Capítulo 83: Aristócrata

enero 08, 2018

Li Min De apareció en su campo de visión.
–No me atrevo a echar a la princesa, que es de nacimiento real. Por favor, princesa, regresa a palacio lo antes que le sea posible. – Dijo Li Min De sin emoción.
–¡Li Min De! Tienes agallas. Te considero un amigo, por eso he venido a buscarte para que te vengas a jugar conmigo, ¡pero me evitas como si fuera una plaga! ¡¿Eso no es burlarse de mí?! ¡No sabes la de hijos de aristócratas que han rogado y se han arrodillado para que los mire! ¿Acompañarme a ver los jardines es tanto problema? ¿Por qué pones excusas? ¡Si sigues así, no me culpes si soy desagradable! – La princesa Jiu hablaba dando pisotones en el suelo, enfadada y con el rostro rojo.
–¿Tienes el edicto imperial de Su Majestad, princesa? – Li Min De la miró con indiferencia.
–¿Qué edicto imperial? – La princesa Jiu se sorprendió.
–El que dice que tengo que acompañar a la princesa. Si no lo tienes, perdóname por ser descortés, por favor.
Sus palabras pillaron desprevenida a la princesa Jiu. Todos estaban perplejos. ¡¿Cómo se atrevía a hablarle así a una princesa?! ¡Qué audaz!
Da Furen se precipitó afuera al ver la conmoción que había en su patio y se apresuró a saludar a la princesa.
–No sabía que había llegado la princesa, perdona mi descortesía, por favor.
–¡Dile a Li Min De que venga aquí y me acompañe! – La princesa Jiu movió la mano impaciente. – ¡Me voy ahora mismo!
Da Furen miró a Li Min De sonriendo.
–Esto… Espero que la princesa no se lo tome a pecho pero, no soy quien para decidir esto.
–¡Pues encuentra a quien pueda y traerlo aquí! – La princesa Jiu se puso furiosa.
–Princesa, verás, – Da Furen sonrió mirando a Li Wei Yang. – San shaoye iría contigo sin lugar a duda si Xianzhu lo dijera…
La princesa Jiu sintió que la sonrisa alegre de Li Wei Yang era un poco extraña, y empezó a pensar que toda la casa se estaba burlando de ella. No entendía nada. En su cabeza, si le gustaba a alguien, ese alguien tenía que seguirla y hacer lo que a ella le diera la gana. Había llamado a Li Wei Yang “jiejie”, pero ahora estaba en su camino. La joven se enfadó y decidió enseñarle a esta ridícula jiejie una lección de una vez por todas.
–Xianzhu, me he encontrado con Qi ge y me ha dado un regalo para ti. – Los ojos de la princesa relucieron con desafío.
Li Wei Yang la miró y adivinó en lo que estaba pensando, pero fingió ignorancia y preguntó:
–Oh, me pregunto qué será.
La princesa Jiu soltó una risita y le indicó que se acercase. Li Wei Yang se limitó a quedarse ahí, por lo que la princesa tuvo que llevarle el presente que llevaba escondido en su manga.
–¡Para ti! ¡Es muy valioso!
Li Wei Yang lo aceptó.
–¿Por qué no miras lo que hay dentro? – La princesa estaba algo ansiosa. – ¡Es un tesoro muy valioso!
Era una niña y tenía las intenciones pintadas por toda su cara. Li Wei Yang vio la sorpresa de los demás, sonrió y dijo:
–De acuerdo, le echaré un vistazo.
Li Min De sacudió la cabeza, pero Li Wei Yang parpadeó, sacudió el paquete, lo abrió y tiró su contenido.
La princesa tenía una expresión de satisfacción en la cara. Sin embargo, cuando Li Wei Yang lo sujetó por la cola para que todos los presentes lo pudieran ver, a la niña se le borró la sonrisa.
–Ah, – dijo Wei Yang. – hay una serpiente muy mona dentro. ¿Por qué no se mueve?
La princesa Jiu se asustó. Había encontrado a la serpiente en el palacio imperial y les había ordenado a los eunucos que la matasen. Después de aquello, cada vez que se encontraba con alguna de las concubinas que no le caía bien, la sacaba y las asustaba. ¡Era una táctica cruda, pero nunca fallaba!
–Bueno, – el rostro de Li Wei Yang no cambió. – parece que a la princesa le gustan las serpientes. Bai Zhi, ordena que la cocina prepare una serpiente viva.
–Sí. – Bai Zhi sonrió.
–Tú… – La carita de la princesa Jiu perdió todo su color. – ¿Qué intentas hacer?
