Capítulo 8

febrero 12, 2018


‒Mamá… ‒ Hai Xiu abrió la puerta del dormitorio de Jiang Yu Man aquella mañana de domingo.
‒¿Sí? ‒ Jiang Yu Man dejó de lado su trabajo y respondió rápidamente, cerró el portátil con una sonrisa y preguntó. ‒ ¿Qué pasa?
‒¿Puedo… Puedo salir? ‒ Hai Xiu volvió a abrir los labios que tenía fijamente cerrados.
Jiang Yu Man estaba sorprendida, entonces, sonrió y volvió a hablar.
‒¡Claro! ¿Qué vas a hacer? ¿Quieres que te acompañe?
‒Voy a casa de un compañero de clase. ‒ Contestó Hai Xiu.
Jiang Yu Man se sorprendió todavía más y la sonrisa de sus labios desapareció.
‒¿A casa de uno de clase? ¿Quién?
‒…Con el que comparto escritorio. ‒ Hai Xiu sonrió. ‒ Nos conocemos un poco…
El corazón triste de Jiang Yu Man no daba crédito.
‒¿Un amigo nuevo?
Hai Xiu asintió con un gruñido y los ojos entusiasmados. Las esquinas de la boca de Jiang Yu Man se tornaron risueñas.
‒¿Es una chica?
‒Es un chico. ‒ Hai Xiu sacudió la cabeza.
‒Vale. ¿Cuándo te vas? Te puedo llevar. ‒ Dicho esto, se levantó para cambiarse pero Hai Xiu la detuvo.
‒¡No, no, no! Va a venir a recogerme.
‒¿A recogerte?
-Sí… ‒ Asintió.  ‒ Le da cosa que no encuentre su casa si voy solo.
Aquello despertó la curiosidad de Jiang Yu Man. Era normal que dos chicos jugasen juntos, ¿pero que se fueran a buscar?
‒Bueno, pues cortaré un poco de fruta. ‒ A su madre se le ocurrió una idea. ‒ Hazle pasar y que coma un poco antes de irse.
Hai Xiu titubeó: no había quedado con Feng Fei para esto, así que lo mejor sería llamarle para preguntarle. Salió de la habitación con su madre y le dijo:
‒Déjame llamarle antes que nada.
‒Sí, claro.
Hai Xiu volvió a su habitación, cogió el móvil y marcó el número. Feng Fei contestó a los pocos segundos.
‒Qué poca espera. Ahora voy.
Hai Xiu se ruborizó, sin saber porqué, al escuchar la voz del otro chico.
‒Mi madre… ‒ Bajó el tono de voz. ‒ Quiere que pases. ¿Te… importa?
Feng Fei hizo una pausa breve.
‒Claro… ¿Qué? ¿No ibas a dejarme entrar?
Feng Fei, en ese preciso instante, se quitó las gafas y giró el volante del coche con el que acababa de entrar en el vecindario de Hai Xiu.
‒¿Qué le gusta a tu madre?
Hai Xiu, perplejo, contestó tal que así:
‒Le gusto yo.
Feng Fei se rió echando un vistazo por la calle hasta que sus ojos brillaron y aparcó. Apagó el motor y le dijo a Hai Xiu:
‒¿Cuál es la flor favorita de tu madre?
‒La hortensia blanca… ¿Por?
‒Nada. ‒ Feng Fei sonrió. ‒ Llego en diez minutos.

