Capítulo 61

diciembre 14, 2017

Xiao Li se quedó atónito un buen rato mientras miraba a Qi Xiu Yuan de arriba a abajo, como si no le reconociese. Xiao Li se dio la vuelta, incapaz de soportar la expectación que albergaban los ojos de Qi Xiu Yuan.
–¿Qué dices de irnos juntos? ¿No tenías miedo hasta hace un momento?
–¿Tú no tienes miedo? – Los ojos de Qi Xiu Yuan capturaron los de Xiao Li mientras ejercía más fuerza en su agarre. – Hasta te culpaste por no acordarte de que el abuelo de Hong Tou ya había muerto. ¿De verdad no te atormentan pesadillas cuando matas a gente?
Aunque la expresión de Xiao Li no cambió en lo más mínimo, todo su cuerpo se puso rígido de inmediato, hasta el punto de que la muñeca que Qi Xiu Yuan sujetaba parecía temblar.
–Ven conmigo. – Su voz se impacientaba. – No hace falta que te preocupes de esas cosas nunca más. Podemos ir a un pueblecito pequeño. Aunque sea un país pequeño, un pueblo, podemos vivir en paz-…
Xiao Li suspiró, estiró la mano para pegarle en la herida de la cabeza a Qi Xiu Yuan, haciéndole jadear. Entonces, bajó la cabeza y le miró.
–¿Ya estás despierto? – Viendo que Qi Xiu Yuan aún quería replicar, continuó. – ¿Crees que puedes escapar indemne? ¿Y Susu? ¿Vas a dejarla o llevártela a algún pueblo?
–Si estás dispuesto a venir conmigo… – Qi Xiu Yuan alzó la vista. – Susu ya tiene a alguien que la cuide.
Xiao Li le miró un momento, frunció el ceño y habló con seriedad.
–¿Me estás escondiendo algo?
El rostro de Qi Xiu Yuan se volvió del color de las cenizas y sus ojos parecieron hundirse todavía más. Bajo la luz parecían un par de piedras negras.
–“El camino por el que caminan es diferente al nuestro, pero son humanos como nosotros”.  Mi abuelo no dijo estas palabras, pero sí que era Feng Long de Du Yan San Ge. – La luz de sus ojos negros alumbraron la figura de Xiao Li mientras él continuaba hablando suavemente. – Durante los últimos años de su vida, le pasó el título a otra persona que también murió hace mucho tiempo.
La expresión de Xiao Li cambió a una de confusión e incredulidad. Titubeó unos instantes, tendió la mano y la posó sobre la frente de Qi Xiu Yuan para comprobar su temperatura.
Qi Xiu Yuan le buscó la mirada, pero su muñeca se la tapaba, así que ladeó la cabeza a un lado y, aun entonces, no cambió su tono de voz.
–Después de abandonar su vida de forajido, volvió a recuperar su apellido original y llamó a su hijo: Qi Feng. – Se esforzó por no sonreír al ver la expresión de Xiao Li. – Más tarde, mis padres se dieron a conocer como: Feng Long Shuang Sha. Hubo un accidente de coche mientras les perseguía la policía. Quien les persiguió es el actual primer ministro de la república China y el jefe de ministros de la seguridad pública: Sun Ze Yu. – Xiao Li le cogió la mano en silencio. – Conocía a mis padres desde hacía mucho tiempo y era muy cercano a ellos… – Hizo una pausa y miró a Xiao Li antes de volver a hablar. – Mientras estés dispuesto a venirte conmigo, él cuidará de Susu, hasta podría cuidar a Xiao Yang-…
La mano de Xiao Li tembló mientras le devolvía la mirada. Bajó la voz.
–No puedo creer que te guste tanto… – Le miró un buen rato, reflexionando algo, y mientras desfruncía el ceño, se pasó la mano libre por el pelo. – Lo siento… Tengo que hacer una cosa, yo-…
–¿Por qué crees que quiero que te vengas conmigo? – Qi Xiu Yuan le interrumpió con un sentimiento indescriptible en los ojos. – ¿Qué vas a hacer? Esas cosas… Usaron un tono extraño para hablar de ti, como si algo fuera a pasarte… Es como si lo supiera todo el mundo menos yo. –  Qi Xiu Yuan tosió por el dolor causado por la agitación emocional. – Todo el mundo cree que me da igual tu identidad, lo que has hecho o si has matado gente, pero me importa.