–¿No te gustan las serpientes, princesa? Te voy a dar un regalo. – Li Wei Yang sonrió.
Horrorizada, la princesa retrocedió unos pocos pasos inconscientemente.
–¡Li Wei Yang, ¿te has vuelto loca?! – Da Furen la amonestó ferozmente.
Li Wei Yang se dio la vuelta y la miró antes de aconsejarle:
–Madre, hace mucho viento. Deberías retirarte y evitar volver a enfermar.
Da Furen contuvo su enfado y resopló.
–Wei Yang, haz lo que te venga en gana, pero no digas que no te lo he advertido. La princesa Jiu es una noble-…
Bai Zhi volvió con un recipiente de bambú antes de que Da Furen pudiese terminar su frase. Li Wei Yang retiró la tapa y una enorme serpiente movió la lengua delante de todo el mundo.
Li Wei Yang sonrió y cogió a la serpiente de dieciocho centímetros. El animal se negaba a que la asieran: abría la boca y retorcía la cola. La joven la agarró y la sostuvo sin inmutarse de cara a la princesa.
–¿No es adorable, princesa?
–¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! – La princesa salió corriendo gritando desesperadamente. Se encontró con alguien en la puerta y, cuando se percató de quien era, chilló. – ¡Qi ge! ¡Qi ge! ¡Es terrorífica! ¡Da muchísimo miedo!
Li Wei Yang sonrió. A partir de entonces, en la cabeza de la princesa Jiu siempre saldría su imagen cada vez que pensase en una mujer terrorífica.
El príncipe Qi, Tuoba Yu llevaba una corona, su rostro seguía siendo impoluto como un jade y su cinturón enjoyado estaba envuelto con decoraciones de seda y bordados de oro. El alivio de su cara indicaba que había estado buscando a la princesa un buen rato. La abrazó.
–Te he dicho que no corras por ahí, ¡has desaparecido en un abrir y cerrar de ojos! ¡¿Qué desastre habrías hecho si no hubiese enviado a los soldados a buscarte?!
La cara de la princesa estaba cubierta de lágrimas. No retuvo su pena y señaló a Wei Yang.
–Ella… Ella… Serpiente…
A Da Furen le regocijo la llegada de Tuoba Yu, entonces recordó que Li Zhang Le no estaba, y volvió a enfadarse. Estaba mareada y era incapaz de ver lo que tenía delante de ella con claridad, por lo que optó por decir:
–Espero que Su Alteza me perdone, estoy enferma y no puedo recibir invitados.
–No deberíamos haber entrado sin permiso, – Tuoba Yu sonrió. – Furen, no te preocupes por nosotros, adelante, ve a descansar.
Da Furen asintió y permitió que una criada la ayudase a volver a entrar en la casa.
Tuoba Yu miró a Li Wei Yang que sacudió la serpiente que tenía en las manos con una sonrisa buenachona.
–Oh, vaya. Justo iba a invitar a la princesa a disfrutar de sopa de serpiente.
La princesa Jiu estaba atónita por el miedo y se aferraba a las mangas de Tuoba Yu como si Li Wei Yang fuese un espíritu maligno.
–Princesa, la serpiente sabe muy bien en general, pero si te la comes viva está muchísimo mejor.
Li Wei Yang sonrió y extendió la mano donde Zhao Yue procedería a dejar un cuchillo. La joven frunció el ceño levemente antes de ponérselo encima a la serpiente. Se pudo apreciar el sonido del cuchillo deslizándose y de la cabeza del animal cayendo al suelo sin una sola gota de sangre. El fino cuchillo ralló el cuerpo de la serpiente sin sacar sangre.
Todos los presentes la observaron con los ojos abiertos como platos, incluido Tuoba Yu.
Li Wei Yang sonrió, extendió la mano y peló la serpiente, dejando a la vista una carne pálida y translucida. Entonces, le ordenó a Bai Zhi que le preparase un tazón de porcelana y procedió a hacer la serpiente cachitos.
–Princesa, pruébalo, está buenísimo.
La princesa se tambaleó, inestable.
Li Min De se cubrió la boca con la manga y tosió discretamente. A su San jie le gustaba asustar niños de vez en cuando, pero ver a esa revoltosa princesa tan asustada era divertido.
–Ven, pruébalo. Está muy bueno. Cuando vivía en el campo, si tenía hambre, hasta ratones, no sólo serpientes. – Li Wei Yang le presentó el tazón.
La princesa quiso tirarlo y esconderse detrás de la espalda de su hermano, negándose a Salir.
