Capítulo 82: Loca

enero 07, 2018

Bai Zhi se quedó perpleja durante unos segundos. Entonces, buscó unos palos de bambú y cogió un escorpión vivo.
–Dices que eres inocente. Muy bien. Si te tragas este escorpión te creeré y nos llevaremos bien.
Li Chang Xi empalideció y todo su cuerpo se tensó como un títere mientras ZHao Nan mantenía su espada contra su cuello. Nadie habló, todos los ojos estaban sobre ella, incluyendo los de su criada que la observaba aterrorizada.
El escorpión se retorcía entre todo el silencio y Li Chang Xi dio un brinco del susto. Li Wei Yang sonrió. Todo el cuerpo de su hermanastra temblaba y se arrastraba por el suelo.
–¿Asustada? – Li Wei Yang rió lentamente. – Parece que no has dicho la verdad.
Li Chang Xi sollozó en silencio, sus ojos brillaban con odio, pero se contuvo.
–¡Sanjie, sé que he hecho mal, perdóname!
Li Wei Yang sonrió.
–O me lo demuestras, o… – Su mirada cayó sobre la punta de la gélida espada.
Li Chang Xi estaba sorprendida y habló rechinando los dientes.
–¡No te atreverías a matarme!
La expresión de Li Wei Yang era muy extraña.
–Sí, tengo mucho miedo, por eso estoy lista para ordenarle que te quite las piernas y los brazos, y que te corte la lengua para que no puedas volver a hablar en toda tu vida.
Li Chang Xi la miraba con terror, de repente, comprendió que iba en serio. Zhan Nan movió la espada.
–¡Te lo demostraré! – Se apresuró a afirmar.
Dicho esto, titubeó antes de coger el escorpión que movió la cabeza y la asustó. Entre lágrimas, volvió a coger el escorpión. Cuando sus dedos tocaron el animal otra vez se estremeció.
–¡Ten misericordia, Sanjie! – Imploró.
Li Wei Yang estaba completamente indiferente, e incluso en su rostro asomaba una sonrisa cruel. Zhao Nan la levantó rápidamente, la joven se debatió, le rodaron los ojos y se desmayó. Un aroma peculiar se extendió por toda la estancia.
Bai Zhi echó un vistazo a la faldilla de Li Chang Xi y se cubrió la nariz. ¡Y pensar que creía que aquella joven tenía algo de valor!
–¡Se asusta muy fácilmente!
–¿Asustada?  – Li Wei Yang sonrió. Después de no dejar de ofenderla constantemente, lo llevaba claro si creía que la iba a dejar en paz sólo con esto. Justo entonces, señaló a la criada que había allí al lado a la espera de una oportunidad para huir. – ¿Dónde vas?
La criada se sobresaltó e intentó correr, pero Zhao Nan la atrapó. El joven le apretó la garganta y la levantó, impidiéndole cualquier movimiento.
–¡Trágatelo! – Li Wei Yang sonrió.
Bai Zhi le lanzó el escorpión a la boca de inmediato. La criada pateó al aire en un intento de conseguir liberarse de las manos de Zhao Nan, pero las manos del muchacho eran como garras y le fue imposible. El escorpión le entró en la boca, retorciéndose entre sus labios y lengua. La criada movió las manos furiosamente, pero su fuerza fue disminuyendo y sus labios se volvieron del mismo púrpura que la parte trasera del escorpión. En cuanto el veneno entró en su cuerpo, ella dejó de respirar.
