Capítulo 78

enero 02, 2018

Xiao Li y Qi Xiu Yuan se acercaron al coche donde estaban atados Li Shi Qing y sus guardaespaldas. Primero, abrieron la puerta trasera para hacerles saber a los subordinados – que tenían una expresión sorprendentemente horrible, sobretodo después de presenciar lo que debía ser el secreto de su banda – que tampoco tendrían un buen final. Sin embargo, Xiao Li les dijo algo y, viendo que se les perdonaba y completamente confundidos, huyeron a la ciudad en todas direcciones. Uno de ellos se tropezó varias veces, el temor le debía haber debilitado las rodillas.
Xiao Li se dio la vuelta para discutir algo con Qi Xiu Yuan. Ambos parecían estar en medio de una disputa antes de que Qi Xiu Yuan por fin accediese, sacase un sobre enorme y se lo entregase a Xiao Li de mala gana. Entonces, miró de soslayo al hombre que estaba atado en el asiento del conductor y regresó al coche patrulla.
Li Shi Qing sabía que Qi Xiu Yuan no podía verle porque los cristales estaban tintados de negro, no obstante, cuando miró en su dirección le dio la sensación que el joven le estaba mirando directamente a los ojos, lo que le hizo resoplar.
Cuando Qi Xiu Yuan por fin llegó al otro coche y se subió, Li Shi Qing escuchó como abrían la puerta de su lado.
Xiao Li entró y se sentó en el asiento del acompañante.
–¿Qué pasa? – Li Shi Qing sonrió. – ¿No quieres dejarme ir y querías despedirte de mí en persona? – Quiso decir algo más suave, pero su enfadó le controló y escuchó como su propia voz sonaba provocativa y aguda.
Xiao Li dejó el sobre sobre el salpicadero y habló en un tono que no ayudaba a revelar su estado mental.
–Aquí está todo el dinero que he hecho mientras estaba en el grupo, a parte del que ya me he gastado. Le he dado un poco a Xiao Yang antes de devolverlo. También está le escritura de la casa y los coches de policía-…
–¿Me lo estás dando para mi jubilación? – Li Shi Qing le interrumpió. – Xiao Li, me he enterado de que le has insistido a Yang Ze que se apodere del sur. Fan Peng ha empezado a hacer negocios con el este y Feng Qiang no me hace caso. Me encantaría escuchar qué planes tiene nuestro Li Ge para mí.
Xiao Li no habló durante unos segundos, pero entonces, le contestó.
–Feng Qian dice que te esperará en el norte y que seguirá siendo tu subordinado.
Li Shi Qing se mofó al oír su respuesta.
–Chen Wu me echará las culpas de la muerte de Lu Wu. Xiao Li, me estás haciendo volver diez años atrás en cuestión de segundos.
–Eso no te será un problema, Qing Ye. – Xiao Li cogió el mango de la puerta. –Cuídate.
–¡Xiao Li! – Li Shi Qing gritó para detenerle. – Son tus últimas palabras, acláralo todo. Aunque la muerte sea inevitable yo, Li Shi Qing, no quiero morir sin saber nada.
La mano de Xiao Li que se aferraba al mango de la puerta se aflojó. El muchacho frunció con una expresión complicada.
–¿Todavía te preocupas, aunque estoy así? – Li Shi Qing suspiró pesadamente. – Sin hablar de que te vas a ir. ¿No puedes decirme algo más?
Xiao Li suspiró mirando de reojo a la policía.
–¿Qué quieres saber?
Li Shi Qing permaneció en silencio unos minutos antes de susurrar.
–¿Por qué después de tantos años? Todos los influyentes se pelearon para ganar tu favor, pero les hiciste odiarte por no traicionarme sin vacilar. Lo sé todo. Chen Wu fue quien te fue a buscar. Lo sé. Sé que no te gusta la mafia, ni ser un líder, ni que yo te busque, pero no has dejado de acumular méritos para que te dejase marchar. Pensé que siempre estarías enredado conmigo, y que siempre estarías a mi lado hasta que uno de los dos muriésemos… Me gustas así… Me gustas hasta el punto de contradecirme a pesar de no obtener ningún beneficio de ello… Xiao Li, ¿Qué ha cambiado? ¿Qué te ha vuelto tan despiadado?
Xiao Li continuaba sentado en el asiento del pasajero, cabizbajo y apretando los dientes. Li Shi Qing se dio cuenta que, desde que se había sentado ahí, no le había mirado ni una sola vez. Iba a decirle algo más cuando Xiao Li, de repente, abrió la boca.
–Qing Ye, dices que nos conocimos cuando tenía quince años pero, en realidad, nos conocimos antes de eso. – La voz de Xiao Li era grave como si estuviese hablando de mala gana. Li Shi Qing no le había visto hablar así jamás. – Cuando tenía unos diez años, mi familia era incapaz de sobrevivir. Por aquel entonces, dejabas que mi madre te siguiera a todas partes como tu cuidadora y ella no dejaba de hablar de ti y de vuestros asuntos. Sé que nunca te gustó pero yo no lo sabía. Siempre pensé, – hizo una pausa. – siempre pensé que serías mi padre.
Li Shi Qing se quedó helado y atónito.