–Padre suele decir que eres intrépida y atrevida, – Le dijo Tuoba Yu a la princesa Jiu. – pero parece que le tienes miedo a alguien.
La princesa se aferró a la manga de Tuoba Yu, temblando y pensó que la única persona que se atrevería a jugar con serpientes y a comérselas crudas era sólo esa muchacha. Era terrorífico.
–¿No quieres? – Li Wei Yang sonrió.
La serpiente que tenía en la mano no era venenosa, pero la princesa se asustaba con facilidad. Todavía era una niña, pero había que enseñarle una lección para que aprendiese a quién no debía provocar.
Li Wei Yang le pasó al tazón a Bai Zhi.
–La princesa no se lo quiere comer crudo, así que hacedla sopa.
Bai Zhi luchó por no reír y asintió después de hacer una reverencia.
–Sí.
La princesa Jiu empezó a tranquilizarse cuando Bai Zhi ya estaba a lo lejos, sin embargo, todavía le temblaba la mano.
–Me pregunto si San xiaojie tiene tiempo para sentarse a tomar té conmigo. – Tuoba Yu sonrió.
Li Wei Yang no tenía ninguna necesidad de evitarle porque la única que estaba allí era la princesa Jiu.
–Por favor.
Ambos se sentaron en un pabellón que había fuera del patio de Fu Rui. Li Min De les siguió por alguna razón, e incluso la princesa, que estaba a punto de vomitar, también se vino.
Li Wei Yang miró a la princesa Jiu, que seguía evitándola.
–Princesa, voy a buscar algo para que puedas jugar.
La princesa Jiu dio un salto para atrás.
–¡Aléjate de mí!
Li Wei Yang sonrió y llamó a Zhao Yue. Zhao Yue escuchó sus órdenes y se fue para volver al cabo de unos minutos con dos jaulas pequeñas. La princesa Jiu miró a Li Wei Yang con sospechas, insegura de qué pretendía.
–¿Me tienes miedo a pesar de que tu Qi ge está aquí, princesa? – Dijo Li Wei Yang.
El alma de Qi ge se ha ido volando en cuanto te ha visto, no es para nada de confianza.
La princesa se tragó esas palabras. Tenía curiosidad, por lo que se acercó para ver qué era.
–¡Ah! – Exclamó. – ¡Esto me gusta! – Tiró de Li Min De para que jugase con ella. – Vamos, vamos, general todo poderoso… ¡Vamos! Vamos… ¡Muerde, muerde! ¡Mata!
Dentro de las cajas había dos grillos arremetiendo ferozmente contra el otro, luchando a muerte.
Li Min De se sentó con ella, con los ojos caídos, pero su atención continuaba en otro lugar.
San jie siempre le trataba como a un niño.
La princesa Jiu tenía la cara roja de la excitación, casi como un chico. Desde pequeña había tenido que acatar un sinfín de etiquetas y normas. Las criadas siempre le decían que no hiciera esto u aquello, y su sonrisa siempre era poco natural, casi forzada. Raramente se le presentaba la oportunidad de actuar libremente. Olvidó su agravio rápidamente y tiró de la manga de Li Min De alegremente.
Li Min De escondió el desdén de su mirar, observando con frialdad como se peleaban los grillos. Era difícil adivinar en qué pensaba.
–Has asustado demasiado a los niños. – Tuoba Yu soltó una risita.
–Sólo lo he hecho por su bien – Li Wei Yang habló lentamente. – Si sigue así, tendrá que pagar un precio muy alto por sus errores en el futuro.
Tuoba Yu notó que la mirada de Li Min De no les dejaba ni un segundo y sonrió.
–Da igual, ven a pasear conmigo por el lago.
En la residencia Li había un lago bellísimo. Li Wei Yang le miró sin decir nada, a lo que Tuoba Yu sonrió.
–¿Qué? ¿Te preocupa lo que puedan decir los otros? No te preocupes, no dejaré que seas objeto de rumores.
Li Wei Yang se levantó y caminó con él hasta el lago.
Tuoba Yu la siguió despreocupadamente en silencio, como si albergase un problema del que no podía hablar.
–Investigué a esos individuos. Tenías razón, eran cómplices de Tuoba Zhen. – Mientras le decía esto, sus expresiones fueron muy raras.
Li Wei Yang le miró y dijo:
–¿Puede ser que… alguno fuera un amigo cercano?
