Capítulo 59

diciembre 11, 2017

Qi Xiu Yuan sabía que era una subordinada de Sun Ze Yu. Al principio, no quiso prestarle atención, pero no le quedó de otra que estrecharle la mano delante de su hermana. El semblante y la expresión de la mujer era raro y misterioso, hecho que le hizo echarle unas cuantas miradas más.
Zhang Juan Juan le devolvió las miradas con una sonrisa burlona y cálida junto con unas pocas palabras, pero no se despidió. Susu, por otra parte, no parecía nada incómoda. Tal vez Zhang Juan Juan ya le había dicho algo para convencerla.
Qi Xiu Yuan estaba algo más aliviado después de saber que había sido Sun Ze Yu quien había estado siguiendo a Susu el día anterior. Terminó de comer y le insistió a su hermana que fuera a trabajar.
Susu todavía estaba algo temerosa y expresó repetidamente que quería quedarse con su hermano un poco más, pero como no era rival para la insistencia de Qi Xiu Yuan, llamó a su compañero y le pidió que la pasase a buscar.
Zhang Juan Juan observó en silencio como Susu salía de la habitación y estudió el área. Cuando la enfermera se marchó, se sentó al lado de la cama. No se comportaba como si fuera una desconocida en absoluto: le cogió el móvil a Qi Xiu Yuan y jugueteó con el.
Qi Xiu Yuan supo de inmediato que era la subordinada que Sun Ze Yu le había mencionado unos minutos antes y recordó que también era la persona que vigilaría que no contactase con Xiao Li.
–Qi Xiu Yuan. – Zhang Juan Juan le sonrió. Su expresión ya no tenía esa dulzura que había maquillado su rostro, sino seriedad. – Tenía muchas ganas de conocerte.
Qi Xiu Yuan le echó otro vistazo y comprendió que era una mujer extraña. Su estilo de conversación entusiasta y la expresión interesada no eran propios de una vigilante. No obstante, Qi Xiu Yuan mantuvo el silencio. Fuera cual fuere el caso, esa mujer no dejaba de ser uno de los subordinados de Sun Ze Yu y, por tanto, no quería dejarle decir nada de lo que quisiera.
Zhang Juan Juan estalló en carcajadas en respuesta a sus silencios. Cerró el móvil de Qi Xiu Yuan y se lo metió en su exquisito bolso antes de apoyar la espalda en la silla.
–Entiendo tus preocupaciones. – Dijo sin rodeos. – Voy a aclararte mi identidad. – irguió la barbilla. – Xiao Li me llamó anoche mientras estaba en una misión. – Qi Xiu Yuan alzó las pupilas para volverla a mirar. Zhang Juan Juan sonrió. – Me ha contratado para asegurar tu bienestar. Me sorprendí mucho al enterarme de que eras tú y llamé al tío Sun de inmediato. Mi misión ahora tiene un detalle extra. – estudió a Qi XIu Yuan. – protegerte y vigilarte.
Qi Xiu Yuan la miró y frunció el ceño.
–Con que eres el guardaespaldas independiente que ha buscado Xiao Li. – hizo una pausa y habló con sarcasmo. – Los guardaespaldas de las películas son profesionales, pensaba que sería algo así.
Zhang Juan Juan rió y habló con tranquilidad.
–Xiao Li, hace tiempo, pensaba que le perseguía un asesino profesional. El comisario Wu me recomendó. Hice tan bien mi trabajo que me gané su confianza. Y a partir de entonces, cada vez que necesita ayuda para salvar a alguien, viene a mí. – Bajó la vista y sonrió. – Supongo que lo ha ignorado. Siempre he dicho que soy una figura pública retirada, a lo mejor se piensa que quería decir “asesina”. No creo que esperase que solía ser un miembro del equipo de armas especiales y estrategias.