–Chen Wu fue quien me contó la verdad de su accidente. – Xiao Li continuó hablando sin mirar a Li Shi Qing. Lo que iluminaba su rostro era un rayo de fuera, no las luces del coche y parecía que estaba hablando consigo mismo. – No me dijo nada más, aparte de que cuidase de Xiao Yang y que no le dejase entrar en la mafia. Con el tiempo entendí porqué le había mencionado a él y no a mí. Porque se me había aferrado con tanta fuerza mientras lloraba…
Li Shi Qing frunció el ceño mientras escuchaba los mumuros de Xiao Li. No era un recuerdo bonito y Li Shi Qing se percató de que no recordaba el rostro de aquella mujer. Todo lo que recordaba era una sonrisa halagadora, una risa nerviosa y los ojos en pánico mientras caía.
Miró el rostro de Xiao Li intentando encontrar los recuerdos a partir de sus rasgos, pero la imagen de aquella mujer continuaba siendo algo vago.
–Así que te gustaba cuando eras pequeño. – Suspiró. – Pero cuando te dije que te apoyaría toda tu vida, ¿por qué…?
–Me daba mucho asco. – Contestó Xiao Li abruptamente. Entonces, como si no pudiese soportar mirarle, se dio la vuelta para mirar por la ventana. – Qing Ye, al final, hiciste justicia con mi madre. Me educaste, me cultivaste y me diste los recursos para criar a mi hermano… Estoy dispuesto a devolvértelo con mi vida pero, siempre me ha parecido algo asqueroso.
A pesar de que Li Shi Qing ya se había preparado mentalmente para aquel comentario, que fue extremadamente directo, su expresión empeoró visiblemente.
Xiao Li se lo contó todo con claridad. Nunca había traicionado a Li Shi Qing en toda su vida, le había sido agradecido, había sido leal al grupo, se había preocupado de las palabras de su madre y había continuado admirándole. Tal vez todo aquello no hubiese garantizado su lealtad hacia él, pero era suficiente como para que nadie pudiese influenciarle. No obstante, nada de eso explicaba su cambio.
–Aunque te… diera asco. ¿Por qué se ha vuelto así?  – Le preguntó Li Shi Qing. – ¿No habías prometido quedarte conmigo para salvar a Xiao Yang? No te resististe ni cuando te hice acompañarme a pesar de haberte ido de la banda. Si hubieras seguido así, habrías sido mío tarde o temprano… Chen Wu me ha dicho que fue quien tomó la iniciativa de convencerte pero que tú sólo aceptaste al final. ¿Por qué?
Era como si Xiao LI pensase que el mayor de todos los secretos ya se supiera y que el resto daba igual.
–Lin Zi está muerto. – Afirmó.
Li Shi Qing se quedó de piedra. No había esperado una respuesta tan irrelevante.
–Liu Zi Cheng le pegó demasiado. – Xiao Li habló con una expresión complicada en su mirar. – Estaba herido y se me olvidó ayudarle. Él se quedó allí tumbado en el almacén, desangrándose lentamente.
–No presté atención. – Li Shi Qing frunció el ceño.
–No sabía nada de nada. Ni siquiera lo que habíamos planeado… Hong Tou y Lin Zi fueron los que más tiempo habían estado conmigo. Al final, les decepcioné a los dos. – Xiao Li suspiró. – Qing Ye, cuando no quisiste salvar a Han Jia, me decepcionaste muchísimo. Nunca pensé que yo también me volvería como tú.
Li Shi Qing le miró sorprendido. Muchas emociones le cruzaron los ojos pero al final, sintió una pizca de emoción y se le alzaron las esquinas de los labios.
–No quieres una persona así ni parte de la mafia, ¿así que escoges a ese bastardo? – Subió el tono. – ¿Qué diferencia hay entre nosotros? Xiao Li, ya te has salido de la banda. Yo también, así que no tengo que volver. Todavía tengo mucho dinero, podemos-…
Xiao Li por fin se volvió para mirarle. Cuando sus ojos se encontraron los de Xiao Li estaban claros y seguros.
–Qing Ye, es lo contrario. No quiero ser alguien como tú ni hacer este tipo de cosas por Qi Xiu Yuan.
Algunos triunfan por amor, y otros fracasan por amor. Y luego hay otros que cuando se enamoran quieren mejorarse, ser más auténticos y más merecedores de ese amor. Xiao Li es ese tipo de hombre.
Esas palabras acabaron del todo con Li Shi Qing. A pesar de que todavía parecía algo animado, su expresión era de enorme decepción.
Cuando Xiao Li sintió algo, se giró para ver que Qi Xiu Yuan acababa de salir del coche patrulla mirando en su dirección preocupado.
–Me voy. – Dijo Xiao Li conciso mientras abría la puerta sin vacilar.
Li Shi Qing pensó en muchas palabras para detenerle. “Te acabará abandonado y tú terminarás sin nada”, “te matarán por salir de la banda”, “no deberías confiar tanto en Sun Ze Yu”, “Sólo triunfarás si estás conmigo” … Pero todas se quedaron en la punta de la lengua. Al final, fue incapaz de decir nada. Todo lo que pudo hacer fue tragárselas.
Todo lo que pudo hacer fue mirar cómo Xiao Li cerraba la puerta del coche con un gesto, determinado a dejar atrás su pasado.

Entonces, debajo de la luz de la una y la brisa, cruzó la carretera, cruzó la tenue luz nocturna, cruzó las sombras y las manchas de sangre del suelo, y se dirigió al hombre que le esperaba con una sonrisa.

You Might Also Like

0 comentarios

Popular Posts

Like us on Facebook

Flickr Images