–El Mu Yang que mencionaste es un buen amigo y hermano por juramento. Hasta estudiamos juntos. Hace tres años nos hicimos hermanos[1]con intereses y objetivos mutuos. Se convirtió en mi mano derecho extraoficialmente. – Tuoba Yu notó como se le acortaba la respiración, como si le hubiesen tirado a las frías aguas de un pozo. – Y Jing Neng era el tutor de Taizi, alguien a quien he respetado por muchos años. Pensaba que era alguien justo y que no caería en las trampas de Tuoba Zhen.
–¿Los has matado, Su Alteza? – Ella abrió los ojos. Parecía no haber esperado menos de él, no mostró ninguna emoción en su rostro, sólo determinación.
–Mu Yang bebió demasiado, se resbaló y se cayó del caballo. – Tuoba Yu empezó a hablar lentamente. – y Jing Neng enfureció a Su Majestad ayer y lo cortaron por la mitad.
El príncipe Qi se había encargado de ellos rápidamente. Una sonrisita asomó en los labios de Li Wei Yang.
Tuoba Yu no lamentaba haber matado a Mu Yang o Jing Neng, sabía que sus acciones estaban justificadas, pero nadie tiene el corazón de acero. Por eso, cada vez que pensaba en Mu Yang se entristecía.
–¿Crees que he matado a la gente que tocaba? – Tuoba Yu miró a Li Wei Yang sonriendo.
–Su Alteza, – la sonrisa de Li Wei Yang era distante y su tono de voz frío como el viento. – careces de algo en comparación con Tuoba Zhen. ¿Sabes qué es?
A pesar de que la expresión de Tuoba Yu no cambió, una tormenta se arremolinó en su corazón.
–Tienes la reluctancia y benevolencia de una mujer, un rasgo desafortunado que no debería existir. Me atrevo a decir que sufrirás grandes perdidas si sigues así. Da igual si son hermanos, buenos amigos o hermanos de sangre, hay que encargarse de ellos si se entrometen. ¡Esto es lo que significa ser un soberano! Su Alteza, a pesar de que estudiaste filosofía fuera de la capital, has olvidado esto.
La muchacha pilló desprevenido a Tuoba Yu que la miró con incredulidad, incapaz de pensar que una jovencita pudiese hablar tan despiadadamente.
–No estoy incitándote a engañar a nadie, pero no quiero involucrarme contigo si tu indecisión puede acabar haciéndonos daño a los dos.
Tuoba Yu no dijo nada durante un rato. Las palabras de Li Wei Yang eran simple, tal vez no muy claras, pero el príncipe comprendió lo que trataba de transmitir.
–Tú…  ¡Si matase gente sin ton ni son para ascender al trono, ¿cómo iba a quedarse la gente sentada de brazos cruzados como si nada?! ¡¿Cómo me ganaría la lealtad y confianza de mis súbditos y mi gente?! – Protestó Tuoba Yu.
Li Wei Yang suspiró. El príncipe Qi era inteligente, pero a diferencia de Tuoba Zhen que mataba sin parpadear, a veces era demasiado benevolente. Su personalidad se podía considerar justa, pero tal vez, fuese el obsequio más inútil que le había otorgado Lao Luo Guogong. Un oficial de la corte debe ser justo y leal a su Emperador, ¡pero para alguien que desea ascender al trono, esos sentimientos son sólo una molestia!
–Si Su Alteza Qi fuese el soberano de este mundo algún día, – empezó ella lentamente. – ¿quién se atrevería a juzgar si tienes o no razón? Aunque tengas que asesinar a tus hermanos o ejecutar oficiales de la corte, lo único que importa son tus logros y lo que hayas hecho por las gentes. Mientras otorgues tu gracia a la gente, la historia no recordará si tienes las manos manchadas de sangre. Pero si Su Alteza fuese justo, pero no hiciese nada por la gente y causase un desastre o perdieras tu vida, ¿quién lloraría por ti?
Zhang De Fei y los confidentes del príncipe Qi siempre le habían recordado estas cosas de vez en cuando, pero nunca de una forma tan directa. Tuoba Yu dejó de respirar momentáneamente. Las palabras de Li Wei Yang le parecieron muy precisas y reflexionó sobre sus ambiciones y sentimientos que no eran nada más que contradicciones. Su tumulto interno desapareció aliviando así su corazón.
Li Wei Yang notó su expresión y suspiró para sí. Últimamente, la muchacha había estado preguntándose, reflexionando e investigando. Esas palabras que le acababa de dedicar no eran una propuesta, sino una conclusión.
Había mantenido un ojo en los hijos del Emperador: Taizi, Tuoba Rui y Tuoba Yu para poder ayudar a su marido a ascender al trono.
