33

marzo 09, 2019


A Hai Xiu el corazón le iba como loco cuando salieron de la piscina.
–¿Quieres beber algo? – Feng Fei sonrió. Hai Xiu no se atrevía ni a mirarle.
–Sí… Mmm, gracias. – Susurró el chaval.
–De nada. – Feng Fei salió de la piscina, se puso el albornoz y le dijo. – Qué piel tan suave tienes.
Hai Xiu escondió la cara en el agua. Feng Fei se rio alegremente y fue a buscarle algo frío para beber. Hai Xiu no podía creerse que Feng Fei le hubiese tocado allí.
–¿Era tu amigo? –La voz pertenecía a un hombre que no había visto nunca. – ¿Estabas jugando con él?
Hai Xiu no contestó, se limitó a observar al desconocido con cautela. Parecía tener unos veinte años y en una de las manos llevaba una botella de alcohol.
–¿Te apetece pegar un trago? – Sonrió. – Tienes un cuerpazo.
Hai Xiu guardó silencio y se alejó nadando para evitarle. Sin embargo, el desconocido le siguió, se sentó y miró a su alrededor.
–¿Dónde se ha ido tu amigo? – Hai Xiu continuó dándole trato de silencio. – Podríamos ser amigos, ¿no? – El desconocido continuó mirando para todas partes. – Os he visto jugar en el agua.
El corazón de Hai Xiu dio un vuelco y miró a la cara aquel completo desconocido por primera vez. Aquel hombre los había estado mirando desde la terraza de la segunda planta, había presenciado a Feng Fei tirándole a una piscina y tocándole sin que él mismo opusiera ninguna resistencia. Ahora quería aprovecharse de él.
–No tengas miedo. – Empezó con una voz grave. – También podrías ser mi amigo. ¿Qué te parece?
Hai Xiu frunció el ceño. ¿Jugar a qué? ¿A salpicarse?
–No te pongas nervioso. – El desconocido calculó que con lo delgado que era, Hai Xiu no debía ser capaz de resistirse demasiado. – Sólo quiero que seamos amigos. ¿Por qué tienes las muñecas tan rojas? ¿Te ha pellizcado tu amigo? Mira, yo te enseño cómo se hace…
A todo esto, Shao Yue Ying tenía atrapado a Feng Fei en la barra del bar.
–Parece que os lleváis muy bien y que estáis muy unidos. – Sonrió ella. – Vosotros dos. ¿Sabes que-…?
–No sé nada. – Feng Fei mantuvo la vista fija en el camarero que le estaba haciendo el zumo.
Shao Yue Ying cerró la boca, pero la volvió a abrir instantes después.
–¿Por qué me da la sensación de que no te gusto, Feng Fei? ¿Te he hecho algo?
–Conozco a la novia de Hai Xiu, de hecho, es pariente mía. ¿Me pillas?
Shao Yue Ying empalideció.
–No voy a decir nada más. No voy a meterme contigo porque eres una chica, pero espero que entiendas que mientras yo esté aquí no vas a salirte con la tuya.
Shao Yue Ying se mordió el labio inferior, entonces, abrió la boca para hablar, pero la alarma de emergencia la interrumpió. Se cubrió los oídos y miró a Feng Fei que ya había salido corriendo como alma que lleva el diablo.

