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marzo 09, 2019


Los trece amigos llegaron a las aguas termales después de un largo trayecto en coche. Hacía tanto frío que Hai Xiu tenía las orejas coloradas. El chico estaba nervioso y avergonzado por lo que Feng Fei le había estado haciendo en el coche. ¡Cómo podía haberle besado de esa manera delante de otra persona! ¡Qué desvergonzado! Puede que He Hao no los viera, pero lo podía adivinar sin tener que pensárselo mucho.
Hai Xiu no se atrevía a mirar a He Hao, pero es que el mismísimo He Hao se hallaba en la misma situación. Como cualquier hombre heterosexual, esa escena debería haberle asqueado, pero como no vio nada, sólo escuchó sonidos, todo se le hizo muy grande.  Feng Fei, por otra parte, se comportaba como si nada.
–Las tres chicas compartirán la suite y los chicos tenéis habitaciones de dos. ¿Qué os parece? – El delegado miró al resto y viendo que todo el mundo estaba de acuerdo, se dirigió a su habitación.
Feng Fei cogió la tarjeta del hotel y Hai Xiu le siguió hasta su habitación. Shao Yue Ying entrecerró los ojos para mirar bien a Hai Xiu desde la recepción.

–¡Qué calor…!
Lo primero que hizo Feng Fei al entrar en su cuarto fue saltar sobre la cama en ropa en interior. Se bebió una botella de agua y se dio la vuelta para mirar a Hai Xiu.
–¿No tienes calor? ¡Quítate la ropa de una vez! ¡Venga, cámbiate y vámonos!
Feng Fei le paso la ropa que prestaba el hostal para sus clientes. Hai Xiu vaciló a lo que Feng Fei esbozó una mueca traviesa.
–¿Te da vergüenza? – Feng Fei se le acercó. – ¿Quieres que te ayude a quitártela?
Hai Xiu no podía ni hablar. Hasta ese momento no había estado incómodo, pero la idea de desnudarse delante de él…
–S-Serás… – Tartamudeó.
–¿Quieres que me vaya? – Preguntó Feng Fei. – ¿O prefieres que me dé la vuelta?
–N-No… hace falta. – Hai Xiu no quería ser un hipócrita, por lo que empezó a desnudarse con movimientos lentos.
No había terminado de desabrocharse la camisa que Feng Fei anunció que saldría al balcón para admirar las vistas, aunque en realidad, sin haber visto nada, su deseo se acrecentó.
En el balcón, Feng Fei corrió las cortinas y Hai Xiu suspiró aliviado.
–Ya estoy, Feng Fei…
Feng Fei volvió a correr las cortinas y se lo miró de arriba abajo durante un buen rato.
–¿Qué… miras tanto? – Hai Xiu no sabía dónde meterse.
–Qué piernas tan largas tienes. Bueno, venga, nos vamos.