El vencedor, más adelante, celebró la masacre mientras que los derrotados murieron. Nadie se podía entrometerse en el camino de ascenso sobre esqueletos inertes de Tuoba Zhen. Mataba a su paso. Si se encontraba con una deidad, la mataría; si se encontraba con Buda, lo mataría. Si se carecía la determinación para hacer algo así, lo mejor era echarse a un lado y dejar paso.
–No pensaba que tú, una jovencita, serías más decisiva que yo. – Tuoba Yu la miró con intensidad.
Tuoba Yu se convenció que tal vez el motivo por el que esa muchacha estaba dispuesta a ayudarle a toda costa fuese porque le profesaba algún tipo de sentimiento. Su corazón se agitó, como hojas que rozan la superficie del agua. Inconscientemente, quiso tocarle la mano.
Li Wei Yang retrocedió un par de pasos para evitar su mano. Tuoba Yu, perplejo, fue incapaz de entender su reacción.
Li Wei Yang lo entendió, sus ojos volvieron a la normalidad y su expresión se suavizó.
–Su Alteza Qi, espero que entiendas que te voy a ayudar, pero no habrá ningún tipo de afecto.
Tuoba Yu se quedó totalmente atónito. Su burbuja desapareció sin dejar rastro y, a pesar de sus expresiones heladas, su aturdimiento estaba claro.
Li Min De sonrió detrás de una montaña del decorado. Sabía que San jie no veía a Tuoba Yu de esa manera. Tal vez dejar a la princesa para escuchar a hurtadillas a sabiendas de aquello había sido estúpido. Bajó la vista y sonrió irónicamente. Sus pestañas parecían esconder sus sentimientos, las líneas joviales de sus cejas le daban una apariencia más cálida y su frustración y tristeza se evaporó al poco tiempo.
La actitud de Li Wei Yang no enfadó a Tuoba Yu. El príncipe veía la fiera pasión que consumían los ojos de la muchacha, una pasión que podía quemar vivos a los demás, sin embargo, esa vez todavía tenía que entender que lo que avivaba la llama de su mirar no era sentimientos por él, sino odio por Tuoba Zhen.
–Si crees que mis palabras son juiciosas, deberías darte prisa en actuar contra Tuoba Zhen. – Le recordó ella.
Tuoba Yu vaciló.
–He ofendido a San ge. – Sus ojos oscilaron revelando su preocupación.
–No entiendo lo que tratas de decir. – Li Wei Yang le miró.
Tuoba Yu hizo una pausa. No sabía por qué, pero estaba preparado para contárselo todo a esa muchacha.
–La madre biológica de San ge es una criada humilde. Todo el mundo lo sabe, pero hay unos cuántos detalles que sólo sabemos los de la familia.
La madre de Tuoba Zhen, Liu, era una criada de palacio que atrajo la atención del Emperador y, de repente, le subieron el estatus. Después de aquello, dio a luz a un principito. Fueron unos días felices, no obstante, murió poco después. Li Wei Yang sabía esta historia, aunque Tuoba Zhen nunca se lo había mencionado. Nadie se atrevía a hablar del tema, por lo que, cuando se enteró del asunto, preguntó:
–¿Hubo algún motivo en particular?
Tuoba Yu llevaba guardándoselo diez años en su corazón, ni siquiera se lo había contado a Zhang De Fei. Era como una piedra en el fondo de su corazón, un peso del que no se conseguía librar. Ahora tenía esas palabras en la punta de la lengua, ansiosas por que alguien las escuchase.
–Fue culpa mía. – Tuoba Yu habló con sinceridad, desenterrando los secretos que guardaba su corazón. Confiaba en Li Wei Yang instintivamente. – Los soldados imperiales, aquel año, descubrieron que unos intrusos habían entrado al Palacio Prohibido, así que había que registrarlos todo. Yo estaba volviendo a casa después de clase cuando vi una silueta con una enorme daga. Sólo tenía seis años y me asusté. Los individuos de negro saltaban de un lado al otro y, entonces, desaparecieron por las paredes de palacio. Un rato después, el jefe de los soldados imperiales dirigió la persecución a lomos de su caballo-… – La voz de Tuoba Yu se tornó más ronca y pesarosa, como si lo estuviese viviendo. – Los soldados me preguntaron por dónde se habían ido, todo el mundo estaba aterrorizado y yo, incapaz de pronunciar una sola palabra, les dije que se habían ido hacia el noreste.
Li Wei Yang apretó los labios cuando su intensa mirada se posó en ella. Temía que aquello tuviese que ver con más secretos de la corte.