Dio lo mejor de sí para mirar a Xiao Li, como si quisiera utilizar los ojos para hacerle comprender lo que yacía en su corazón.
–Me importa porque sé que a ti también… Está claro que no te gusta la mafia, no te gusta matar gente. Xiao Li, si lo que he dicho es verdad, ven conmigo. No te preocupes por cosas complicadas o peligrosas. Te mereces una vida mejor…
Xiao Li le miró con inquietud, incapaz de apartar la vista de él.
–Xiao Li, – Qi XIu Yuan le llamó con dulzura. – Vete conmigo. Podemos vivir una vida distinta a la de ahora. ¿Qué pueblo te gusta? ¿En el norte o en el sur-…?
Su voz desapareció en los labios de Xiao Li que se había inclinado sobre él, le había sujetado la mejilla con delicadeza y había posado sus labios sobre los de él.
El rostro de Qi Xiu Yuan estaba herido y todavía tenía el labio hinchado, pero a pesar del dolor, intentó besar y lamer los labios de Xiao Li con más fuerza.
Xiao Li se apartó y sacó la lengua. Entonces, poco a poco, lamió el área hinchada y los moretones de las esquinas de sus labios, haciendo gemir intolerablemente a Qi Xiu Yuan mientras intentaba inclinarse para acercarse todavía más a Xiao Li. Pero Xiao Li volvió a apartarse, presionó la frente sobre la suya, mientras la punta de su nariz se tocaba con la suya. Y, cuando habló, su cálido y suave aliente humedeció los labios de Qi Xiu Yuan. Su voz era tierna, pero sus palabras fueros: “lo siento”.
Qi Xiu Yuan se quedó helado de inmediato. Xiao Li movió los labios para volverle a besar en la frente una y otra vez, y repetir: “lo siento”.  Entonces, se levantó.
Esta vez no le prestó atención a la persistencia de Qi Xiu Yuan, se desembarazó de cada uno de los dedos que se aferraban a él se dio la vuelta para salir por la puerta.
–Xiao Li. – Qi Xiu Yuan le llamó ansioso.
Pero Xiao Li no se detuvo.
El sonido de algo pesado cayendo al suelo y Qi Xiu Yuan llamándole se mezclaron. Xiao Li se detuvo momentáneamente, entonces, se dio la vuelta.
Qi Xiu Yuan estaba en una posición incómoda, sentado bajo la luz. El dolor de su cuerpo era muy severo y le cubrió de una capa de sudor. Luchó por estirar las piernas, alzando los ojos para mirar a Xiao Li.
De repente, una sonrisa apareció en sus labios, ejerció fuerza y se rasgó la camiseta.
El cuerpo de Qi Xiu Yuan era trágico y miserable. Tenía moratones y heridas por todo el cuerpo por el ataque. Los horribles parches de color morado se esparcían por todo el cuerpo. Tenía capas de vendas en el cuerpo y los bordes de estas habían inflamado la piel, tiñéndola de rojo.
–Lo digo en serio, Xiao Li. No sabes lo serio que soy. Se me han movido los huesos de la cadera, – miró a Xiao Li y habló con voz inestable. – el doctor me dijo que no podría caminar hasta dentro de un mes. Pero he pensado que si me apoyo en las muletas no pasará nada. Cuando camino, me siento tan mal que me dan ganas de vomitar. También me dijeron que me han roto las costillas y que tengo contusiones musculares.  De camino aquí sentía como si se me movieran los huesos y me dolían los órganos, como si me los estuvieran penetrando con las costillas…
Xiao Li le miró sorprendido, rebuscó el móvil y corrió a arrodillarse a su lado.
–No te muevas. Voy a llamar a una ambulancia.
Qi Xiu Yuan extendió la mano para taparle el móvil.