–¿Qué tengo de especial? – Preguntó Qi Xiu Yuan. –Zhang Juan Juang levantó la vista. – Me has dicho que no te habrías puesto en contacto con Sun Ze Yu si no fuera porque Xiao Li te contrató para que seas mi guardaespaldas. – Qi Xiu Yuan puso un énfasis especial en la afirmación. – ¿Qué tengo de especial?
Zhang Juan Juan no dijo nada, se limitó a mirarle de arriba abajo hasta que Qi Xiu Yuan pareció acobardarse.
–Eres el hijo de Qi Feng y Rong Dan, y el nieto de Du Yan San Ge.
–¿Y eso qué tiene que ver contigo? – Preguntó él.
La expresión de Zhang Juan Juan se ensombreció.
–¿Qué tiene que ver conmigo…? Llevo escuchando las palabras: “Qi Xiu Yuan” desde niña. ¿Nunca habías escuchado: “Zhang Juan Juan”?
Qi Xiu Yuan se quedó sin palabras y frunció el ceño, en busca de una respuesta.  Al final, sólo pudo sacudir la cabeza.
–Lo siento, mis padres no mencionaban nada de la mafia en casa. Nunca he visto el nombre, aunque tenga sus cartas.
Zhang Juan Juan se quedó callada unos segundos, asintiendo con una expresión neutral, como si estuviese pensando en algo y entonces, dijo:
–¿Sabes algo de cuando Du Yan San Ge se rindió y sobornó a un cabeza de turco para que entrase en prisión?
Qi Xiu Yuan repasó sus rasgos faciales.
–¿Fue tu-…? – Empezó a hablar sin apartar los ojos.
Zhang Juan Juan rió.
–Mi abuelo trabajaba para el tuyo. Al final, estuvo en la cárcel veinte años en lugar que el tuyo y, cuando le soltaron, murió. Mi padre trabajó para el tuyo, y al final,  le confundieron con el pariente de Du Yan San Ge y murió a manos de alguien en busca de venganza. – Su voz fue bajando el tono. –  Y a pesar de todo, no tienes ni idea…
Qi Xiu Yuan irguió el cuerpo y la miró en silencio.
–¿Y tú?
Su pregunta pareció sacarla del pasado que la abrumaba. Sorprendida, respondió:
–Un hombre amable se ocupó de mí. ¿Te imaginas quién es?
–Sun Ze Yu…
La sonrisa de Zhang Juan Juan se agrandó.
–Aunque me acogiera sólo para rastrear los asuntos de Du Yan San Ge, le estoy muy agradecida. Después de todo, gracias a él pude comer, tener ropa calentita y educación.
Qi Xiu Yuan estudió su expresión.
–Lo siento.
Zhang Juan Juan estalló en carcajadas.
–¡Qué interesante eres! ¿Por qué me compadeces?
Qi Xiu Yuan se limitó a bajar la cabeza y murmurar para sí.
Zhang Juan Juan no pudo evitar mirarle.
–Los sentimientos de rencor y gratitud de la generación más mayor son demasiados complicados. No sé cómo arreglarlo, así que lo mejor es no hacerlo. Por eso, el motivo por el que le hablé de ti al tío Sun no fue por mis asuntos familiares, – hizo una pausa. – De todas formas, quiero compensarle de alguna manera. Llevo escuchándole hablar de tus padres y de ti y de tu hermana desde pequeña…
Qi Xiu Yuan rió con frialdad mientras Zhang Juan Juan le daba palmaditas en el hombro para calmarle.
–En realidad lo lamenta mucho. Todos estos años… También tiene tabletas conmemorativas en su casa…
–No me importa. – Qi Xiu Yuan la interrumpió. – No debería haberle buscado. Sino fuera por…
–Me enteré al tiempo que le habías ido a buscar. – Dijo Zhang Juan Juan. – Me separé de él cuando me retiré, hasta que Xiao Li me dijo tu nombre ayer. Hasta pensaba que sólo era una coincidencia. Quería que te investigase. ¿Quién se habría imaginado que se excitaría tanto y aseguraría que eres tú? Ha estado esperando afuera toda la mañana. Y cuando ha visto que te levantabas, ha venido de inmediato.