–El palacio Fe Cui de Liu estaba en esa dirección. Vino hasta padre. Los soldados rodearon el palacio y encontraron una carta que Liu había enviado a Zhou Wangshu[2]. Zhou Wangshu peleó contra padre por el trono y habían encarcelado a toda su familia, ¿cómo iba a perdonarle la vida a su concubina después de haber encontrado una carta como esa…?
Tuoba Yu terminó su anécdota hastiado.
Li Wei Yang no dijo nada. Ya conocía el desenlace. El Emperador se enfureció y ejecutó a toda la familia de Zhou Wangshu y a Liu. Más tarde, enviaron a Tuoba Zhen a Wu Xiao Fei para que lo criara. Wu Xiao Fei era cercana a la Emperatriz a la que ambos, Tuoba Zhen y Taizi, respetaban. El Emperador anunció que Liu había fallecido por una enfermedad, dejándole algo de dignidad a Tuoba Zhen. Aquellos que sabían la verdad sabían perfectamente que Liu había dado a luz a un príncipe a pesar de su nacimiento humilde, por lo que alguien debía haberla visto como a una molestia y había encontrado esa forma para eliminarla.
Li Wei Yang sonrió.
–La persona detrás de todo esto parece conocer muy bien el temperamento de Su Majestad. Lo suficiente como para encontrar una excusa para que Su Majestad pudiese por fin acabar con todas las raíces de la familia de Zhou Wangshu.
Aquello tomó desprevenido a Tuoba Yu.
–¿No está claro, Su Alteza? – La voz de la joven era tranquila y carente de toda emoción. – No deberías pensarlo tanto, la mayoría de todos estos asuntos seguramente no tienen nada que ver contigo. Viste a los intrusos de negro y dijiste la verdad, no hay nada malo en ello. Al final, quien asesinó a Liu fue quien estuvo detrás de todo aquello, y para empezar, podría haber sido el mismo Emperador. Da igual si Liu conspiró o no, lo importante es que todo lo que necesitaba el Emperador para desarraigar a Zhou Wangshu era sacrificar a una mujer.
¿Cómo podía ser que Tuoba Yu se sintiese culpable porque si no fuera con él, tal vez Liu no hubiese muerto en lugar de entender la realidad el asunto? El motivo por el que Tuoba Yu le restaba culpa a Tuoba Zhen era porque había indicado a los soldados por donde se habían marchado los intrusos ayudándoles a incriminar a su madre, además, simpatizaba con los dos hijos del Emperador, por lo que tendría que enfrentarse a la matanza y a la masacre que acaecería sobre él.
–Tienes razón, la reacción de padre fue un factor decisivo. Si hubiese creído a su concubina, San ge no habría perdido a su madre a tan tierna edad. – Murmuró Tuoba Yu con una expresión más amarga, incapaz de explicar su conflicto.
Li Wei Yang rió, en ese momento tan tenso, su sonrisa alegre pareció todavía más brillante. Tuoba Yu la miró sorprendido y las expresiones de la muchacha se endurecieron como el hielo.
–No le tengas lástima. Tuoba Zhen descubrió quién estuvo detrás de todo esto hace mucho tiempo. – Tuoba Yu frunció el ceño. – ¿Quién es la persona que se beneficiaría más de todo esto? – Preguntó Li Wei Yang con una sonrisa.
Li Min De no pudo evitar fruncir el ceño desde su escondrijo. San Jie se refería, sin lugar a duda a…
–Wu Xian Fei. – Respondió Tuoba Yu.
La sonrisa de Li Wei Yang era cálida y dulce.
–En efecto, Wu Xian Fei tiene el apoyo de Yongping Hou y el favor de Su Majestad, pero no tenía hijos. Tenía que robarle el hijo a alguien, pero no podía tocar a los demás. El mejor objetivo era Liu que, sin ningún apoyo, había dado a luz a un principito.
Tuoba Yu no dijo nada. Aunque Wu Xian Fei no le parecía una mujer cruel, su intuición le decía que Li Wei Yang tenía razón.
–Su Majestad, la Emperatriz y Tuoba Zhen saben perfectamente quien estuvo detrás de la muerte de Liu. Lo importante es que ha decidido que su enemigo es su madrastra, pero que todavía sigue pretendiendo ser un buen hijo. Ha crecido y podría vengarse, pero sigue siendo un buen hijo para Wu Xian Fei y un buen nieto para Yongping Hou Ye, ¿entiendes? ¡Está dispuesto a hacer cualquier cosa por el trono! ¡Aunque tuviese que arrodillarse y besarle los pies a Wu Xian Fei lo haría! ¡No tiene ni vergüenza, ni miedo!
