Capítulo 41

julio 26, 2018


Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
‒Mateo 11: 28-30

Xu Ping se dio cuenta que había cometido un error una semana antes de la cita a ciegas.
Había colocado el reloj de su hermano al lado de la lámpara del escritorio de su cuarto. A veces, cuando revisaba los borradores, miraba las figuritas de madera y se dejaba embargar por la felicidad. Su regalo de cumpleaños le parecía un tesoro muy dulce. Si no fuese porque era de sueño ligero, hubiese estado al lado de su cama.
La musiquita del pájaro a medianoche le despertó tres noches seguidas y no consiguió dormirse hasta al cabo de otras dos horas de vueltas y tumbos por la cama. Lo aguantó hasta el martes por la mañana que lo comentó de pasada mientras comían.
‒¿Y si se rompe el reloj?
‒Lo puedo arreglar. ‒ Contestó Xu Zheng mientras se comía las gachas.
‒¿También puedes cambiar la hora a la que sale el pájaro?
Su hermano asintió con la cabeza.
‒Es muy complicado. Puedo hacerlo.
Xu Ping suspiró aliviado. Cogió el reloj con cuidado y lo dejó sobre la mesa del café.
‒Si después de trabajar tienes tiempo, ¿podrías cambiarlo para que suene a las seis?
Xu Zheng observó a su hermano durante un buen rato y asintió con la cabeza.

El martes por la tarde los jefes se habían ido a una reunión fuera de la ciudad, así que el ambiente de la oficina era tranquilo. Xu Ping les hizo saber a sus compañeros que se iba al hospital a por sus resultados. En realidad, había tenido que pasar por un largo proceso para poder ir a saber cómo habían ido sus revisiones porque había perdido el papel.
Hojeó sus resultados y descubrió que, a parte de lo básico en la vista, el paso y la presión sanguínea, no entendía la mitad de los términos en latín ni las muchas abreviaciones médicas.
El doctor le había escrito dos consejos al final a modo de resumen. El primero decía que estaba demasiado delgado y que eso no era una buena señal en cuanto a salud; el segundo mencionaba que sus niveles de CEA estaban muy altos y le recomendaba una revisión por parte de profesionales en ese campo.
Xu Ping pasó las páginas y encontró que los resultados de su CEA indicaban que estaba en 8.2. Frunció el ceño.
En el departamento de revisiones había un doctor delegado a contestar cualquier pregunta sobre los informes. Xu Ping tuvo que esperar muchísimo tiempo en la cola.
‒Me gustaría saber qué significa que tengo un CEA alto. ‒ Le entregó el informe al hombre de mediana edad.
‒¿Fuma? ‒ El doctor ojeó los resultados.
‒No.
‒¿Alguna vez le han diagnosticado pancreatitis o cirrosis?
‒No.
‒¿Defeca con normalidad?
‒¿…Supongo?
‒¿Defeca sangre?
‒No…
‒¿Ya ha comido?
‒Todavía no.
‒Estupendo; tome esto y diríjase al departamento de gastroenterología. Pida que le hagan una gastroscopia y una colonoscopia.
Xu Ping se quedó callado unos segundos antes de volver a preguntar entre susurros:
‒¿Podría decirme lo que es el CEA, por favor?
‒Es glicoproteínas. Tener un nivel alto suele significar que hay un problema con el sistema digestivo, pero hasta que no se examine no podemos estar seguro. Vaya y regístrese. Es en la tercera planta.

Xu Ping se tumbó de lado con el batín blanco y la boca abierta.
El doctor le introdujo un tubo de plástico negro por la boca. A pesar de que le habían administrado anestesia, la sensación de tener un objeto en su esófago era de todo menos cómoda. Sus reflejos le daban arcadas y le brotaba la saliva. El doctor le recordó que no debía tragar, así que tuvo que aguantarse. El procedimiento tardó una hora y media. Dos horas después aún sentía un ardor en el estómago por la biopsia. El doctor le dijo que se pasase el viernes a por sus resultados y que intentase comer comida líquida y evitase la verdura, la fruta o los lácteos para la colonoscopia del viernes.
Xu Ping se sentía incómodo sólo de pensarlo, sobre todo porque tenía una cita a ciegas ese mismo día.
Preocupado, le preguntó al médico si podría acudir y éste le aseguro que lo hablarían después de los resultados de la biopsia con un tono tranquilo y sereno.