Qi Xiu Yuan sacudió la cabeza y la miró.
–¿No me digas que me estás contando todo esto con la esperanza de que le perdone?
Zhang Juan Juan rió.
–Sólo me represento a mí misma y espero que escuches mi explicación. – Volvió a reír. – Es para que Xiao Li no me malinterprete y le pierda de cliente.
Qi Xiu Yuan le miró extrañado.
–Sun Ze Yu no sabe lo que has hecho, ¿verdad?
–¿Qué más da si lo sabe o no? – Replicó Zhang Juan Juan. – Mientras te tenga echado el ojo, evite que te pase nada y que hables con Xiao Li, da igual lo que te diga.
–¿Qué os preocupa exactamente? – Qi Xiu Yuan rompió el silencio. – ¿No puedes contarme lo que le ha pasado, ya que no me dejáis hablarle?
–¿Te puedo responder dentro de un poco? – Zhang Juan Juan guardó silencio, se levantó y anduvo hasta el marco de la ventana y contempló el patio. Entonces, se volvió hacia Qi Xiu Yuan, sonrió y cambió de tema. – ¿Alguna vez has sentido que el asunto de sus padres es una sombra difícil de escapar?
–¿Qué? – Qi Xiu Yuan se quedó sin habla.
Aunque Zhang Juan Juan estaba a contraluz, escondiendo su expresión en las sombras, su voz era tranquila.
–Un policía me crío, estudié en la academia de policías, fui un miembro del equipo de armas especiales y estrategias durante tres años y nada me hacía más feliz, pero no pude seguir con ello. – Hizo una pausa como para buscar las palabras adecuadas. – Fue como… Como si alguien me estuviera llamando, como si alguien me estuviera diciendo que era una descendiente de la mafia, nacida para rechazar las reglas y carecer de respeto… No puedo resistirme a este pensamiento. Y, lentamente, empecé a pensar que no era feliz siendo policía, así que me retiré. – Alzó la mano y se puso los mechones sueltos detrás de la oreja. – ¿Tú también recuerdas esas cosas?
–¿Qué cosas?
–De tus padres. ¿Nunca las viste cuando eras pequeño? Tu padre saliendo corriendo, visitas raras o conversaciones secretas… Ese tipo de cosas. Da igual lo mucho que te protegieran tus padres, algo tenías que saber. – Suspiró. – Por ejemplo, yo no olvidaré nunca que conforme crecía, más claro se me hacía todo. Siempre he pensado que es la vida que quería, por eso quería conocerte. Nunca me creí que el hijo de Feng Long Shuang Sha era un profesor de esos que enseñan ecuaciones cuadráticas a mocosos sin pelo en los huevos, aunque el tío Sun me lo había dicho.
–Eso son asignaturas de instituto, ahora mismo estamos por las ecuaciones elípticas e hiperbólicas. –Qi Xiu Yuan sonrió. – Además, puede que lo que hayas dicho sea parte de tu personalidad. La razón de que te gusten las aventuras, asumir riesgos y las emociones fuertes no tiene que ver con tus padres. Cuando yo era pequeño…  Yo también vi ese tipo de cosas, pero quiero ser profesor y, en la mayoría de casos, me gustan esos mocosos sin pelo púbico. Es la vida que quiero vivir.
–Pero tienes una relación ambigua con Xiao Li. – Comentó Zhang Juan Juan, mientras se cruzaba de brazos y usaba un tono de voz crítico. – Si de verdad quieres ser profesor, ¿por qué te has enamorado de alguien tan peligroso? Si Xiao Li no fuera el líder de una mafia, ¿te seguiría gustando? ¿Por qué no admites lo que posees innatamente? Eres un hijo de la mafia. Te gusta la intensidad y la incertidumbre que viene con ella. Y, aunque no te mezcles con la mafia, te sientes atraído por su líder.