Zhao Nan la tiró a un lado, Li Wei Yang la miró y ordenó:
–Que no quede ninguna herida.
–Sí, xiaojie. – Zhao Nan bajó la cabeza.
El rostro de Bai Zhi todavía estaba algo pálido de pensar que, si ese escorpión les hubiese picado a ellas, tanto su xiaojie como ella estarían muertas. Por lo tanto, esa Wu xiaojie, esa malhechora que había instigado a la criada no merecía ninguna simpatía.
Mo Zhu observó a Li Chang Xi, que yacía inconsciente sobre el suelo y preguntó:
–¿Y ella, xiaojie?
Li Wei Yango esbozó una sonrisa y dijo:
–Zhao Nan, ya te puedes ir, nosotras nos iremos dentro de nada.
Zhao Nan asintió y desapareció rápidamente.
–Desnudadla y metedla en el agua. – Susurró Li Wei Yang.
Bai Zhi y Mo Zhu intercambiaron miradas, comprendiendo las palabras de su señora de inmediato. Tal y como les habían ordenado, desvistieron a Li Chang Xi y, entonces, dejaron la mitad de su cuerpo en el agua y la otra mitad en la superficie, reincorporándola.
–Vamos a salir por esa ventana. – Li Wei Yang señaló con el dedo.
Ambas criadas miraron a su señora arremangarse la falda y subirse a la ventana.
–¿Por qué no venís?
Bai Zhi, sorprendida, corrió a ella enseguida y Mo Zhu la siguió. Ninguna de las criadas había hecho ejercicio jamás, por lo que les costó muchísimo escalar.
–¿Ahora qué, xiaojie?
–¡Dad rienda suelta a vuestras gargantas y gritad! ¡Cuánto más alto mejor! – Dijo Li Wei Yang con una sonrisa.
Bai Zhi todavía no había reaccionado que Mo Zhu ya estaba gritando, atravesando el techo y llegando bien alto.
Li Chang Xi había estado esperando entre los arbustos que rodeaban las aguas termales para ver cómo Li Wei Yang perdía su honor públicamente, pero ahora, la audiencia y la persona con mala suerte se habían cambiado de sitio.
Mucha gente entró corriendo al escuchar los gritos.
–¡Rápido! ¡Ha pasado algo!
–¡Por donde el baño!
–¡Rápido, vamos, a salvar gente!
Las voces ansiosas y alarmadas se iban acercando más y más. Li Wei Yang rió con frialdad, Li Chang Xi se había asegurado de que mucha gente viniese a ver el espectáculo.
–¡Xiaojie, he venido a salvarte!
Les llegó la voz de un soldado que ya estaba en la puerta de la casa. Entonces, se escuchó un estrépito y toda la puerta cayó al suelo, rota. Mucha gente entró corriendo al baño y Li Wei Yang contempló a través de la grieta de la ventana unos siete u ocho soldados tomando la delantera y sorprendidos de encontrarse con escorpiones, el cadáver de una criada y a Wu xiaojie desnuda en el baño.
Da Furen y Li Chang Xiao aparecieron por detrás de los soldados al recibir las noticias.
–¡¿Quién os ha dejado entrar?! – Da Furen, viendo la situación, hirvió de rabia.
Los soldados reaccionaron y se apresuraron a marcharse. Li Chang Xiao se desmayó.
–Vámonos. – Dijo Li Wei Yang en voz baja.
Era un buen espectáculo, seguro que Da Furen estaría satisfecha.