Se asearon y entraron en la zona de las aguas termales para unirse al resto del grupo que ya llevaba bromeando y charlando un buen rato.
–Has tardado más que una chica, Hai Xiu. – Bromeó Shao Yue Ying.
–Ya sé que soy lento… – Hai Xiu sonrió.
–Si necesitas cualquier cosa, dímelo. – Shao Yue Ying le dedicó otra sonrisa amable.
–Sí, gracias.
Hai Xiu y Feng Fei se metieron en el agua. Estaba tan caliente que Hai Xiu se quemó toda la espalda y se quedó casi sin respiración.
–¡Pero cuidado! – Exclamó Feng Fei. – ¿Quieres que te acompañe allí? El agua está más fría.
–No, no. – Hai Xiu sacudió la cabeza repetidas veces. – Es que no estaba prestando atención, estoy bien, tranquilo.
Feng Fei tiró de él y le examinó la espalda: estaba roja. No era nada serio, pero Feng Fei recogió agua de la piscina del medio en un barreño y le trajo algo fresco para beber. A continuación, vertió el agua sobre un poco de hielo que había pedido y acarició la espalda de Hai Xiu con eso.
Hai Xiu se estremeció.
–Vaya, esa reacción también se ve en otro tipo de situaciones… – Susurró Feng Fei en el oído de Hai Xiu.
Hai Xiu no entendió la connotación sexual del comentario de Feng Fei, por lo que contestó con un:
–Ah, sí…
Feng Fei casi pierde el control de sí mismo al escucharle hablar. Sabía que el muchacho aceptaría todo lo que él le quisiera hacer o dar y eso era un golpe duro para su control. Si le pedía hacer aquello… Hai Xiu aceptaría…
Feng Fei detuvo su hilo de pensamiento a tiempo para no emocionarse demasiado y ahora no podía salir del agua. Le tapó los hombros con una toalla a Hai Xiu para que no se volviera a quemar con las piedras de la piscina bajo la atenta mirada del resto de sus compañeros.
–Qué amable está siendo con él, ¿no?
–Es porque he empezado a salir con alguien. – Feng Fei respondió a sus burletas con total seriedad.
El grupo se quedó atónito y en cuestión de segundos todo el mundo empezó a bombardearle con preguntas.
–¿Es guapa?
–Sí, preciosa. Y su altura es perfecta.
–¿Es muy alta?
–No demasiado. Diría que… lo normal. Tiene una buena altura para abrazarle y besarle.
–¿Sí? ¿Y su personalidad? ¿Es adorable?
–Es una persona encantadora.
Cuánto más hablaba, más presumía de Hai Xiu mientras que la persona en cuestión desviaba la vista avergonzado. He Hao, de la misma manera que Hai Xiu, se quedó allí de pie, escuchando incrédulo todos los cumplidos de Feng Fei.

Al cabo de un buen rato, el grupo se reunió en una esquina de la piscina para charlar y jugar.
–¿Quieres que salgamos ya? Vamos a algún sitio que nos dé menos bochorno.
Hai Xiu asintió.
–¡Oh! ¡Yo también quiero ir! – Shao Yue Ying se les unió como quien no quiere la cosa. – Tengo la piel seca, se ve que no es bueno que me esté por aquí demasiado tiempo… – Le explicó a Hai Xiu.
Shao Yue Ying ignoró completamente a Feng Fei, Hai Xiu era lo único que veía.
–¿Sabes? – Continuó entablando conversación con Hai Xiu. – Nunca me he puesto protección solar en la playa y, aun así, no me he quemado nunca tampoco. Increíble, ¿verdad?
¿Y a quién coño le importaba que no se quemase? Feng Fei no la soportaba.
–Pues… Sí que lo es, sí.
–Sí, a lo mejor es porque no uso mucho cosmético. – Shao Yue Ying sonrió. – Siempre he tenido una piel bonita.
¿Entonces la que se había presentado con una cara más blanca que un fantasma unas cejas dibujadas con lápiz quién había sido? Feng Fei no pudo aguantarse más y saltó:
–¿Cómo vas a tener una piel fea a nuestra edad? Venga, Hai Xiu, vámonos.
Shao Yue Ying se levantó para seguirlos, pero Feng Fei anunció bien alto para que la otra se enterase que quería que lo acompañase al baño.
Hai Xiu se quedó mirando a Shao Yue Ying, recogió su toalla, se tapó y siguió a Feng Fei.

–Por aquí no se va al… baño. – Hai Xiu miró el cartel. – ¿No querías ir?
–Sólo he dicho eso para que esa no se nos acople. – Confesó Feng Fei. – Se ha pasado todo el día pegándose a nosotros. ¡Qué pesada!
Feng Fei quería venir a estas aguas termales para pasar un día entero con Hai Xiu, no con otros.
–¿Te gusta su piel? – Preguntó Hai Xiu con la boca pequeña.
–No está mal. – En realidad, a Feng Fei casi se lo llevan los demonios cuando le escuchó decir aquello, pero al verle la cara no pudo explotar.
–Yo también tengo una piel bonita. – Empezó el otro. – Me baño todos los días y me pongo crema…
–¿De verdad? – La mirada de Feng Fei se oscureció.
–Sí…
–Pues déjame comprobar lo suave que la tienes.
Sin darle tiempo a reaccionar, Feng Fei lo sujetó por la cintura y tiró de él.

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