–Volveré caminando, así cooperarán. Xiao Li, abajo hay un doctor que ha pedido Sun Ze Yu y medicina. Mientras me prometas que te vendrás conmigo, los dos estaremos a salvo. Prométeme, aunque sólo sea por mi bien, que tú-…
Xiao Li no pudo aguantarle más la mirada. Tendió la mano y la tapó los ojos antes de acercarse a sus oídos y decir con una voz rota, temblorosa:
–Qi Xiu Yuan, no seas así.
Qi Xiu Yuan se quedó en blanco. Esas palabras atrajeron una serie de temblores que surgieron en su expresión.
Xiao Li sintió una amargura inconfesable chocando contra su corazón.
–¿Por qué no lo entiendes? – Habló con suavidad. – Si hubiese sabido que te lo tomarías tan a pecho, jamás habría… ¿Quién piensa en el mañana en una relación entre dos hombres? ¿No me digas que de verdad pensabas en pasar conmigo el resto de tu vida? Aunque eso sea lo que quieras, ¿cómo voy a poder limpiar todo lo que he hecho en mi pasado…? O muero en la mafia, o muero en la cárcel, ese es el final para alguien como yo. Llevo preparado para ello desde un principio. – Suspiró. – Quien merece una vida mejor eres tú. Deberías olvidarme.
Así, Xiao Li soltó la mano de Qi Xiu Yuan y salió por la puerta, sin darse la vuelta una sola vez, con la voz de Qi Xiu Yuan a sus espaldas.
Todo lo que existía en la habitación era dolor y miseria.
Un dolor abrumador acribillaba el cuerpo de Qi Xiu Yuan. Sin embargo, el dolor no se podía ni comparar con el sonido claro y distintivo de su corazón rompiéndose en pedazos. Como si una espada corroída y despuntada le estuviese cortando los órganos lentamente. Lo único que sentía Qi Xiu Yuan era cómo sus jadeos le robaban el aliento.
Se cayó al suelo y fijo la vista en la luz. Esperó a que los subordinados de Sun Ze Yu subieran las escaleras. Tal vez vendrían con una camilla y le curarían las heridas, pero había ciertas heridas que ni el mejor de los médicos conseguiría coser.
¿Qué le pasó a Xiao Li que no puede escapar? ¿Por qué motivo ha predicho su propia muerte y se ha negado a tener una vida mejor? ¿Le gustará alguien más que yo? ¿Le habré presionado de repente?
Qi Xiu Yuan no dejó de mirar a la luz y, en respuesta, una luz fluorescente le iluminó la pupila. De repente, una sensación extraña le sobrecogió. ¿Por qué cuando miraba a la luz, en sus ojos sólo había oscuridad?
Entonces, recordó las palabras de Zhang Juan Juan. Era imposible escapar de las sombras de tus padres. Tal vez, así era.
Cuando sus padres tuvieron el accidente de coche en el que chocaron con la pared de una montaña, su padre murió en el acto. No obstante, a pesar de que los cristales rotos le perforaron un pulmón, su madre sobrevivió. Se rehusó a que la atendieran y amenazó a todo aquel que intentase acercarse con la pistola. Esperó a que sus pulmones se congestionaran con sangre, esperó hasta ahogar su último aliento.
Sus ojos suaves y tiernos permanecieron en su marido todo el tiempo. Era como si, sin importar lo mucho que le mirase no fuera suficiente, a pesar de que su marido ya estaba en el más allá.  Murió a los diez minutos, con una mano en la de su marido y la otra en una pistola. De esa forma, sus manos se empaparon de un mar de fuerza.
Tal vez no sea que vives bajo la sombra de tus padres, sino que es un gen heredado genéticamente, Qi Xiu Yuan pensaba con la mente menguante.
Cuanto te lanzas al amor, todo el resto pierde su valor. Hay que atesorar y a amar sólo a esa persona hasta el punto de morir juntos, con las manos cogidas.
Pero, he dejado que me soltase la mano… Le he dejado soltar mi mano.

QI Xiu Yuan contrajo los ojos después de haber estado mirando lo luz demasiado tiempo, y su visión se puso borrosa por la tristeza. Las palabras bailaron por su mente hasta que un dolor agudo le hizo perder el conocimiento. 

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