*        *        *        *

Da Furen hizo todo lo que pudo por controlar el incidente y envió a detener a los soldados que habían entrado en el baño diciéndoles que esperarían al regreso de Laoye para encargarse de ellos. Sin embargo, los rumores volaron como si tuvieran alas y se esparcieron rápidamente.
Si Yiniang se precipitó al patio de Da Furen furiosa, protestando desde que puso un pie dentro y haciendo fruncir el ceño a Da Furen.
–¿De qué te quejas? ¡Cúlpala a ella por no haber tenido cuidado! ¡¿Por qué no las vas a ver a ella?!
Si Yiniang no se atrevió a decir nada más y rápidamente tiró de LI Chang Xiao para visitar a su otra hija que todavía no había despertado desde el baño.
Li Wei Yang estaba caminando por el pasillo cuando vio a Si Yiniang tambaleándose.
–¿Vas a ver a Wu Mei, Si Yiniang? – Sonrió.
Si Yiniang la miró y no pudo evitar rechinar los dientes.
–Este patio tiene todo tipos de serpientes, gusanos, ratas y hormigas. Ahora mismo es mi hija, ¡pero pronto serás tú, San xiaojie! ¡Ten cuidado!
Como Li Chang Xi no se lo había contado a nadie, Si Yiniang estaba convencida de que Da Furen lo había planeado todo. Después de todo, los escorpiones eran la medicina de Da Furen, ¿cómo habían aparecido en el baño? Si Yiniang avanzó echando humo y Li Wei Yang sonrió.
Si Yiniang, que parecía haber estado llorando toda la noche, entró en la habitación.
–Yiniang, – dijo una criada. – Wu xiaojie se acaba de despertar. Sin embargo, sin embargo, ella-…
–¡Con que se haya despertado ya me basta! – Si Yiniang estaba encantada.
Sabía que su reputación y su cara se habían echado a perder para siempre, pero Li Chang Xi era su hija, y lo único que deseaba era que estuviese a salvo. Tan encantada estaba con que se hubiese despertado que olvidó prestarle atención a la criada que parecía querer decir algo más, pero que se lo repensó.
Cuando Si Yiniang entró en la habitación descubrió a Li Chang Xi descalza delante del vestidor. Si Yiniang se enfadó y se volvió hacia la criada.
–No puedo controlarla, ¡si le pones los zapatos, se los quita! – Justo cuando iba a continuar hablando, la voz de Li Chang Xi la interrumpió.
–¡Has venido, mamá! ¡Mira lo bonita que soy!
Los que la escucharon se miraron entre ellos. Li Chang Xi se negó a darse la vuelta; se puso de cara al espejo y se aplicó polvos de huevo de pato sobre el cuello y la cara, entonces, manoseó la mesa como en busca de algo valioso y recogió un marcador dai[1]para dibujarse la cara.
–¿Qué es esto, Chang Xi? – Si Yiniang corrió a coger a su hija.
Li Chang Xi se dio la vuelta de repente y, por culpa de su maquillaje inusualmente blanco y ese par de cejas terriblemente gruesas, estaba fatal.
–¡Para ya! – Dijo Si Yiniang infelizmente.
Li Chang Xi la ignoró, soltó una risita y se giró.
–Si jie, ven y mírame. Creo que lado del pelo lo tengo seco, échame un poco de aceite de rosas-…
–Chang Xi, ¡¿qué te pasa?! – Si Yiniang empezaba a ponerse nerviosa viendo lo seria que era su expresión. ¡Demasiado seria! Apretó los puños y se obligó a tranquilizarse, entonces, temblando, levantó la mano y señaló a Li Chang Xiao. – ¡Ven a ayudar a tu hermana!
Li Chang Xiao cogió a Li Chang Xi de inmediato, pero la muchacha se soltó de repente. Si YIniang, incapaz de soportar este incidente, gritó:
–¡Cogedla!
Unas cuantas criadas, tal y como había ordenado, se acercaron para subyugarla cogiéndola por las manos y los pies, pero Li Chang Le aulló coo una bestia y se debatió.
Todo el mundo se quedó atónito.
–¡Cogedla! ¡Id a por un médico! ¡Rápido! ¡Id a por un médico! ¡Cielos! – Gritó Si Yiniang.
A Li Chang Xiao le espantó descubrir que su impetuosa hermana había olvidado que era una señorita, mostraba una apariencia tan enloquecida, luchaba desesperadamente hasta llegar al punto de morder, dar cabezazos, tirar y pegar. Li Chang Xi intentó evitar que se le acercasen mostrando los dientes blancos, y mordió la muñeca a su hermana. Li Chang Xiao soltó una exclamación y retrocedió unos cuantos pasos, se miró la sangre que le caía de la muñeca y apreció cómo se le veía un poco el hueso.
–¡Mi hija! – Gritó Si Yiniang. – ¡¿Cómo te has vuelto así?!
–¡Perdeos! – Chilló Li Chang Xi. – ¡Perdeos todos!
Los que esperaban afuera vieron a SI Yiniang tambaleándose, medio corriendo, medio gritando.
–¡Alguien! ¡Ayuda! ¡Se ha vuelto loca! ¡Se ha vuelto loca…!