El timbre sonó diez minutos exactos más tarde.
‒Oh. ‒ La madre de Hai Xiu miró a Feng Fei, que le entregó el ramo de flores. ‒ Qué educado. No hacía falta.
‒No he gastado dinero, son de mi familia  ‒ Comentó Feng Fei risueño. ‒ Hai Xiu me ha dicho que le gustan las hortensias. No tenía nada qué ofrecerle, así que he cortado unas cuantas para usted.
Jiang Yu Man le sonrió a su hijo y, entonces, volvió a centrarse en el invitado.
‒Siéntate y come algo. Hai Xiu, traéle algo de beber. Voy a por un jarrón para las flores.
Jiang Yu Man se marchó en busca de un jarrón y, aprovechando el momento, Hai Xiu se le acercó incrédulo.
‒Tú… ¿Por qué has…?
‒No es nada, ya lo arreglaremos luego.
Feng Fei no podía permitir que Jiang Yu Man supiera que había conducido un coche hasta su casa, básicamente, porque eso la preocuparía y no era algo que desease. Por suerte, Feng Fei había ido a comprar las flores y había aparcado por allí.
‒Las flores…
Feng Fei se tapó los labios con un dedo y le indicó que se acercase.
‒¿Has hecho los deberes? ‒ Preguntó mientras comía.
‒Anoche. ‒ Contestó Hai Xiu.
‒Qué rápido. ‒ Feng Fei ladeó la cabeza. ‒ Tráetelos, me los voy a copiar esta noche.
Hai Xiu frunció el ceño.
‒Otra vez copiando…
‒Tsk… Sólo voy a copiarme los de chino, ¿vale?
Hai Xiu acabó llevándose todos los deberes para que Feng Fei los acabase.
‒¿Hai Xiu?  ‒ Jiang Yu Man, que volvía con un jarrón en las manos se disculpó con Feng Fei. ‒ ¿Te ha dejado aquí solo?
Feng Fei sonrió.
‒No pasa nada. Ha… Ha ido a por su libro. Me ha dicho de estudiar esta noche. ‒ Entonces, se miró a la mujer con total sinceridad. ‒ ¿Puede quedarse a dormir?
‒¿A dormir? ‒ Jiang Yu Man se soprendió.
‒Sí, ¿todavía no se lo ha dicho?  ‒ Feng Fei parecía totalmente tranquilo conforme hablaba. ‒ Iremos a mi casa, jugaremos a la consola y estudiaremos después de comer. Si hace buen tiempo mañana iremos a jugar a béisbol. ‒ Sonrió.  ‒ Aunque tal vez le moleste si interrumpo su estudio…
‒¿Cómo me iba a molestar? ‒ Si era para que su hijo jugase e interactuase como un niño normal de su edad, valía la pena. ‒ Mi Hai Xiu es un poco introvertido desde pequeño… Así que me preocupa bastante, además siempre he sido muy estricta con él y por eso no tiene amigos…
Feng Fei adivinó que la madre de Hai Xiu no quería contarle lo de su enfermedad.
‒Él es introvertido y yo extrovertido, nos llevamos bien.
Feng Fei llevaba puestos unos pantalones color crema y una camiseta blanca con sus bambas.
‒Me alegro. Divertíos. Aunque espero que no sea mucha molestia para tus padres.
Feng Fei no confesó que sus padres ni siquiera sabían que iba a haber otra persona en su casa aquella noche y mucho menos, iban a aparecer por ahí.
‒Claro, no es para tanto. ‒ En ese momento, Hai Xiu salió de su habitación. Feng Fei se levantó de la silla. ‒ ¿Listo?
Hai Xiu asintió y Feng Fei, sin esperar a que dijera nada más, se dirigió a su madre.
‒Bueno, pues nos vamos.
‒Saluda a tus padres de mi parte. ‒ Contestó Jiang Yu Man, entonces, miró a su hijo y le dijo. ‒ Dale recuerdos a sus padres. Aprende un poquito de Feng Fe, ¿vale?
Feng Fei sonrió, bajó la vista y observó cómo Hai Xiu cedía en silencio a las órdenes de su madre. Jiang Yu Man quiso darle algo para sus padres, pero Feng Fei la rechazó educadamente.
‒No se moleste. Iremos en metro y no me gustaría perderlo.

Feng Fei suspiró aliviado y abrió la boca para hablar, cuando Hai Xiu le interrumpió.
‒¡Ay! ¡Se me ha olvidado la tarjeta del metro!
‒Déjalo. ‒ Feng Fei reflexionó en ello. ‒ Pensaba que te iba a costar la vida preguntárselo a tu madre. ¿Se lo has dicho tú?
‒Sí… Mi… Mi madre me ha dicho que sí. ‒ Hai Xiu asintió.
‒Pues claro. Mira lo bien que voy. ‒ Feng Fei le echó un vistazo a la mochila de Hai Xiu y se la subió al hombro cuando salieron del área residencial. ‒ Quédate aquí, no te muevas. Voy a por el coche.
La casa de Feng Fei estaba bastante lejos y temía que Hai Xiu se aburriese, por lo que cuando el semáforo se puso en rojo, cogió su propia mochila del asiento de atrás y se la pasó a Hai Xiu.
‒Llevo la Tablet en la mochila, puedes jugar si te aburres.
Hai Xiu sacó la Tablet y se sorprendió al ver el fondo de pantalla.
‒Esto… ¡¿Cuándo la has sacado?!
Era una foto de Hai Xiu durmiendo sobre la mesa y Feng Fei detrás de él haciendo el signo de la paz con los dedos de la mano y una sonrisa maliciosa. Debió haberla sacado durante el mediodía porque a través de la ventana se colaba un sol dorado.
‒Te quedaste dormido por la tarde. ‒ El coche de delante del suyo se movió y Feng Fei avanzó. ‒ ¿Qué? ¿Buena foto?
Hai Xiu sonrió sin responder y, en su lugar, miró qué tenía por el escritorio de la Tablet. Feng Fei le miró con el rabillo del ojo. Ver a Hai Xiu juguetear con la Tablet y cogiendo su mochila le transmitía una sensación buenísima.
‒Li… Li Bai…
‒¿Eh? ‒ Feng Fei no le entendió.
‒”Una visita de ensueño a la montaña Tianmu” de Li Bai muestra su… Su desprecio por la gente poderosa… ‒ Hai Xiu encontró las preguntas del examen y empezó por la primera página. ‒ ¿En qué verso?
Feng Fei cerró los ojos un instante. La calidez que había estado sintiendo en su corazón desapareció de repente, dejando atrás una sensación trágica y solemne. Adelantó al coche de delante e, inexpresivo, contestó.
‒ “¿Por qué debo agachar la cabeza y arrodillarme ante los influyentes y ricos que me arrancan mi sonrisa alegre?”.
Hai Xiu estaba feliz.
‒Por fin te acuerdas. Te equivocaste en el examen del mes pasado… La siguiente pregunta es sobre “La torre ascendiente de Yueyang” de Du Fu. ¿En qué verso se translitera la angustia y las lágrimas sentimentales de su vida?
Feng Fei rechinó los dientes.
‒ “Me entero de que la rabia separatista de la guerra sigue en el norte y yo, apoyado contra la barandilla, ¡lloro, me quejo y sollozo!”.
‒¿Cómo se escribe “Ti Si”?
‒Con tres puntos a partir del “Di” de “hermano pequeño” y con un dos y tres cuatros.

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