Capítulo 57

enero 02, 2018

El sabor de la sangre me llena la boca. ¿Será que no he demostrado mi amor lo suficiente? ¿Todavía no es suficiente?
Me cojo la cabeza que parece que me vaya a explotar. Algunos pelos se clavan en los cortes de las manos. Siento un dolor punzante, acompañado de una picazón que hace convulsionar todo el cuerpo. Sigo preocupado. La vastedad de mi ansiedad es inacabable y no deja de engullirme. Ya no está aquí. Nada es lo mismo. Ni siquiera el aire huele a él…
Qué triste.
Quiero abrazarle, morderle, como si entrase en su cuerpo.
Me dejo caer sobre la cama y su rostro aparece en mi mente. Un rostro verdaderamente hermoso.
Su pelo rizado le hace parecer confuso, su cara es blanca y sus ojos inteligentes. Cuando me puse delante del espejo con él, comparó nuestras cejas. No paraba de insistir que las suyas eran rectas. ¿Cómo iba a engañarme teniéndolas tan perfectamente curvas?
Siempre me trata como a un niño, lo sé. También sé que me perdona y me aguanta.
Solía pensar que me amaba, pero ahora…
Su sonrisa bajo la lluvia es hermosa. Recuerdo cómo me llamó: “Hey, mocoso”.
En su mirar no había ni piedad, ni simpatía. Tiene un cuerpo delgado y se le pega el pelo a la cara pálida. Me dio la impresión de ser un gato herido que se niega a mostrar debilidad, y la de un gato solitario.
Mi primera reacción fue que debía estar muy bueno.
Y en ese momento también necesitaba a alguien de confiaba porque mi hermano me perseguía. Quería matarme. Xi Yan me dijo que los muertos apestan, por eso todavía no quería morir.
Pensaba que era muy rico y que habría carne en su casa, pero al parecer, le juzgué mal. Era más pobre que yo…
Sin embargo, era muy dulce e interesante. No podía soportar el tener que apartarme del calor de su cuerpo.
Aquella fue una noche inesperada para mí.
Era la primera vez, aparte de Xi Yan y los demás, que no temía mi personalidad.
Me lamió la esquina de los labios que me sangraban y me dijo: “¿nunca has querido a alguien que escuche lo que tienes en la cabeza? ¿A quien poder confiarle toda tu presión, momentos desagradables, tristes y dolorosos? Yo seré tu fuerza siempre, ¿qué te parece?”.
No sabía los efectos que tuvieron esas palabras en mí.
Quería encerrarle a mi lado en cuanto le miré la sonrisa y le escuché hablar. Pero siempre temía que mi personalidad le fuera a asustar. Sé que soy extremadamente anormal. La última mujer también me lo dijo, entonces, lloró como loca y me abandonó. Aunque jamás me hubiese gustado, me di cuenta de que no era normal.

Pero no puedo oponerme a estos instintos que tengo gravados en la piel. Sin embargo, siempre lo he controlado porque no quería que me dejase.

You Might Also Like

0 comentarios

Popular Posts

Like us on Facebook

Flickr Images