*        *        *        *

Da Furen estaba hablando con Li Wei Yang en una habitación.
–Ay, ni siquiera sé qué acaeció anoche. Todo iba bien, pero de repente se escaparon los escorpiones, se cayeron al baño y asustaron a Chang Xi que atrajo a muchos soldados. ¡La reputación de tu hermana está destruida!
Li Wei Yang sonrió.
–Madre, este es el destino de muchas.
Da Furen no creía que la joven iba a contestarle algo así y se quedó perpleja durante unos segundos.
–Por suerte la que estaba en el baño no eras tú.
Li Wei Yang sonrió, echó una mirada a la criada Du que tenía la cabeza gacha a cierta distancia.
–Sí, tengo suerte, además, madre me protege.
Da Furen tuvo el presentimiento de que aquello no iba bien, por lo que cambió de tema.
–¿Cómo crees que deberíamos encargarnos de los soldados de anoche?
–Obviamente, tenemos que informar a padre y ver cómo se ocupa de ello. – Contestó la muchacha a la ligera.
Da Furen suspiró.
–Tu padre lleva unos días en el campo, ya he enviado a alguien, pero no estoy segura de cuándo volverá y tampoco podemos mantener a estos hombres encerrados.
Li Wei Yang le pegó un sorbo a su té y entonces, despreocupada, comentó:
–Mmm, ¿padre sigue en casa de Jiu Yiniang?
El rostro de Da Furen se volvió lívido, entonces, controló el súbito dolor de su corazón, sonrió y dijo:
–Sí, me han dicho que Jiu Yiniang está embarazada.
–Oh, eso espero. Estaría bien que Jiu Yiniang diese a luz a un hermanito. – La sonrisa de LI Wei Yang era muy dulce.
Da Furen estaba tan enfadada que arrugó la nariz y se quedó sin palabras. No pensaba que Li Wei Yang la evitaría siempre y la haría tan infeliz. No podía echarla.
–Hablando de ello, nuestra casa no tiene muchos varones. Tu padre siempre ha tenido la esperanza de tener más hijos, así que le he estado persuadiendo para que visite a las otras Yiniangs, es una lástima que sólo favorezca a una.
Li Wei Yang sonrió.
–Lo que padre haga es cosa suya, madre, deberías se más magnánima.
Da Furen casi no podía quedarse quieta, sintió un dolor punzante. Estaban a punto de despedirse cuando Si Yiniang entró corriendo desesperada.
–¡Ayuda! ¡Se ha vuelto loca! ¡Se ha vuelto loca!
El rostro de Da Furen perdió todo el color y quiso gritar.
–¡Devuélvemela! ¡Devuélvemela, rápido! – Li Chang Xi se precipitó dentro de la habitación, aullando como loca, tirando a varias criadas que la seguían.
Cuando Li Chang Xi entró y vio a LI Wei Yang corrió a por ella.
–Es por tu culpa… ¡Es por tu culpa! ¡No hay reconciliación que valga!
Zhao Yue protegió a Li Wei Yang rápidamente y a Li Chang Xi la empujaron de una bofetada que la hizo caer al suelo. La joven miró a Zhao Yue y después a Li Wei Yang, entonces, el horror se apoderó de sus ojos, como si hubiese recordado algo terrible.
Li Wei Yang contempló la escena con tranquilidad, en ocasiones un loco tiene la cabeza sana, al menos, se reconoce.
Las criadas no se atrevían a entrar en la casa y se quedaron en la entrada impotentes.
–¡Rápido, informad a Laoye que Wu xiaojie se ha vuelto loca de verdad! – Ordenó una criada.
Li Chang Xi se levantó del suelo, vio a Da Furen y corrió a su lado.
–¡Sálvame! ¡Sálvame!
Da Furen frunció el ceño y le preguntó a Si Yiniang:
–¿Qué le pasa?
El rostro de Si Yiniang era de temor, era incapaz de considerar a esa loca su hija, sólo tenía miedo.
–¡Ella…! ¡Ella quiere matarme! ¡Quiere matarme! – Gritó Li Chang Xi furiosa.
Gritaba y miraba a todas las presentes, por lo que era imposible diferenciar a la culpable.
–¿Cómo se ha puesto así? – El rostro de Da Furen no parecía estar bien.
–Madre, – Li Wei Yang habló como si nada. – A Wu mei primero la asustaron los escorpiones y luego los soldados armados.
Un par de criadas entraron para sujetar a Li Chang Xi por los brazos.
–¡No, no! ¡No me pienso ir! – Li Chang Xi se debatió desesperadamente, entonces, se tiró a los pies de Da Furen, aferrándose a su falda.
Si Yiniang estaba impaciente. Li Chang Xi estaba trastornada y, de repente, empezó a reír.
–He visto… Adivinad qué he visto.
Da Furen resopló y, observando a Li Wei Yang, bajó la cabeza y susurró:
–Mi buena niña, dime, ¿qué has visto?
Li Chang Xi abrió los ojos como platos, se le cayó el polvo de la cara y la cicatriz quedó a la vista.
–Escorpiones, muchos escorpiones, muchos y muchos escorpiones… Mucho miedo… Quería que me lo comiese… Que me los comiese todos… ¡Jajajaja!
Da Furen arrugó el ceño. Era imposible escuchar nada.
–Tú, date prisa y llévatela.
En ese preciso momento, Li Chang Xi dio un salto.
–¡Escorpión! ¡Escorpión! ¡Ah!
La expresión de Li Chang Xi se tornó más feroz, más salvaje. Da Furen había pensado que podría sacar algo de interrogarla, nunca se habría imaginado que la niña iba a enloquecer, gritar y correr hacia ella.
A Da Furen no le dio tiempo de escapar, aulló y se cubrió la oreja izquierda con las manos, sus ojos se estremecieron y se desmayó.
Li Chang Xi le arrancó la oreja de un bocado.
Da Furen llevaba un pendiente dorado de fénix y, Li Chang Xi que había perdido la cabeza, había confundido el fénix con la cola de un escorpión y se había abalanzado sobre la oreja izquierda de Da Furen que escupió en dirección a Si Yiniang.
Si YIniang gritó, se cayó al suelo y se arrastró.
–¡Que alguien la atrape! ¡Rápido!
La habitación era un caos, la única que continuaba en su sitio observando la escena con una sonrisa era LI Wei Yang.
Bai Zhi lo vio desde afuera y le pareció terrible, pero, aunque Li Chang Xi no estuviera loca, se había arruinado a sí misma. La venganza de los cielos es lenta, pero segura.

