12. Visita Nocturna I
abril 26, 2020
¿Acaso la esclava lo habría organizado todo de verdad?
Pero eso era imposible; la mayoría de los ingredientes y medicamentos provenían
de El Pasa y, dado que las relaciones diplomáticas habían sido fallidas durante
tanto tiempo, el intercambio de conocimientos había sido nulo. Además, en las
montañas de El Pasa crecían muchas hierbas autóctonas que hasta el mismísimo
Jorge desconocía.
Jorge se levantó, se puso una bata y se dirigió al
almacén médico para inspeccionarlo a fondo a pesar de las quejas de su esposa
llamándole loco. La pasión por aclarar las dudas de un erudito era imparable,
así que a las dos de la mañana, se encaminó a la cárcel con unos cuantos
ingredientes que había elegido de las estanterías.
En las mazmorras, Chloe trataba de averiguar el por qué
de su ventura. Su calidad de vida era mucho mejor de lo esperado, pero desde
que la habían nombrado princesa todo se había complicado. Ni siquiera quería
recordar su vida de casada con Gilbert y en esos momentos estaba en el
calabozo. ¿Tal vez sería su castigo por haber lamentado vivir una vida apacible
y monótona? Su anterior no había ocurrido nada destacable y por ello había
muerto entre lamentos y en la actual había acabado en lo más bajo de un sistema
de castas que la etiquetaba de esclava. No obstante, se dio cuenta que la vida
en sí era algo que debía atesorar sin que importasen las circunstancias.
Consciente de que había ciertas cosas indeleble en su destino, decidió reír,
disfrutar, apreciar, probar y experimentar tanto como pudiese.
Un carraspeo interrumpió su hilo de pensamiento. Chloe se
sorprendió de encontrarse a Jorge a esas horas de la noche, pero no tardó en
reparar en los botes de ingredientes y adivinar cuál era el motivo de su
imprevista visita.
–¿Has reflexionado? – Parecía un niño ansioso.
–Sí, señor. – Chloe se puso en pie y se disculpó. – He
cometido una imprudencia imperdonable, algo que una esclava no debería haber
hecho jamás.
–Vale. He venido porque, eh, quería poner a prueba tus
conocimientos. – Explicó Jorge enseñándole los botes de medicina que había
traído consigo. – El Imperio favorece la terapia física y las cirugías sobre
las drogas terapéuticas. – Continuó. – Yo creo que deberíamos hacer lo
contrario y el almacén es donde he estado guardando todas las medicinas del
Imperio durante mi investigación.
Chloe, nacida y criada durante veintitrés años en una
farmacia de la Capital de El Pasa, agradeció a su buena estrella haber podido
conocer a Jorge y le dijo todo lo que sabía sobre las medicinas que le había
traído sin miramientos.
–¿Cómo sabes tanto sobre las terapias de El Pasa? – Le
preguntó el médico atónito ante las descripciones extremadamente detalladas de
Chloe.
–Soy… una esclava de allí. Me capturaron durante la
guerra, pero he estado veinte años trabajando en la farmacia. – Explicó Chloe
convencida de que decirle que había sido una princesa sólo complicaría las
cosas.
A Jorge se le iluminó la cara, encantado. La muchacha
debía ser extraordinaria si la habían enseñado a leer y escribir.
Dichoso, Jorge empezó a preguntar a Chloe sobre los usos
de otros ingredientes y ella respondió. Lo único que se oía en la quietud de la
noche eran sus voces parloteando enérgicamente sin prestar atención a la hora
hasta que las velas se derritieron del todo y el amanecer hizo su aparición. El
médico acabó sentado delante de los barrotes para escuchar con atención la
charla de la joven que disfrutaba por primera vez en años de una conversación
intelectual.
–Eh, disculpe, señor. – Les interrumpió una voz. – Es
hora del desayuno para los prisioneros.
Jorge no podía creer que se hubiera pasado la noche
debatiendo técnicas, medicina o cuidados con Chloe. La muchacha era talentosa y
prácticamente una doctora, no podía permitirse malgastar sus habilidades. No
obstante, era una esclava – una esclava extranjera –, así que le era imposible
cambiar su estatus y mucho menos convertirla en doctora o enfermera.
A Jorge se le aceleró el corazón; la pasión por la
ilustración le abrumaba como a cualquier erudito ávido de saber. Hacerla
trabajar para el Imperio era lo más patriótico que podría hacer, así que ese
sería el trabajo de la niña.
* * *
* *
Chloe empezó a
trabajar en el almacén al día siguiente. Su nuevo trabajo consistía en escribir
un libro sobre ingredientes medicinales. En otras palabras, igual a su tesis
doctoral en su anterior vida, la joven sólo tenía que registrar e investigar
los usos, las categorías, los métodos y demás de los ingredientes y las
medicinas.
Jorge se quedó de piedra al ver la maestría con la que la
muchacha se ocupaba de la tarea, no dejaba lugar a duda de que había recibido
educación superior, y su favoritismo atrajo la atención de otros. Sin embargo,
Chloe ignoró la envidia ajena; estaba feliz por poder hacer algo que disfrutaba
y ser capaz de tomar decisiones sin preguntar. Era como haber vuelto a la vida
de El Pasa.
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