Xu Ping pasó una semana ajetreada. Se había saltado tantos días de trabajo que ahora parecía no acabar nunca. El libro a su cargo iba a llevarse a la imprenta el siguiente mes, y todavía no había acabado de editarlo. Wang Zedong le recordaba a diario lo de su cita el viernes, que lo suyo era que fuera en traje, con zapatos de cuero y que se cortase el pelo. Hasta su hermano le dio faena. Al parecer, le había sentado algo mal y se pasó toda la noche del miércoles con diarrea.
Xu Ping casi enloquece.
No es que no pensase en sus resultados. Se informó online sobre lo que era el CEA cuando volvió del hospital. Al parecer, el nombre completo era atingen carcinoembriónico, y según parece era el motivo por el que sus pies y sus manos siempre estaban frías. En la web ponía que un nivel alto de CEA también podía significar otras muchas cosas, como cáncer.
No te asustes, se dijo.
Decidió dejar de lado el asunto porque angustiarse no le iba a dar soluciones. El doctor tenía razón. Lo mejor era esperar los resultados de la biopsia y continuar como siempre hasta entonces.
No estaba solo. Tenía que cuidar de su hermano.

Xu Ping le pidió a Wang Zedong irse antes la tarde del viernes y fue a cortarse el pelo. El peluquero fue un muchacho de dieciséis años con el pelo teñido de dorado. El joven le pasó una revista para que escogiera el estilo que le gustase más. Xu Ping ojeó cada página, pero no le convenció nada. Cada modelo parecía más femenino que el anterior, y hasta se sorprendió al ver que los japoneses se hacían las cejas.
Cerró la revista y le pidió al peluquero que le rapase a pesar de la insistencia del joven por que se decantase por otra cosa.
Xu Ping pensó en su padre ahí sentado. Su viejo había muerto seis meses después de participar en un programa de televisión. Le había empezado a doler la garganta y tosió muchísimo durante la grabación. Xu Chuan lo ignoró y fue al médico mucho después de haber acabado de grabar. Siempre estuvo alegre antes de que le diagnosticasen, después de ello, le contó en secretos a Xu Ping que tenía que prepararse para dejar este mundo.
Lo había preparado todo meticulosamente, incluidos los temas de la herencia y las cuentas bancarias. Hasta se había organizado su propio funeral, tumba y demás. Xu Chuan fue muy fuerte durante todo el proceso. Su actitud fue fría, no tranquila.
‒No abandones a tu hermano. ‒ Fueron las últimas palabras que su padre le dedicó hasta el final de los finales.

‒Xu Ping.
Xu Ping se levantó del banquillo y siguió a la enfermera. El doctor era un hombre de unos cincuenta años con la mandíbula cuadrada y patillas. En su placa ponía: “Zhang”.
Estudió con esmero los resultados de la biopsia, le dijo muchas cosas a Xu Ping, que no entendió la mitad, con términos médicos
Xu Ping vio un pequeño cactus creciendo en el poyo de la ventana con una flor amarilla encima. Su corazón latía fuerte. Las ventanas estaban bastante arriba. Entrecerró los ojos por los rayos del sol desde donde estaba sentado.
Había visto las fotos de la biopsia antes que el doctor. No hacía falta que le confirmasen que era un tumor.
‒¿Es benigno o maligno? ‒ Preguntó cabizbajo.
Todo lo que el doctor le había dicho sobre el análisis y demás carecía de importancia. Sólo tenía una pregunta cuya respuesta necesitaba.
‒Será mejor que lo hable con su familia.
‒No tengo a nadie. Mi padre murió de cáncer de garganta hace dos meses, y mi hermano… ‒ Hizo una pausa. ‒ Tiene problemas de comunicación.
El doctor le estudió como si tratase de adivinar si Xu Ping mentía. Xu Ping ya había adivinado la respuesta, pero no iba a pensar en ello hasta que el doctor se lo confirmase.
‒Es maligno.

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