*        *        *        *

Li Xiao Ran anduvo por el camino sin ver a aquellos que le hacían una reverencia. Hasta entonces no se había podido creer que todo hubiese cambiado tanto de la noche a la mañana.
Entró en el patio y se encontró a las criadas intercambiando miraditas y sacando palanganas de agua sangrienta de la casa.
Li Xiao Ran empalideció, vio a LI Wei Yang en el pasillo y se le acercó.
–¿Qué está pasando?
Li Wei Yang le miró y susurró.
–Padre, baja la voz, el médico está dentro atendiendo a madre.
Li Xiao Ran frunció el ceño y no pudo evitar sonar ansioso.
–Todo iba bien, ¿de dónde han salido los escorpiones?
Li Wei Yang suspiró.
–Es para el suplemento medicinal de madre, son escorpiones venenosos exportados desde el sur. No sé quien fue tan descuidado de soltarlos por la cocina, tal vez las aguas termales tienen algo que atrae a los escorpiones… El caso es que todos se subieron a sus aguas y Wu meimei estaba bañándose y su criada, que vigilaba, murió de una picadura. Wu meimei se sorprendió y, sin pararse a pensar que no llevaba ropa, gritó. Las criadas que estaban de patrulla nocturna la escucharon e informaron a los soldados que corrieron al baño. Padre, piénsalo, un total de ocho hombres. Wu meimei es una chica, ¿cómo iba a soportar este golpe? ¡Obviamente, se desmayó!
Li Xiao Ran no tuvo que reflexionar: alguien había soltado a los escorpiones a propósito. Entrecerró los ojos y su cuerpo emitió un aire peligroso. ¡Cada vez que todo iba bien, estas mujeres tenían que dar problemas! ¡Y todas las veces tenía algo que ver con su esposa!
–¡Mmpft!
Li Wei Yang continuó hablando.
–Seguramente, meimei no ha podido aceptar este ataque y ha enloquecido de alguna manera. Casi muerde a Si meimei cuando intentó pararla, así que Si Yiniang corrió a casa de madre y, al cabo de unas pocas palabras, Wu meimei entró corriendo y… le arrancó la oreja a madre de un mordisco.
–¿Qué? ¿Arrancar la oreja de un mordisco? ¡¿Qué hacían los otros?! – Li Xiao Ran camino de un lado al otro del pasillo. Todas las criadas del patio estaban arrodillas en el suelo, temblando y sudando como si fuera lluvia.
Li Xiao Ran estaba desplaciente, a cada paso que daba recordaba el daño que podía ocasionarle a la reputación de su familia si el asunto se esparcía. ¡Primero un puñado de hombres habían visto a su hija bañándose, y luego esa misma hija le había mordido la oreja a su madre de lo loca que estaba! ¡Vaya una broma! ¡La mejor de las bromas! Li Chang Xi y Da Furen le iban a convertir en el hazmerreír.
–Padre, los soldados llevan un día encerrados gritando que quieren verte y afirmando que es una injusticia. – Le recordó Li Wei Yang.
Li Xiao Ran se detuvo. ¿Injusticia? ¡Paparruchas! ¿Cómo iba a permitir que esos hombres extendiesen los rumores? ¡Debían morir!
–Esos solados… – Hizo un gesto simple, frío y despiadado.
Li Wei Yang levantó los labios. Esos hombres habían aceptado el dinero de Li Chang Xi para acabar con ella, no merecían vivir, sin embargo… Miró a todas las criadas asustadas allí presentes.
–Padre, vas a… – Empezó a hablar casi inquieta.
Li Xiao Ran habló a la ligera.
–Wei Yang, debes aprender a no ser de tan buen corazón. Han visto lo que no deberían, así que tienen que pagar el precio.
Li Wei Yang no dijo nada más, de repente, sintió que esa misma sangre fría corría por sus venas. Ver pagar un precio doloroso a aquellos que la habían intentando herir le hacía hervir la sangre de la excitación, de la crueldad. Tal vez ella misma era mucho más cruel que el mismo Li Xiao Ran.
Todas las criadas bajaron las cabezas al percatarse que la dirección del viento del patio había cambiado de repente.
Si Yiniang salió de la casa, pálida y caminando inestablemente.
–¡Laoye! ¡Laoye! – Se acercó corriendo y le cogió la manga a Li Xiao Ran. – Chang Xi… ¡Se ha vuelto loca!
–¡Basta! ¡Ya lo sé todo! – Li Xiao Ran la interrumpió impacientemente. – ¡Que alguien se la lleve a la casa de la montaña Hui con unas cuantas criadas fuertes para vigilarla y evitar que se escape!
Si YIniang se quedó atónita al escucharle hablar. Al principio había querido buscar a un médico para tratar a su hija, todavía podía recuperarse, pero las palabras de LI Xiao Ran acababan de darle una sentencia de muerte. La Yiniang pensó que su esposo se había rendido totalmente con su hija y que no la dejaría volver nunca más.
–Sé que Wu xiaojie ha cometido un error, – rogó. – pero ha sido bajo circunstancias extenuantes. Da Furen podría haber comido cualquier cosa, pero ha escogido escorpiones. Podría haber comido y ya si tanto quería, pero hizo que todas las xiaojies vinieran a cuidarla. Son sólo niñas, no entienden nada. Los escorpiones se escaparon de repente, todo esto es demasiado raro-…
¡Todo aquello tenía que ver con Da Furen sin lugar a duda! Li Xiao Ran se mofó en su corazón, ocultó la apariencia de su mirar y no respondió.