Tuoba Zhen había descubierto el titubeo de Tuoba Yu y había explotada cada pizca de su utilizad. Era alguien más terrorífico que los demonios o los malos espíritus.
–Dices que San ge es despiadado. – Tuoba Yu frunció el ceño en desacuerdo.
Li Wei Yang se rió en voz alta.
No tienes ni idea, es mucho más despiadado de lo que te puedas llegar a imaginar. Es alguien dispuesto a cortarle las piernas y matar a su esposa oficial que le ha apoyado en sus peores momentos y que ha estado preparada para morir por él. ¿Crees que un hombre así tiene la más mínima consciencia?
–Este mundo siempre ha sido injusto. Si no quieres ser el pez, tienes que ser el cuchillo del pescadero. – Replico Li Wei Yang.
Li Wei Yang ya había dicho suficiente y no quería seguir hablando. Si quería lamentarse por una injusticia, entonces, los más injustos habían sido los Cielos con ella. Había nacido en un mes de mal agüero y la habían echado de la residencia, si no fuese por los prospectos matrimoniales del príncipe San, ella nunca habría sido una xiaojie. A lo largo de su vida la habían acompañado un sinfín de miserias. Se rindió a su rencor y se lamentó a los todos poderosos cielos por sus injusticias.
Aquel año su furia hervía vehementemente, tal vez porque había destruido todas aquellas injusticias. Li Wei Yang rió con voz ronca, con un tono arrogante y pasional.
–Mientras seas el soberano del mundo, digas lo digas será justo, y nadie te replicará nada. – La mirada de Li Wei Yang ardía como una nube fiera.
Tuoba Yu se estremeció, pero no por miedo, sino por la pasión que había encendido esa joven en él. Li Wei Yang expresaba sus aspiraciones con total vivacidad, ¿cómo no iba a emocionarse? Quería convertirse en el Emperador que se alzaría en la cima del mundo.
–Su Alteza, – una sonrisa satisfecha asomó en sus labios al percatarse del cambio de actitud del hombre. – los problemas de palacio cambian en un abrir y cerrar de ojos, todos usan un poco de fuerza como mínimo. La vida y la muerte se deciden en ese momento, ¿alguna vez ha existido alguien destinado a hacer grandes cosas que no haya de acabar con el enemigo? Por eso, espero que cuando Tuoba Zhen se empiece a mover, tú cortes sus alas para que no pueda atreverse a tocar el trono.
La respiración de la muchacha rebosaba odio e ira, sin embargo, el príncipe no lo notó, sólo pensó que le había sorprendido y por eso le daba esa sensación.
Li Min De escuchaba desde cerca, sonriendo intrigado. No creía que Li Wei Yang fuese cruel, le parecía una joven apasionada. Sus agallas para amar, para odiar, para pensar e incluso tomar cartas sobre el asunto, mientras escuchaba la opinión del resto le agitó el corazón como un vino caliente. Salió de su escondrijo. Nadie lo habría visto nunca, ni los guardias de Tuoba Yu, ni la misma familia Li conocía aquel lugar.
–Ya lo entiendo. – Tuoba Yu suspiró aliviado. – Ahora sé lo que tengo que hacer.
Li Wei Yang sonrió levemente y el príncipe captó su expresión sutil. El corazón de Tuoba Yu se agitó: una agitación tierna y dulce. La inquietud que había acumulado en su corazón durante su conversación se disipó de repente. Mientras Li Wei Yang le comprendiese y le apoyase, aunque el mundo le acabase juzgando, sentiría que actuaba como debía.
Se dio cuenta que los sentimientos que tenía por esa muchacha eran totalmente distintos a los de antes. La intimidad que evocaba le hacía sentir como si estuviese hablando con algún viejo amigo.
Tuoba Yu dio un paso adelante y le cogió la mano con firmeza. Después de hablar con ella durante tanto tiempo, sentía que era una persona realmente importante y no la pensaba soltar.
Li Wei Yang frunció el ceño. El silencio que se sembró entre ambos se fue volviendo ambiguo.
Tuoba Yu se había decidido en un impulso. Le cogió la mano con fuerza y habló con determinación y tranquilidad
–Voy a pedirle a padre que te convierta en Zheng Fei[3].
