acariciarla.
Qi Xiu Yuan cogió aire y extendió la mano para sentir a Xiao Li.
–No te muevas. – Susurró Xiao Li otra vez. – No soy como tú…
Se quitó la mano de Qi Xiu Yuan de sus calzoncillos y cogió su miembro caliente y sensible. Qi Xiu Yuan gimió de placer y, mientras su mano suelta se aferraba a la sábana, la otra cubría la de Xiao Li, que seguía en su hazaña.
Xiao Li cerró los ojos, y acelerando sus movimientos, confió en su autocontrol para que no permitiese que el ambiente tomase el control de sus deseos.
Qi Xiu Yuan jadeó en busca de aire y apoyó la cara a un lado para poder ver a Xiao Li. El pelo de Xiao Li era un desastre y le hacía parecer débil, sus sus pestañas temblaban sin parar. La luz les hacía emitir una sombra y la silueta de su atractivo rostro parecía muy suave y, extrañamente, le añadía encanto a la cicatriz. Sus labios se abrían.
Oh, sus labios…
Incapaz de controlarse, Qi Xiu Yuan intentó intensificar los movimientos de Xiao Li. Se aferró a la sábana con una mano y con la otra a la mano de Xiao Li, que parecía no saber qué hacer a cause del bochorno. La mirada de Qi Xiu Yuan, que pensaba en que Xiao Li había tomado la iniciativa y que la que había en su ropa interior era su mano, era apasionada y tragaba saliva.
Xiao Li mantuvo los cerrados, pero, aun así, sentía el calor de sus ojos penetrándole. Aceleró el ritmo cuando empezó a oír a Qi Xiu Yuan jadear y gemir. El miembro de Qi Xiu Yuan estaba humedecido con flujo. Xiao Li empezó a toquetearle la punta, recordando los movimientos que había presenciado en Jin Ting, arañándole con los dedos. Un segundo después, un aliento le calentó los labios. Sin abrir los ojos, sabía que Qi Xiu Yuan quería acercarse y besarle. Xiao Li apartó la cabeza y continuó molestándole cruelmente. Tocó el miembro con cada uno de sus dedos y le pellizcó la punta. En la voz de Qi Xiu Yuan había una mezcla de excitación y frustración cuando cogió la mano de Xiao Li e intentó acelerar el ritmo, pero Xiao Li, le bloqueó.
Una sonrisa apareció en los labios de Xiao Li. No tenía menos experiencia que Qi Xiu Yuan, además, podía combinar lo que había podido aprender creativamente y aplicárselo. Con eso en mente, le envolvió con los dedos y los deslizó mientras manoseaba sus pelotas. Los músculos de Qi Xiu Yuan se tensaron de repente, su respiración se volvió más pesada y escupió un:
–¡Joder!
Xiao Li se tranquilizó por ser capaz de controlar las reacciones de Qi Xiu Yuan de esa manera, al menos, no le controlaba a él. Cogió aire y ejerció más fuerza y velocidad. Qi Xiu Yuan resopló y se tocó su propio miembro. Cogió la mano de Xiao Li entre las suyas y empezó a moverlas con vigor. Sus respiraciones aceleradas volvían a estar en su cara. ¿Se estaría moviendo mientras le contemplaba? Xiao Li cerró los ojos con todavía más fuerza, estaba controlando la mente de otra persona mientras perdía la suya lentamente. Esa sensación le provocó un sonrojo y un calor incontrolable.
–Xiao Li, Xiao Li, Xiao Li… Mírame… – La voz de Qi Xiu Yuan se fusionaba con sus gemidos y jadeos, como si le estuvieran ahogando.
Xiao Li, dejando correr su imaginación, abrió los ojos.
–Ah…
En cuanto lo hizo, Qi Xiu Yuan soltó un gemido ahogado. Le cogió la mano con más fuerza, casi haciéndole daño, y entonces, retorció el cuerpo. Un rio de un fluido claro aterrizó en su pecho y, poco después, la habitación se impregnó de un aroma húmedo, parecido al del mar.
Xiao Li miró a Qi Xiu Yuan directamente a la cara. Al principio, quería provocarle o estar orgulloso de su propio autocontrol era más fuerte que sus deseos, pero su intención se desvaneció sin dejar rastro y sin motivo. Le sonrió de la persona que se excitaba por su mera existencia.
Qi Xiu Yuan gruñó molesto. Cerró los ojos y su voz era excepcionalmente ronca.
–No te rías de mí así.
Soltó la mano y se sentó. Su pecho se movía como loco, arriba y abajo. Entonces, se inclinó sobre el cuerpo de Xiao Li y cogió la toalla que había tirado a la silla. Se limpió el pecho y las manos como ausente y, con una esquina de la toalla que estaba relativamente limpia, le limpió la mano a Xiao LI.
Xiao Li le observó con atención y una sonrisa en los labios durante todo el proceso.
–Te he dicho que no te rías de mí así.
 Qi XIu Yuan estaba tan molesto que hasta su cara tenía una expresión extraña. Recogió la toalla, se la envolvió en el miembro, se dio la vuelta y se bajó de la cama. Salió a grandes gambadas como si estuviese huyendo de la habitación y, a los segundos, se oyó el sonido de la puerta del baño cerrándose.
Xiao Li se tumbó en la cama. Hasta que Qi Xiu Yuan y su patético estado desapareció no apartó la vista, sin embargo, no consiguió contener la sonrisa que besaba sus labios constantemente.
Parecía que nunca había sido tan feliz y tampoco se había imaginado jamás que su corazón rebosaría semejante afecto y ternura estando solo como en esos momentos. Tampoco se habría imaginado que alguien podía ser tan adorable y fidedigno. Xiao Li estiró las extremidades en ese sentimiento de paz y calidez que nunca había sentido hasta entonces. La cama era blanda y la esencia de Qi Xiu Yuan permanecía a su alrededor.
El débil sonido de la lluvia que provenía de la ventana junto con la luz tenue de la habitación atrajo al cansancio. Aunque se recordó que no debía dormirse, el sueño acabó derrotándole.
Poco después, el otro lado de la cama se hundió bajo la luz de la habitación. Un beso helado, aunque tierno, aterrizó sobre sus labios. Xiao Li sonrió un poco, aún perdido en el estupor soñoliento se despertó con una voz hechizante y lánguida.
–¿Todavía te quieres correr?
–Sí.
Un dedo gélido se posó en su miembro. Xiao Li abrió los ojos como platos de repente y apartó la mano. Sin embargo, le tenían cogido firmemente por la muñeca. Un cuerpo robusto le limitaba los movimientos y le mantenía quieto.
–Lo quiero tanto que estoy dispuesto a matar. – La voz de Li Shi Qing era despiadada y demostraba una crueldad y una sed sin límites. Hasta el reflejo de sus ojos detrás de sus gafas estaba más frío que su mano.

Xiao Li, con los ojos abiertos, le miró. Hacía diez años que conocía a Li Shi Qing, pero jamás había visto sus ojos llenos de un enfado y una violencia semejante. Era como si usase sus ojos para desgarrarle cachito a cachito. 

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