Si Yiniang quería denunciar la injusticia, pero Li Xiao Ran no contestó y por eso tuvo que morderse los labios.
El delicado rostro de Li Wei Yang seguía tan plácido como siempre, sin mostrar ninguna preocupación e incapaz de resistirse a las catástrofes ajenas. Estaba tranquila y sin expresión como siempre.
–Si Yiniang, – empezó. – Wu meimei le ha arrancado una oreja a madre, es un gran error, deberías seguir el consejo de padre. No olvides que todavía tienes a Si mei contigo, no estarás sola.
Si Yiniang estaba aturdida y, entonces, volvió a la realidad. Siempre había sido una persona astuta, capaz de asimilar cualquier situación. Se secó las lágrimas con un nudo en la garganta.
–Claro que voy a escuchar a Laoye.
Si Yiniang sabía que era preciso tomar una decisión.
Li Wei Yang recordó cómo no había vacilado en ofender a Da Furen para acabar con Li Zhang Le y sus labios se curvaron con frialdad. Al principio había creído que todos sus esfuerzos provenían de su amor maternal, pero ahora que se paraba a pensarlo, tal vez se tratase de otra cosa. Mientras su hija se casase bien, Si Yiniang podría continuar viviendo bien en la casa de los Li. Ahora que Li Chang Xi estaba totalmente acabada, SI Yiniang no podía echar a perder la poca paciencia que tenía Li Xiao Ran con ella.
Li Xiao Ran fue a ver a Da Furen, aunque odiaba a esa mujer, tenía que dar buen ejemplo.
Li Wei Yang observó su espalda y su mirada se tornó gélida.
Si Yiniang, que no podía mantenerse en pie, se estaba marchando con la ayuda de una criada y, justo cuando Li Wei Yang iba a bajar las escaleras, escuchó una voz.
–¿San jie?
Li Wei Yang se dio la vuelta y Li Chang Xiao apareció por el pasillo con la mano envuelta en un pedazo de seda que destacaba. La joven vio la expresión de Li Wei Yang y notó el ambiente.
–¿Sí?  – Preguntó Li Wei Yang.
Los ojos de Li Chang Xiao temblaron y cerró y abrió los labios varias veces, como si se tratase de una situación muy difícil y, por fin, después de un buen rato se aventuró:
–Yo… Quería preguntarte… Sanjie, ¿Wu meimei se ha puesto así porque quería hacerte daño?
Esta Si Mei que normalmente era como un leño, era sorprendentemente sensible.
–¿Qué dices? – Li Wei Yang apartó la mirada.
La angustia cruzó la mirada de Li Chang Xiao.
–¿Cómo ha podido ser siempre así? Se lo dije muchas veces-…
Li Wei Yang alzó la ceja.
–¿Te preparas para vengarte de mí?
Antes de que pudiese continuar, la otra muchacha se aferró a ella.
–Sanjie, Sanjie. Lo acaba de entender, sé que se lo ganado ella sola, y por eso no te culpo, pero… Por favor, perdónale la vida.
La mirada de Li Wei Yang se suavizó al ver los ojos llorosos de la muchacha. Zhao Yue se movió para separar la mano de Wei Yang y ésta sacudió la cabeza lentamente. Zhao Yue titubeó, pero volvió a quedarse a su lado, sin moverse.
–Si jie, si de verdad te importa la vida de Wu jie, lo mejor será que vayas a rezarle a Buda, ¡ves y reza para que no se recupere en toda su vida! – De repente, les llegó una voz gélida.
Ambas se sorprendieron a la vez y vieron el atractivo rostro de Li Min De. En los labios del joven asomaba una sonrisa maliciosa y las palabras que había escupido contenían una mezcla de hostilidad y frialdad difícil de detectar.
Li Chang Xiao se sobresaltó y soltó a Li Wei Yang sin querer. Li Min De la miró con frialdad, giró la cabeza y dijo:
–Vámonos, San jie.
Li Wei Yang asintió y no volvió a mirar a Li Chang Xiao. La pareja se alejó dejando a los presentes llorando sin parar.
–¡San jie, no deberías hablar tanto con ella! – Dijo Li Min De con mala cara.
Li Wei Yang no pudo evitar reír.
–No tiene nada que ver con este incidente.
–¡Lo sé! Pero Li Chang Xi es su hermana de sangre, ¡verla la hará infeliz! – Un rayo de luz gélida le cruzó los ojos a Li Min De.
–¡¿Quién te gusta de la familia?! – Suspiró Wei Yang.
–¡Tú! – Li Min De le contestó sin vacilar.
Bai Zhi se rió detrás de ellos, Li Min De se dio la vuelta y la miró de mala manera, no obstante, la criada se rió con todavía más ganas. Zhao Yue golpeó a Bai Zhi en un costado y, de repente, le fue imposible seguir riéndose. Li Min De sonrió al ver la cara endurecida de la criada y volvió a girarse.
Li Wei Yang no reaccionó, se limitó a sonreír y dejar volar la mente.
–San jie, ¿esperas una oportunidad para mudarte? – Los ojos de Li Min De relucieron de indecisión, como una espada afilada.
Li Wei Yang le miró y sacudió la cabeza.
–Da Furen está gravemente herida. En cuanto vea a padre empezará a llorar y nos obligará a Si mei y a mí a quedarnos.
–¿Todavía te tienes que quedar en esta casa? ¡San jie, tú también podrías fingir estar enferma!
Li Wei Yang sonrió y dejó volar la mirada hasta la criada Du que iba con prisas, nadie sabía en qué estaría pensando.