Tuoba Yu le prometió la posición de Zheng Fei. Li Wei Yang comprendía sus intenciones, pero no demostró su timidez o pánico. Era una persona determinada y lógica, no una muchacha que se enamoraba fácilmente. Sus ojos brillaron bajo la luz del sol, como agua caliente, pero sus ojos eran fríos.
–Su Alteza, ya te he dicho que los sentimientos no son de fiar. Te ayudaré, pero sólo como amiga. Necesitas una esposa que te pueda ayudar, no a alguien que sólo tiene el título de Xianzhu. Si vuelves a proponérmelo, tendrás que perdonarme si no soy educada. – Retiró la mano rápidamente.
Li Wei Yang lo entendía. Tenía la apariencia de una muchacha, lo que quedaba de su viejo yo estaba por dentro. No iba a olvidar su promesa. No entraría a palacio, ni se convertiría en la Zheng fei de Tuoba Yu o de cualquier otro. ¡No volvería a pasar por esa experiencia nunca más! ¡Ni Tuoba Yu, ni nade podría hacerla cambiar de decisión!
Sabía que cuánto más poder tuviese un noble, más se guiaría por sus palabras. Rechazar a alguien de esa manera no era muy diferente a despellejar a un tigre. Sin embargo, no le preocupaba que Tuoba Yu enfureciese por sus palabras, después de todo, si lo hacía, no podría llevar a cabo los planes que acababan de discutir. Además, Li Wei yang quería ser la aliada de Tuoba Yu. No como una subordinada leal, tampoco como la mujer que amase y cuidase. Quería familiarizarse con su conducta.
Tuoba Yu vio la expresión vacía y fría de su rostro y se desanimó un poco soltándole la mano de mala gana.
–Tengo que volver, perdóname. – Li Wei Yang habló de inmediato, entonces, se dio la vuelta y se marchó rápidamente.
Tuoba Yu observó como se iba como ausente, entristecido. No obstante, no se preocupó. Tendría muchas oportunidades de ganar su corazón.

*        *        *        *

Li Wei Yang se aceleró, no había esperado que Tuoba Yu le propusiese algo por el estilo. Ignoraba si el príncipe le profesaba sentimientos genuinos o, simplemente, creían que estaban en el mismo barco. Si esa situación iba a más no podría volver a encontrarse con él.
Pero las luchas de palacio acababan de empezar. La Emperatriz había dado a luz al príncipe heredero, pero como el Emperador había estado ocupado con asuntos de la corte, había descuidado su salud. El príncipe heredero tenía una determinación mediocre y, si alguien así se convirtiese en Emperador, no saldría nada bueno. No obstante, al menos no era un hombre despiadado. Para que un príncipe pudiese ascender al trono, tenían que gozar del apoyo del clan materno y de sus propias habilidades. Por muy talentoso que fuese un príncipe, si no reunía estas condiciones, su único destino era observar el trono a lo lejos. Li Wei Yang iba a ayudar a Tuoba Yu hasta que derrotasen a Tuoba Zhen, esa serpiente venenosa que soñaba con ser Emperador entre las zarzas.

La princesa Jiu lloraba de frustración en el pabellón.
–¡Me ha engañado! ¡Me ha dicho que se iba al baño! ¿Dónde se ha metido?
Li Wei Yang sonrió mientras se le acercaba y le preguntó:
–¿Has perdido a Li Min De, princesa?
La princesa Jiu estaba furiosa, pero al ver la sonrisa de Wei Yang, retrocedió un par de pasos instintivamente.
–Yo… Yo… – Esa joven la aterrorizaba a pesar de que sólo estaba sonriendo.
Tuoba Yu llegó y cogió a su hermana por el cuello de la ropa.
–Vamos. ¡Tu madre debe estar preocupada!
–¡Qi ge, bájame! – La princesa sacudía los puños, desafiante. – ¡Eres demasiado, Qi ge!
El resto de criados los siguieron al ver cómo Tuoba Yu cogía a la princesa en brazos.
Li Wei Yang se dio la vuelta y sonrió.
–Muy bien, se han ido. Ya puedes salir.
–¿Cómo has sabido que estaba aquí? – Dijo Li Min De saliendo de un lado risueño.



[1] Tuoba Yu dice xiōngdì (兄弟) que, literalmente, significa hermano. Lo que está diciendo es que se juraron fraternidad, tratarse como si fueran hermanos de verdad, no que fuese adoptado o algo por el estilo.
[2] Wangshu (望舒) significa es un título nobiliario que se refiere al hermano del emperador.
[3] Zheng fei es la princesa imperial, la esposa oficial de un príncipe, no una consorte o una concubina. 

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