–¿Por qué tengo que admitirlo? – Qi Xiu Yuan refutó. – ¿Es por qué no estás segura de haber tomado la decisión adecuada retirándote de la policía y entrando en la mafia y, por eso, intentas equilibrar la balanza conmigo?
Zhang Juan Juan guardó silencio unos momentos, como si su pregunta le hubiese asaltado.
–No me he enamorado de “Xiao Li”. – Qi Xiu Yuan continuó. – Estoy, simplemente, enamorado de él. No tiene nada que ver con mis padres. No tiene nada que ver con el hecho de que sea un miembro de la mafia, ni con la intensidad, la incertidumbre o la aventura. – La miró directamente antes de hablar con determinación. – No me da igual si es un líder de la mafia, un profesor, un conductor de autobús, un policía, un fugitivo o lo que sea. Hay muchas cosas que me han cautivado de él, y ninguna tiene nada que ver con su oficio.
Zhang Juan Juan le miró unos instantes, y entonces, se le acercó con una sonrisa en la esquina de los labios.
–Pues siendo así, no te lo puedo contar.
–¿Qué?  – Qi Xiu Yuan no reaccionó.
–Hace un momento me has preguntado qué le ha pasado a Xiao Li, y te he dicho que te respondería en un rato. – Zhang Juan Juan bajó la cabeza. – Y ahora te estoy contestando: no puedo contártelo.  –Qi Xiu Yuan frunció el ceño.– Dices que no te importa su identidad, pero a él sí. – Zhang Juan Juan se limitó a inclinarse con una expresión opresora. – No tienes ninguna intención de unirte a la mafia, así que, cuánto más sepas, más te entrometerás en su camino. ¿Por qué no buscas a alguien con la misma identidad pura que tú para amar si tanto te gusta ser profesor? Qi Xiu Yuan, has escapado de la sombra de tus padres. Ahora eres alguien totalmente diferente a nosotros. – Suspiró. – ¿Tan necesario es enamorarse todavía más e incrementar las complicaciones del otro?
Qi Xiu Yuan la miró y no pudo evitar preguntar:
–¿Eres cercana a él?
Zhang Juan Juan se quedó de piedra, pasmada por sus palabras y se rió de buena gana.
–Tú… ¿Qué eres…? ¿Después de todo lo que te he dicho no te ha llegado nada? ¿Sólo estás celoso?
–Me ha llegado. – Se limitó a contestar él y le devolvió la mirada. – ¿Has matado a alguien alguna vez?
–No.
–¿Y vendido droga? ¿Obligado a chicas a prostituirse? ¿Atraído a alguien para que apueste?
Ella sacudía la cabeza en respuesta a cada una de las preguntas que le hacía Qi Xiu Yuan.
–¿Y no te da vergüenza usar la palabra: “nosotros” con Xiao Li? –Bajó la cabeza y se miró el brazo. – Todo eso son cosas que ha hecho el grupo de Xiao Li. ¿Te crees que me dejo llevar por el impulso de seguirle?  ¿Te crees que nunca he vacilado y me he retractado?  – En unos segundos, su voz se suavizó. – He sido testigo de cómo le pegaban. He visto a un amigo suyo drogando a uno de mis alumnos para forzarle, he decidido alejarme de él… Y, sin embargo, da igual lo que pienses, Xiao y yo no somos “diferentes”. Yo no soy quién lo ha complicado todo y no pienso buscar a otro del que enamorarme.
Zhang Juan Juan soltó una risita, se sentó bien derecha y dio un paso para atrás, entonces, se apresuró a preguntar.
–¡Ay, qué bonito! ¿Alguna vez se lo has dicho a Xiao Li?
Qi Xiu Yuan se echó para atrás, con todo el cuerpo adolorido, se cogió la cabeza y miró directamente a los ojos inquisitivos con esa pizca de expectación de Zhang Juan Juan.

–¿Me permitirías decírselo si quisiera hacerlo?  

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