*        *        *        *

El incidente de los escorpiones venenosos de Fu Rui Yuan llegó a su final con la muerte repentina de muchos soldados. Li Xiao Ran también castigó a la criada a cargo de la limpieza de los baños termales porque, a sabiendas que a los escorpiones les gustan los lugares fríos y tenebrosos, creyó los baños no debían estar muy limpios.
Li Wei Yang predijo el método que usaría Li Xiao Ran para mantener la paz en su residencia y evitar que la gente se enterase del bochorno por el que había tenido que pasar la casa del primer ministro alegando que un escorpión había mordido a Wu xiaojie mientras se bañaba y que, por tanto, no le había quedado otra opción que no fuese enviarla a otro sitio para su mejora, por supuesto su herida… no tenía cura.
Li Wei Yang estaba en el pasillo cuando se llevaban a Li Chang Xi a la fuerza. La joven miró a su hermana pequeña, que iba enrollada en mantas como si fuera una bola de masa de arroz.
Cuando fue a despedirse de su hermana, Li Chang Xiao tenía el rostro cubierto de lágrimas. Al volver a entrar a su residencia, se encontró a Li Wei Yang, así que se ruborizó y bajó la cabeza.
–¡Para! – Dijo Li Wei Yang de repente.
Li Chang Xiao levantó la cabeza.
–Si Mei, – empezó Li Wei Yang lentamente. – ayer me pediste que le perdonase la vida a Wu mei, así que te voy a aconsejar algo: será mejor que envíes a alguien que la cuide durante todo el día, sino alguien va a acabar con su vida.
–¿“Alguien”? – Li Chang Xiao parecía sorprendida.
Li Wei Yang miró la casa de Da Furen de soslayo y Li Chang Xiao reaccionó de inmediato.
¡Exacto! Wu Mei le había arrancado la oreja a Da Furen y esa mujer le haría algo a su hermana sin lugar a duda en cuanto se recuperase. ¡Por muy loca que estuviese, no dejaba de ser su propia hermana!
Li Chang Xiao se mordió los labios, se acercó corriendo a Li Wei Yang y la detuvo.
–¡San jie, no te culpo! ¡De verdad! – Entonces, se levantó la falda y echó a correr por el pasillo.