Feng Fei se escabulló entre la multitud y se colocó al lado del socorrista. Hai Xiu estaba ya fuera de la piscina,
–Yo… Yo… – Balbuceaba, sorprendido.
Feng Fei tiró de él para que se pusiera a su lado y le preguntó:
–¿Qué ha pasado?
–Alguien… – Hai Xiu señaló el fondo de la piscina. – El hombre ese… No… No sabe nadar… – Continuó con una vocecita.
Feng Fei miró por encima de Hai Xiu y vio al hombre inconsciente que yacía en el borde de la piscina.
–¿Ese  quién es? – Preguntó con el ceño fruncido.
–¿No… No me habías dicho que me traerías algo para beber? – Hai Xiu cambió de tema.
Feng Fei tuvo que reírse. Se había angustiado tantísimo que hasta se le habían olvidado las bebidas. Le costaba hasta respirar. El adolescente cogió aire, le revolvió el pelo a Hai Xiu y le dijo al socorrista.
–Bueno, ya te ocupas tú del resto. – Dicho esto, se llevó a Hai Xiu medio a rastras.
Hai Xiu se excusó y siguió a Feng Fei hasta la habitación para explicarle lo sucedido con más detalle. Cuando el desconocido le había empezado a tirar de la mano comprendió la situación. Hai Xiu le había asegurado que su amigo estaba al caer y que no le apetecía jugar con nadie más, que le dejase en paz. No obstante, el desconocido se había limitado a hacer una mueca e insistir. Cuando Hai Xiu retrocedió para alejarse de él, había pulsado sin querer la alarma de auxilio. El desconocido había entrado en pánico y de los nervios había tragado demasiada agua.
–Me… ¿Me he pasado?
–¿Pasarte?  – Feng Fei cogió aire. – Cariño, ¿por qué no le has ahogado y punto?
Hai Xiu soltó una carcajada.
–No digas tonterías.
–Bueno, vale. Al menos ha tragado agua. – Feng Fei contuvo la ira y esbozó una mueca de alivio. – Me alegro que se te haya ocurrido pulsar la alarma.
–Bueno… – Hai Xiu volvió a reír. – En realidad, he pensado en ahogarle después de apretar el botón…
Feng Fei rompió a reír con ganas. Tumbó a Hai Xiu sobre la cama y le besó en los labios.
–Lo siento, no debería haberte dejado-…
–No importa. – Hai Xiu sacudió la cabeza. – No ha sido culpa de nadie. Además, no es fácil meterse conmigo.
–¿Qué no es fácil? – Feng Fei se lo miró con ironía. Entonces, recordó que este chico le había dado un sillazo a su profesor.
–Aunque lo fuera… – Hai Xiu suspiró. – Tampoco le hubiera dejado irse de rositas.
El corazón de Feng Fei pegó un vuelco cuando le escuchó decir aquello. Intentó tranquilizarse y le acarició la mano a Hai Xiu.
–¡Qué frías tienes las manos! – Le regañó.
–Bueno, me he asustado y… Ahora mismo estoy un tanto nervioso.
–¿Te has asustado? –Feng Fei notó una presión en el pecho. – ¿Te has hecho daño?
–No, – Hai Xiu volvió a sacudir la cabeza. – ya sabes que nado bien…
–Primera noticia que tengo de eso. – Feng Fei se burló.
Hai Xiu se sentía mucho mejor que antes. Quería pedirle mimos a Feng Fei, pero le daba vergüenza.
–¿Y si-…?
–Ahora vamos. – Respondió Feng Fei. – Se me han pasado las ganas de estar aquí. Voy a decírselo a los demás. ¿Te importa esperarme?
Hai Xiu asintió. Le daba pena irse tan pronto, pero si iba a estar con Feng Fei valía la pena.
–¿O prefieres que me quede contigo un rato? – Propuso Feng Fei.
–No, estoy bien.
–Me quedaré contigo un ratito. – Feng Fei pidió a recepción que les subieran algo para comer. – Voy a por el camarero, cierra la puerta. No abras a nadie que no sea yo, ¿vale?
–No hace falta que te andes con tanto cuidado…
–Y tanto que hace falta. – Suspiró. – Es la primera vez que vengo y pasa algo como esto.
Poco después, llegó el camarero con un carrito con la comida.
–Come despacio. – Aconsejo Feng Fei. – No sé dónde estarán los otros, puede que tarde en encontrarlos. Si acabas y no he vuelto, haz las maletas, ¿vale?
Hai Xiu asintió y Feng Fei se marchó junto al camarero.

Feng Fei se paseó por la posada con una mirada que mataba. He Hao acababa de salir de comer, así que estaba grogui y quería irse a dormir.
–¿Qué pasa? – Preguntó al ver a su amigo. – ¿Le ha pasado algo a Hai Xiu?
–Sí, ahora está en la habitación descansando. – Feng Fei se frotó el cuello. – He encontrado un punto ciego en las cámaras de vigilancia. – Explicó con una frialdad aterradora. – ¿Te apetece venir a partir caras conmigo?
–¿De quién estamos hablando? – He Hao se recompuso y se arregló el albornoz que llevaba puesto.

Una hora después, Feng Fei abandonaba la posada con Hai Xiu ya de mejor humor. Llevaba tanto tiempo sin pelearse que se había sorprendido a sí mismo de que sus habilidades continuasen a la par de un contrincante digno. He Hao no había participado mucho, básicamente, le había tenido allí para vigilar que no se acercase nadie.
Feng Fei tarareaba al volante del coche, con una gran sonrisa de oreja a oreja. Menudo idiota, mira que atreverse a meterse con su Hai Xiu.
–¿Quieres comer algo? Te puede dar yo de comer. – A Hai Xiu le preocupaba que le entrase hambre y sacó un par de donuts.
Feng Fei asintió y agachó la cabeza un poco para poder pegar un bocado al pastelito.
–No puedo ir por autopista, aún no iremos para casa. Te quiero llevar a otro sitio.
–Como quieras.
Feng Fei miró a Hai Xiu y esbozó una sonrisa. Acababa de pelearse por él y le gustaba esa sensación.

You Might Also Like

0 comentarios

Popular Posts

Like us on Facebook

Flickr Images