Estoy seguro que has oído hablar de cierto lugar en el que, si llegamos, lo tendremos todo.

Felicidad, sueños, todo nos espera, nos espera en nuestro destino.

Y sólo tenemos que usar un billete, y nos traerá de un lado al otro muchas veces.

Pero nunca ha habido nadie hasta ahora que haya ido y vuelto para decirme nada.

Me pregunto si es real o no, quiero ir a descubrirlo yo mismo de una vez.

Haré el viaje, caminaré si lo tengo que hacer, si hay algo cuando llegue allí. 

Da igual lo caro que sea el billete, lo pagaré con lo que tenga e iré. 

Y pagaré con la vida que tengo para que alguien me envíe alguna palabra y me diga que...

Aunque se lo venden a todo el mundo, este billete no existe para mí.

No queda espacio para mí en este tren, así que no tengo el derecho a viajar.

Aunque se lo venden a todo el mundo, este billete no existe para mí.

No queda espacio para mí en este tren, así que no tengo el derecho a viajar.

Como ya he dicho, soy alguien determinado e iré a donde sea.

Por mucho frío o caliente que sea, no importa; si mi corazón está seguro, lo aguantaré.

Y pronto encontraré mi destino, que no está muy lejos.

Y así, lucharé por ir a ese destino que ha desparecido. 

Podría ser falso, y desde luego es imposible para alguien como yo

Es sólo un billete que tiene todo el mundo, pero alguien como yo no tiene ninguno.

Así que me doy la vuelta por donde he venido para tener a alguien mirando en ese dirección.

En cuanto vuelvo para atrás, me encuentro a la misma persona repitiendo, una y otra vez...

Aunque se lo venden a todo el mundo, este billete no existe para mí.

No queda espacio para mí en este tren, así que no tengo el derecho a viajar.