*        *        *        *

Li Min De estaba preocupado por Li Wei Yang e iba a comprobar que estuviese sana y salva frecuentemente. De hecho, su prima tenía dos personas muy habilidosas a su lado, por lo que Da Furen no era capaz de hacerle nada, pero Li Min De continuaba inquieto.
–¿Sólo vienes a escribir? – Li Wei Yang le miró y le sonrió.
Li Min De estaba concentrado en escribir la palabra: “calma” en un papel xuan[2].
–¿No dices siempre que no escribes bien?  Pues he buscado el libro de copiar de un maestro famoso para ti y lo he traído.
Antes de ayer fue tinta, ayer papel de xuan y aquel día un libro de copiar. ¿Se creía que en Fu Rui Yuan no había de nada?
Li Wei Yang parpadeó, sonrió y dijo:
–Me dejas sin palabas. Fui yo la que prometí cuidarte, ¿cómo es que el que me está cuidando eres tú?
El pincel que la mano de Li Min De se detuvo, sus largas pestañas temblaron, entonces, volvió a mover el pincel para escribir la palabra: “corazón”.
–¿Cómo está tía?
Li Wei Yang sonrió.
–No ha dejado la cama.
–Con lo fuerte que es ¿lleva tumbada en la cama todo este tiempo? – Li Min De estaba sorprendido.
–Cuando padre enfureció hace diez días por lo de Wu mei, acabó con muchas de las criadas y sus reemplazos no la convencen. Si mei no descansa ni de día, ni de noche y ahora es como un papel: si sopla el viento se caerá. – Li Wei Yang habló mientras dibujaba palabras, seguramente, Li Chang Xiao iba a caer.
–San jie, ¿Da Furen te hará ir a ti? – Li Min De no pudo evitar preocuparse.
Li Wei Yang sonrió.
–No sería raro, después de todo la tengo que llamar “madre”, ¿no?
A Li Min De se le cortó la respiración, entonces, en sus ojos apareció una preocupación impropia de su edad.
–Me da miedo que aproveche esta oportunidad para hacerte sufrir.
Li Wei Yang cogió una hermosa peonía de la ventana, acarició las gotas de rocío de los pétalos, se dio la vuelta para sonreír y dijo:
–Eso depende de si puede.
Cierto. Si Da Furen la dejaba entrar en su casa, tal vez la lengua afilada de San jie le acortase la vida otros diez años más por el enfado.
Li Min De dejó de preocuparse y, justo entonces, escuchó un sonido de afuera. Una mujer gritaba y la puerta se abrió de un golpe dejando pasar a una muchacha muy joven con dos moños en la cabeza, un vestido bordado de blanco, mejillas rosadas, labios rojos, cejas alzadas y un dedo que apuntaba a Li Min De que seguía dentro de la casa.
–¡Li Min De! ¡¿Te da igual lo que piense de ti?! ¡Hay mucha gente en el mundo que quieren mi favor, y yo estoy dispuesta a permitir que juegues conmigo porque pareces una persona decente! ¡No deberías ser tan desagradecido!
Las criadas de palacio y unos pocos eunucos la siguieron en pánico.
–Princesa, princesa. No sea así, ah…
Una criada ya había entrado en la habitación para reconocer su error.
–Xianzhu, no he podido pararles.
La invitada era la novena princesa con la que ya se había encontrado antes, pero a juzgar por su expresión, no era la inocente y adorable muchacha de siempre. Li Wei Yang miró a LI Min De con interés, pero vio que el joven seguía sentado sin mirarla, sin ninguna intención de mirar a esa persona.
–¿Qué hacemos ahora? Tu admiradora te ha seguido hasta aquí. – a Li Wei Yang le pareció divertido.
La princesa era muy interesante. No pasaba nada porque le gustase Li Min De, pero aquella era la casa del primer ministro, no el palacio.
Li Min De no respondió y Bai Zhi y los demás se miraron entre ellos.
–Olvidalo, vamos a echar un vistazo. – Li Wei Yang sonrió y salió.
–Princesa, honras nuestra humilde morada con tu presencia. – Li Wei Yang tenía una sonrisa educada en la cara, pero carecía de expresión, lo que asustó a la princesa Jiu.
La princesa Jiu la miró y la reconoció de inmediato. La verdad es que a Jiu todavía le caía bien esa San xiaojie, sobretodo desde que se habían encontrado en el festival de las linternas. Le parecía una chica interesante, sin embargo, en esos momentos estaba exasperada y todo le daba igual.
–¡Haz salir a Li Min De! ¡Las criadas a las que he preguntado me han dicho que estaba aquí!
Li Wei Yang no pudo evitar reír.
–¿Por qué le buscas, princesa?
La princesa Jiu la miró con los ojos desorbitados, murmuró un poco y, con la cara roja, dio un pisotón en el suelo.
–¡Dile que salga! ¡Rápido!
Li Wei Yang alzó las cejas. No aceptaba las amenazas de nadie, por tanto, se limitó a contestar:
–Princesa Jiu, esta es la residencia del primer ministro, no el palacio real. ¿Su Majestad ha permitido que nos honres con tu presencia?
La princesa Jiu se quedó perpleja, aunque su padre la amaba, era muy serio y la hacía seguir las etiquetas, por lo que, normalmente, no le permitía ningún comportamiento excesivo. Si se enterase que se había vuelto a escapar de palacio y se había ido corriendo a causar problemas en la residencia de los Li, la encerraría durante cien días.
–Yo… Yo… – Había olvidado como hablar.
–Princesa, – el eunuco de su lado le recordó. – Li San shaoye tiene que salir.



[1] Este “dai” es un pigmento negro que utilizaban las mujeres para pintarse las cejas.
[2] El papel Xuan o Shuen () es un tipo de papel originario de la antigua china, famoso por su textura fina y suave que se usaba tanto en la caligrafía como en la pintura.

You Might Also Like

0 comentarios

Popular Posts

Like us on Facebook

Flickr Images